Los Trichet, Bernanke y otros no son un fenómeno nuevo. Han existido siempre y han ejercido su poder para gestionar las crisis a las que el mundo se enfrenta de vez en cuando. Han actuado a veces con acierto, las más con desacierto, e incluso han conspirado con el escaso grupo de personas que realmente poseen el dinero para que sus intereses no se viesen demasiado perjudicados.
A continuación traducimos, con comentarios entre paréntesis, “Financial crises: Lessons from history”, un jugoso artículo sobre crisis financieras del pasado” escrito por Steve Schifferes para BBCNews y que sin duda nos ayudará a entender las maniobras de los Bancos Centrales. También encontraremos demasiados paralelismos con la situación actual.
El nerviosismo extremo de los mercados se centra en las perturbaciones de los mercados mundiales de créditos. Las preocupaciones sobre la viabilidad de los préstamos hipotecarios sub-prime se han extendido por todo el sistema financiero, y los bancos centrales se han visto forzados a bombear miles de millones de dólares para abastecer los engranajes del sistema de préstamos.
¿Pero qué ocurrió en crisis financieras previas, y que lecciones nos dan para la presente?
Según el Fondo Monetario Internacional, hay un número creciente de crisis financieras en el mundo. Entre las razones claves de las crisis financieras previas tenemos:
- La globalización ha incrementado la frecuencia y extensión de las crisis financieras, pero no necesariamente su gravedad.
- La intervención temprana de los bancos centrales es más efectiva que movimientos tardíos y limita la extensión de la crisis.
- Al estallar una crisis financiera es difícil predecir si la crisis tendrá consecuencias más amplias sobre la economía.
- Los reguladores a menudo no pueden mantenerse firmes con la marcha de las innovaciones financieras que pueden disparar una crisis.
El crash .com, año 2000
A finales de los 90, los mercados bursátiles hervían por la subida de las compañías de internet tales como Amazon y AOK, que parecían anunciar una nueva era para la economía.
Sus acciones subían como la espuma en las listas del Nasdaq, a pesar del hecho de que pocas de las firmas tenían beneficios reales.
El boom alcanzó su pico cuando el proveedor de servicios de internet AOL compró un medio tradicional por casi 200.000 millones de dólares (de la época no dólares actuales) en enero de 2000. La compañía agraciada por la operación fue Time Warner.
Pero en marzo de 2000, la burbuja estalló, y el índice de valores tecnológicos cayó un 78 % (fíjense que la caída se prolongó dos años y medio).
El crash tuvo repercusiones más amplias, ya que las inversiones cayeron y la economía de USA se ralentizó al año siguiente, un proceso exacerbado por los ataques del 11 de septiembre que llevaron al cierre temporal de los mercados financieros.
Pero la Reserva Federal, el Banco Central de los Estados Unidos recortó con intensidad los tipos de interés vigentes en 2001, disminuyendo los tipos desde un 6,25 % a un 1 % para estimular el crecimiento económico (fíjense pues que los tipos estables están más próximos al 6 que al 1, que sólo se produce en momentos de crisis severa).
Long-term capital management, 1998
El colapso del Hedge fund Long-Term Capital Market (LTCM) ocurrió durante la etapa final que comenzó en Asia en 1997 y se extendió a Rusia y Brasil en 1998.
LTCM fue un hedge fund establecido por los premios nobel de economía Myron y Robert Merton (menudo éxito tendrían estos fondos) para negociar con bonos. Los profesores creían que a largo plazo, los tipos de interés de lso diferentes bonos gubernamentales convergerían, y el “hedge fund” negociaba con las pequeñas diferencias en los tipos (un fondo especulativo de lo más estudiado).
Pero cuando Rusia falló en el soporte de sus bonos en agosto de 1998, los inversores huyeron del papel de diferentes gobiernos a los más seguros bonos del tesoro de los Estados Unidos, y las diferencias entre tipos de interés entre bonos se incrementaron rápidamente.
LTCM, que había pedido prestado mucho dinero prestado a otras compañías, empezó a perder miles de millones de dólares – y para liquidar sus posiciones tendría que vender sus propios fondos del tesoro de los Estados Unidos, hundiendo los mercados de crédito de los Estados Unidos en una tremenda confusión y forzando a elevar los tipos de interés.
Por ello, la FED decidió que era necesario un rescate. Pidió ayuda para una intervención conjunta de los Bancos de Estados Unidos, muchos de los cuales habían invertido en LTMC, y les persuadió a poner sobre la mesa 3.650 millones de dólares para salvar a la firma del colapso.
La FED tuvo que hacer otro recorte de emergencia en octubre de 1998 y los mercados pronto volvieron a la estabilidad. LTCM (lo que quedaba del fondo) fue liquidado en 2000.
El crash de 1987
El mercado de stocks de los Estados Unidos sufrió su mayor caída en un solo día en tiempo de paz el 19 de Octubre de 1987, cuando el índice promedio del Dow Jones Industrial de las principales compañías cayó un 22 % (y decimos que ahora hay crash). Como suele ocurrir, los mercados europeos y japonés (la estrella del momento) siguieron la estela de Estados Unidos.
Las pérdidas fueron disparadas por un rumor, según el cual se estaba produciendo operaciones ilegales y liquidación de activos, que fue dominando los mercados a le vez que la economía se ralentizaba.
También había preocupaciones sobre el valor del dólar, el cual había estado cayendo en los mercados internacionales.
Estos miedos crecieron cuando Alemania elevó los tipos de interés, impulsando el valor de su moneda.
