Si comparamos los precios actuales con los de enero de 2007 de alimentos básicos podremos darnos cuenta que el maíz ha subido más de un 150 %, el trigo casi un 200 % y el arroz va camino de triplicar su precio. Independientemente de otras connotaciones relevantes, en este blog tratamos de aportar datos que nos permitan prever si estas tendencias se mantendrán en el futuro. La viabilidad de muchos proyectos agroindustriales, y el dar o no más impulso a la mecanización agrícola está en juego.
Para hacernos una idea de lo que puede ocurrir lo más apropiado es fijarnos en lo que está ocurriendo en los países consumidores de África y Asia. En el artículo “The new face of hunger”, publicado en The Economist April 19th 2008 nos cuentan el comportamiento de las personas que van al mercado en Costa de Marfil: “People ask the price and go away without buying anything”. La gente pregunta el precio y se va sin comprar nada. Los productores, que no caben en sí de gozo en los últimos meses, se quedan extrañados y se quejan. Estas poblaciones pasarán hambre, pero no podrán comprar cereales. Ocurre algo similar a lo acaecido con la burbuja inmobiliaria en España, las personas que vieron la vorágine compradora y el incremento en los precios no acaban de darse cuenta de que simplemente se acabó. Las condiciones cambiaron y simplemente la gente no pudo comprar, y cuanto más brusca sea la parada, más distorsiones provocará en el mercado; porque el mercado en el fondo tiende a regularse solo. “World agriculture has entered a new, unsustainable and politically risky period”, es una frase de Joachim von Braun, presidente de Food Policy Research Institute (IFPRI) de Washigton, D.C. La agricultura ha entrado en una nuevo, inestable y políticamente complicado perido. Es evidentemente un momento en el que surgirán interesantes oportunidaes, pero no debemos olvidarnos de la volatilidad en los precios que puede provocar esta inestabilidad. Desde que se tienen registros de precios de los cereales, jamás se han visto incrementos tan pronunciados como los que hemos visto este año. Nunca se ha conocido una subida del precio del arroz como el que hemos visto en el mes de abril, y ello conlleva que en el corto plazo se han visto unas plusvalías ni siquiera soñadas en el mejor momento del boom inmobiliario. Para hacernos una idea de lo que estamos hablando, imaginemos un productor que ha mantenido 100 toneladas de arroz en sus silos, pues bien, las plusvalías obtenidas especulando de esta forma hubiesen sido del 141 %, y hablamos de un incremento patrimonial producido en tan solo 4 meses. Pero ante esta situación, en países como Costa de Marfil y muchos más, la estabilidad política está seriamente amenazada. Las protestas por la situación se están incrementando de día en día, como no podía ser de otra forma. En Haiti los manifestantes gritaban “tenemos hambre, 24 personas han muerto en las manifestaciones de Camerún, en Egipto el presidente ha ordenado al ejército que comience a hacer pan, las penas por robo de arroz en Filipinas han sido aumentadas hasta la cadena perpetua.
La pregunta que nos hacemos es por qué suben los precios de esta forma. Los precios están reflejando cambios en la demanda, y no problemas en el suministro. Es decir, el patrón tradicional ha cambiado. Hasta ahora, los años de malas cosechas subían los precios, y en épocas de bonanza en las cosechas, los precios bajaban. Lo que está ocurriendo ahora es un repentino incremento en la demanda en un momento en el que no ha habido problemas de suministro. Y este incremento en la demanda proviene precisamente de otro fenómeno que estamos analizando en el blog en profundidad, esto es, el incremento en la riqueza de China e India. Los dos países más superpoblados del mundo han dado con la estrategia para aumentar su producción a niveles impensables hace tan solo diez años, y ello conlleva un incremento general en los recursos disponibles en ambos países. Paralelamente, otro fenómeno ha tenido lugar en los últimos años (a partir del 2004), y es que la subida del precio del petróleo a unos niveles impensables, ha provocado que cada vez más tipos de energías sean rentables. Entre ellas, y especialmente en Estados Unidos, los subsidios al biodiesel han provocado un intenso desvío de cereales hacia el sector energético. Y como ya hemos indicado en otro post, la industria del biodiesel ha sido agresiva y sólo utiliza en Estados Unidos grano de maíz para producir combustible. Norteamérica ha elevado este año su cuota de producción de etanol, y la Unión Europea ya prepara su propio programa. Pero si la situación no era ya complicada, el comportamiento febril de los mercados está empeorando la situación: Como es lógico, una actividad apacible como la de importación de granos ha entrado en pánico, y de la noche a la mañana hemos entrado en una espiral especulativa al puro ejemplo Wall Street. Además, casi todos los gobiernos han intentado hablar de la crisis en los términos más “suaves” posibles, para intentar que no cunda el pánico entre la población, y ello conlleva a que los agricultores no han visto la oportunidad que tenían y no han cultivado más cereales. No se ha impulsado lo más mínimo el cultivo de cereales, y en áreas como la Unión Europea esta actividad sigue siendo considerada deficitaria y marginal.
En la humilde opinión de nuestro blog, creemos que la comida barata se ha acabado, y los treinta años de precios bajos no volverán a repetirse. El motivo no es otro que áreas como China, India o Latinoamérica han despertado. La era de la comida barata ha acabado, y es surgen por ello interesantes oportunidades para las áreas productoras, pero ello origina una perturbación global más intensa de lo que nadie hubiese esperado hace tan solo dos años.
Como conclusión, entendemos que el sector agrícola puede ver en sus carnes una revolución similar a la que tuvo lugar en oriente medio a partir de la crisis del petróleo de 1973. Honestamente, no creemos que se trate de un movimiento puramente especulativo, pero si que es cierto que vamos a sentir un cambio tan intenso que debe valorarse convenientemente. Nadie diría hace dos años que los todopoderosos señores de la construcción están a punto de arruinarse en 2008. No supieron digerir su éxito, y no atendieron a los modelos ya contrastados, esperemos que en esta ocasión las cosas cambien.
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