Hace unos días, el Institute of International Finance liberó un nuevo artículo con las previsiones económicas para 2009 (ver “Further Declines in GDP Seen for 2009 for Leading Industrial Countries, But Some Gains Likely Towards Year’s End”). Merece la pena leer el artículo, junto con los documentos complementarios, y hacer un breve resumen de lo que nos depara el año 2009.
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El camino hacia la recesión
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Como vemos en la figura que acompaña a este artículo, las economías maduras, esto es, Estados Unidos, Área Euro y Japón, se encuentran entre las que mayor decrecimiento mostrarán en el nuevo año. La zona euro cae con fuerza, pronosticándose para la región una caída del P.I.B. del 1,5 %. Dos economías importantes están también en recesión, Rusia y Turquía, y en ambas el P.I.B. disminuye con fuerza. Es de destacar también que al contrario de lo que pudiera pensarse, la recesión en Estados Unidos es menos intensa que en Europa (- 1,3 frente a 1,5 %), lo cual desmonta los argumentos de quienes echan a Estados Unidos la culpa de todos los males.
Respecto a las emergentes, Latinoamérica también con gran fuerza, y entre sus principales economías destacamos que Argentina y México caerán en recesión. Brasil aún aguantará y seguirá creciendo a un ritmo del 1,5 %. Tan sólo China e India se escapan este año de la recesión, aunque su expansión ha caído también con fuerza.
La extensión de las declinaciones en las principales economías del mundo se está traduciendo en la debilidad de la actividad económica y en intensas tensiones en los mercados financieros que se alimentan unas a las otras y son reforzadas por la sincronización global en el descenso de la actividad económica. Es la primera vez en la historia de la humanidad que sucede algo parecido, nunca había existido una interdependencia como la que existe actualmente. En el lado positivo, las autoridades norteamericanas, japonesas y europeas, son conscientes de la magnitud del problema y de la escala de la crisis, así como de la necesidad de impulsar medidas conjuntas para contrarrestarla.
Las únicas políticas efectivas son las coordinadas entre los diferentes países, y pasan por aliviar la presión sobre los fondos y estabilizar los mercados de valores.
Si nos centramos en el área euro, lo más importante es destacar que las medidas para impulsar la actividad comercial han colapsado en los dos-tres últimos meses, lo cual sugiere que el P.I.B. va a caer profundamente. Las dificultades financieras de la región se extienden, incluyendo ya al Este, y la debilidad del sector inmobiliario es cada vez mayor. Según las previsiones del IIF, la recesión en el área euro persistirá más tiempo que en USA y Japón.
Pero no solo las previsiones del IIF son funestas para el año que entra. La prensa internacional está llena de artículos que van por el mismo camino. Por ejemplo, otro artículo que aparece hoy en Bloomberg (“Global Corporate Profits to Drop in ´09; More Bankrupties Loom”) hace hincapié sobre todo en la caída brutal de los beneficios empresariales. La recesión es simultánea en U.S.A., Japón y Europa, un fenómeno sin precedentes desde la II Guerra Mundial que nos hacen preguntarnos de dónde se alimentarán los estados. Mucho bailout y mucho gasto público, pero las arcas públicas se secan a una velocidad que nos hace temblar.
Las compañías del Standard & Poor´s 500 caerán este año, y ya van ocho trimestres sucesivos. Pero como ya hemos mencionado al analizar los datos del IIF, las perspectivas en Europa y Asia son aún peores. La recesión contrae la demanda global como si de un material elástico se tratase, y la contracción es rápida, muy rápida.
Ante tal contracción, parece también claro que en un punto del ciclo habrá rebotes, pues lo que está ocurriendo ahora es que los que disponen de liquidez simplemente están esperando el momento de comprar. Pero los que tienen liquidez ahora son desde luego prudentes, y no moverán ficha hasta que no tengan certeza de que la contracción ha tocado fondo. Ello conlleva el efecto de que la contracción sea incluso mayor de lo que fue la expansión, y de nada parece servir que los tipos de interés estén próximos a cero.
En el caso de España, los datos que vamos conociendo nos hacen aconsejar a los inversores que sean prudentes, y sobre todo que tengan muy presente que la parte de la burbuja inmobiliaria que gestionan los promotores aún no ha estallado realmente. Los precios bajan, pero las compras bajan aún más, y ello hace que la vivienda se mantenga artificialmente alta. La banca apuntala la vivienda pues sabe que si se levanta la veda los activos inmobiliarios pueden desplomarse hasta niveles que nadie ha soñado siquiera. De hecho, todos los indicadores macroeconómicos se han comportado en esta crisis batiendo todas las marcas, sin embargo, la caída del precio de los activos inmobiliarios está siendo más lenta.Y aunque la situación es la que vemos, no hasta ahora no parece tomarse medida alguna para ir reconvirtiendo el sector de la construcción en una actividad más estable. No se hace en España ni en el resto de los países afectados por el desplome inmobiliario. Y eso que los datos no pueden ser más concluyentes. En Reino Unido, por ejemplo, habría que remontarse hasta 1924 para encontrar un año en el que se arrancase con menos viviendas en construcción, y es que ahora se están construyendo menos viviendas que en medio de la Gran Depresión. El precio de la vivienda ha caído ya en un 18 % desde que alcanzó su pico el pasado verano, pero parece ser que aún tendrá que caer bastante más para reactivar la demanda.
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