Esta noticia no procede de un blog perdido por esos mundos de Dios, sino que la hemos rescatado de uno de los diarios más prestigiosos de Estados Unidos: The New York Times. Y es que ir a echar gasolina viendo que casi todas las opciones de conseguir energía están más que explotadas, es desde luego un estímulo diario para la imaginación más desbordante.
Glen Smith explicaba el pasado día 23 en su artículo que el potencial futuro de la energía solar espacial es ilimitado y puede ser competitiva en costes con cualquier fuente renovable. ¿Es ciencia ficción? La respuesta es no. La tecnología ya existe, y los colectores solares orbitando alrededor de la tierra captarían mucha más energía que la de los instalados a nivel del suelo, no tendrían problemas con las inclemencias meteorológicas, siempre estarían orientados en el ángulo más favorable, y por supuesto, en el espacio nunca se hace de noche.
Una vez captada la energía, se dirigiría a la tierra vía transmisión de radio inalámbrica, y sería captada por antenas cercanas a las ciudades donde se consumiría. Posteriormente, la energía se convertiría en potencia eléctrica y se distribuiría por las redes de distribución existentes. Según los científicos del gobierno de los Estados Unidos que están estudiando esta energía, el coste sería tan bajo como 8-10 céntimos por kilowatio-hora, que entra en el rango de lo que el consumidor paga hoy en día. Este coste es mucho menor que el que soporta el gobierno españolo por adquirir energía eléctrica a los productores de energía solar fotovoltaica. En efecto, se está pagando ahora mismo 44 céntimos por cada kwh producido.
En términos de efectividad de costes, los dos problemas que hasta ahora ha tenido la producción de energía en el espacio han sido el coste de lanzamiento de los colectores y la eficiencia de las células solares. Afortunadamente, el reciente desarrollo de células solares mucho más finas y ligeras (hemos publicado varios artículos al respecto en el blog) hace que sea prometedor enviar colectores al espacio y conseguir un retorno de la energía mucho mayor.
Las compañías que han desarrollado esta tecnología son Space Exploration Technologies y Orbital Science, entidades privadas que han trabajado en el proyecto conjuntamente con la NASA. En otro proyecto se ha trabajado en el lanzamiento a muy bajo coste de materiales con destino a la Estación Espacial Internacional, y la misma tecnología desarrollada se ha adaptado para enviar sistemas de satélites de energía solar.
El coste de construcción y operacional del sistema es aún muy costoso, por lo que se ha propuesto que la primera planta se realice a modo experimental en la Estación espacial internacional. Los paneles existes en la Estación pueden servir para el nuevo ensamblaje, y el brazo de robot de la estación se utilizaría para montar gran antena que es necesaria para transmitir la energía.
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