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11 febrero 2009

Análisis en detalle del colapso de la fabricación mundial

El número más calentito de “The Economist” trae en su portada un titular agresivo, “The collapse of manufacturing”, y es que la crisis financiera ha hecho agonizar al sistema de inversiones como lo conocemos, y ha provocado una severa crisis industrial. El problema comenzó en octubre, cuando las restricciones del crédito afectaron severamente al comercio mundial (ver “Importantes efectos de la crisis financiera en la industria”). Muchos de los que querían comprar no podían hacerlo, pues el crédito se había limitado, y ello provocó los primeros temores a la recesión. Y cuando comenzó a hablarse de recesión de forma generalizada, el consumidor actuó como se esperaba, limitó los gastos. Traer ahora un contenedor desde China a Europa sale a precio de risa. Si volviésemos a 2007, hubiésemos tenido que pagar 1.400 $. Para colmo, los grandes cargueros van ahora medio vacíos, lo cual nos da una idea del colapso que sufre la economía mundial. Los fabricantes de bienes de equipos se encuentran entre los más afectados. En Alemania, por ejemplo, las órdenes de máquinas-herramienta habían caído en diciembre un 40 % respecto al año anterior, en China, la mitad de los 9000 fabricantes de juguetes han tenido que cerrar y en Taiwan los pedidos de ordenadores habían caído un tercio en enero. En Estados Unidos la situación es peor aún, ya que el número de coches ensamblados había caído en un 60 % en enero. Los datos de la caída real de la producción industrial no han llegado aún a los indicadores oficiales, y un buen ejemplo de ello es España. La caída en diciembre era ya del 15,4 %, pero basta con indagar un poco y cualquiera se dará cuenta que la caída real es mucho mayor. El poder destructivo de la crisis financiera no será patente en toda su intensidad hasta final de año. La inmensidad de la crisis de la fabricación está aún en fase de hundimiento, en gran medida porque es vista en términos nacionales. En realidad, la industria está atrapada en el torbellino global.
Repasando datos
La caída de la demanda en occidente ha hundido a los exportadores asiáticos a unos niveles impensables. Taiwan es el país del mundo donde la destrucción de la industria ha sido más importante en los últimos meses, pues su caída en la producción alcanza ya el 32,3 %. Pero las demás economías asiáticas no quedan muy lejos: Singapur ( - 13,5 %), Corea del Sur (-18,6), Tailandia (-18,8), Malasia (-15,6 %) y Japón (-20,8). La caída de la industria europea es también importante (-12,0 en la zona euro), y algunos países están en caída libre. Además de España podemos mencionar Italia (-14,3 %), Alemania (-12 %), Bélgica (-11,6 %), Francia (-11,1 %) y Holanda (-13,3 %). La industria del Reino Unido está cayendo algo menos (-9,3 %), pero algunos países de Europa del Este han superado incluso el desplome de occidente. Mencionamos Hungría (-23,3 %), Rusia (-10,8 %), República Checa (-14,6 %), etc. También son intensas las caídas en Suecia (-20,3 %) y Turquía (-17,6 %). En Sudamérica, las mayores caídas corresponden a Brasil (-14,5 %) y Colombia (-13,3 %). Los países que aún mantienen crecimiento industrial son pocos ya, los más importantes son los siguientes: China (+5,7 %), Noruega (+3,7 %), Australia (+3,8 %), Venezuela (+2,7 %), Egipto (+7,3 %) y Perú (+5,1 %). Destacamos también por su importancia que la producción industrial de la India está cayendo un 2 %. Información detallada puede obtenerse aquí. Como vemos en este repaso global, los países más afectados son las economías más dependientes de las exportaciones manufacturadas, pues dependen de los consumidores de los países endeudados, y es ahí donde está el problema. Sorprendente es por ejemplo la debacle de la producción de Japón, que se está destruyendo a más velocidad aún que en su crisis de los 90. Es muy importante también el colapso en el este de Europa, así como el de Brasil, Malasia y Turquía. Miles de fábricas se han abandonado en el sudeste de China, y millones de trabajadores vuelven a sus hogares del interior rural atravesando el país.
Medidas de los gobiernos
Los gobiernos han empleado gran parte de sus reservas, y capacidad de endeudamiento, en salvar al sistema bancario. Ahora se enfrentan a una prueba más dura aún, el salvamento de la industria, el motor principal de cada país, pues es donde se produce riqueza con mayor valor añadido. La fabricación da muchos puestos de trabajo y además es muy visible, con grandes concentraciones en lugares como Detroit, Stuttgart y Guangzhou. ¿Ayudarán los gobiernos a la industria? Según The Economist, la respuesta es no. La industria tiene dos desventajas importantes, una de ella es que los planes del gobierno son lentos de diseñar, y difíciles de aplicar. Y las medidas no pueden adaptarse a la gran diversidad de posibilidades que tienen lugar en el entorno industrial. Se trata de un problema mucho más complejo que una crisis financiera convencional. Y el segundo problema, que no suele mencionarse, es que las ayudas a la industria no van dirigidas a solucionar las causas de la crisis – es decir – la caída de la demanda. Aumentar el flujo de créditos a la industria puede ser una medida que produzca un beneficio temporal, pero no es sostenible. Esto se ve fácilmente en la industria automovilística, que actualmente está sobredimensionada para la demanda real. Hay una demanda inferior a la capacidad de fabricación, y los subsidios pueden alargar la agonía, pero no solucionar el problema. Estamos pues ante una situación complicada, que pasa por redimensionar el sistema de una parte sustancial del sector industrial. Hay empresas que permanecerán, pero otras tienen que cerrar o transformarse. El mercado no va a permitir el mantenimiento productivo industrial actual. Esta nueva estructura exigirá cambios muy patentes en países como España, donde gran parte de sectores como el auxiliar de la construcción tiene que desaparecer. Las ayudas sectoriales son por lo tanto absolutamente inútiles, a menos que estén enfocadas a la reconversión del sector. No tiene sentido ayudar a sectores a mantenerse cuando ha caído la demanda, ni a pensar que la demanda puede mantenerse indefinidamente con ayudas proteccionistas sectoriales.
Bibliografía:
  • The collapse of manufacturing. The Economist February 21st 2009

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