Los sistemas de negocio computerizados recién introducidos exacerbaron la caída del mercado de stocks, ya que las órdenes de venta se ejecutaban automáticamente.
Las preocupaciones de que bancos grandes pudieran ir a la quiebra llevaron a la FED y a otros bancos centrales a bajar los tipos de interés bruscamente.
Se introdujo un sistema para “cortar circuitos” y limitar la negociación o permitir a las autoridades suspender la negociación durante cortos periodos.
El crash parecía tener poco efecto económico directo y los mercados pronto se recuperaron. Pero los tipos de interés bajos, especialmente en el Reino Unido, pudieron haber contribuido a la burbuja del mercado inmobiliario de los años 1988-89 y a las presiones sobre la libra esterlina que llevaron a su devaluación en 1992.
El crash también mostró que los mercados de stocks estaban ahora íntimamente relacionados, y cambios en la política económica en un país pueden afectar a los mercados en todo el mundo. También se impulsaron leyes contra las operaciones ilegales dentro del mercado de stock.
Escándalo del préstamo y ahorros en Estados Unidos, 1985
Las instituciones de ahorro y préstamo de Estados Unidos eran bancos locales que hacían préstamos a los hogares y tomaban depósitos de pequeños inversores.
Bajo la desregulación financiera a principios de los 80, se les permitió comprometerse en transacciones más complejas, y a menudo poco inteligentes (digamos las subprimes actuales), compitiendo de esa forma con los grandes bancos.
En 1985, muchas de estas instituciones estaban prácticamente en bancarrota, y la caída comenzó con S&L en Ohio y Maryland.
El gobierno de los Estados Unidos aseguraba muchos de los depósitos individuales en S&Ls, y por lo tanto tenían una gran fiabilidad financiera cuando colapsaron.
Se estableció la “Resolution Trust Company” para acometer la tarea de coger la compañía y vender las acciones que pudiera de S&L (tarea difícil).
El coste de la operación fue aproximadamente 150.000 millones de dólares (de la época).
Sin embargo, la crisis probablemente fortaleció a los bancos más grandes uniendo a sus rivales más débiles, por la oleada de fusiones y consolidaciones del sector bancario durante los noventa.
El crash del 29
El crash de “Wall Street de 1929”, “jueves negro”, fue el evento que envió a Estados Unidos y a la economía mundial a una caída en picado, contribuyendo a la Gran depresión de los años 30.
Después de una subida especulativa enorme en los años 20, basada en parte en las nuevas industrias como la radio y la fabricación de automóviles, las acciones cayeron un 13 % un jueves, 24 de octubre.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades del mercado de stocks para estabilizar el mercado, las acciones cayeron otro 11 % el martes siguiente, 29 de octubre.
El mercado tocó fondo en 1932, el 90 % del valor de las acciones se había esfumado. Tuvieron que pasar 25 años antes de que el Dow Jones industrial recuperara el nivel de 1929.
El efecto en la economía real fue severo, ya que los propietarios de acciones estaban muy repartidos y las pérdidas afectaron a muchos consumidores de la clase media. Se cortaron las compras de los grandes productos de consumo como coches y viviendas, a la vez que se posponían las inversiones y se cerraban fábricas.
En 1932, la economía de los Estados Unidos había caído a la mitad, y la tercera parte de los trabajadores estaba desempleado.
El sistema financiero de los Estados Unidos se hundió, con un cierre completo del sistema bancario en marzo de 1933.
Muchos economistas han criticado la respuesta de las autoridades como inadecuadas.
El banco central elevó los tipos de interés para proteger el valor del dólar y preservar el patrón oro, a la vez que el gobierno elevó los aranceles y buscó excedentes presupuestarios.
Las nuevas medidas aliviaron algunos de los peores problemas de la Depresión, pero la economía no se recuperó completamente hasta la segunda guerra mundial, cuando el gasto militar masivo eliminó el desempleo e impulsó el crecimiento.
El nuevo sistema introdujo una extensa regulación de los sistemas bancarios mediante la creación de la “Securities and Exchange Commission (SEC) y la “Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), y la separación del sistema bancario del comercial mediante el Glass-Steagall Act.
Overend & Guerney, 1866; Barings, 1890
El Banco de Londres falló en 1866 y ello originó un cambio clave en el papel de los bancos centrales en la gestión de crisis financieras.
Overend and Guerney era un banco de letras de cambio que proporcionaba dinero a los bancos comerciales y al menor en Londres, el centro financiero mundial del momento. Cuando se declaró la bancarrota en mayo de 1866 muchos bancos más pequeños fueron incapaces de conseguir fondos e ir más allá, ni siquiera aunque fuesen solventes.
Como resultado, reformistas como Walter Bagehot defendieron un nuevo papel para el Banco de Inglaterra como “prestamista de último recurso” para proporcionar liquidez al sistema financiero durante las crisis, en orden de prevenir que el fallo de un banco afecte a otros (“fallo sistémico”).
La nueva doctrina fue implementada en la crisis de Barings en 1890, cuando las grandes pérdidas del banco inglés, Barings, consecuencia de sus inversiones en Argentina, fueron cubiertas por el Banco de Inglaterra para prevenir un colapso sistémico de los bancos del Reino Unido.
Negociaciones secretas entre los financieros del Banco de Londres llevaron a la creación de un fondo de rescate de £18m en 1890, antes de que las pérdidas de Barings llegaran a ser de dominio público.
Los banqueros también organizaron un comité para renegociar las importantes deudas contraídas en argentina, pero la crisis bancaria absorbió muchos recursos del país y desde luego los préstamos a Argentina se secaron durante una década.
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