La planificación de la estrategia empresarial pasará en el futuro por un conocimiento mucho más estricto de la internacionalización, de lo que les ocurre a nuestros compradores, y de lo que acontece en los países donde intentamos vender nuestros productos o servicios. Hablamos hoy de Gran Bretaña, un país en el que las previsiones del P.I.B. para este año son ya del -2,6 %, el dato más negativo entre las economías europeas fuertes. Estudiamos los indicadores macroeconómicos con los que la economía británica afronta el año 2009, y comentamos también algunas similitudes o diferencias respecto a la situación que vive España.
La burbuja inmobiliaria también ha castigado fuerte a Gran Bretaña, quizás no por la construcción masiva como en España, sino por la inversión en edificios de lujo que se están construyendo en las ciudades más importantes. El peso de la burbuja inmobiliaria en la crisis es por tanto mucho menor a la que se vive en España.
Para combatir la recesión, el Banco de Inglaterra ha tomado recientemente una decisión que ha hecho historia, ha bajado los tipos base al 1,5 %, una drástica medida no tomada nunca desde la fundación del Banco en 1694. Pero lo más destacable, que nos da una idea de la situación desesperada que atraviesa el país, es que desde la crisis de octubre de 2008, el Banco de Inglaterra ha bajado los tipos de interés nada menos que en un 3,5 %. La fabricación se ha atascado en Gran Bretaña desde diciembre, y la actividad de construcción ha caído a nuevas profundidades, y ello se ha traducido en la profundización de la recesión desde finales de 2008.
Las previsiones para 2009 son desalentadoras. A pesar del estímulo provocado por la reducción temporal de la tasa de valor añadido, el gasto del consumidor para este año caerá con fuerza. El gasto de las familias se ha frenado en seco conforme aumenta el desempleo y aumenta el miedo a perder el puesto de trabajo. El gasto también será golpeado con fuerza como consecuencia de la debilidad del mercado de valores. La influencia del desplome del sector inmobiliario está teniendo también un efecto negativo en la economía, pues el precio de la vivienda cae ya un 15,9 % interanualmente, según datos de Nationwide Building Society.
La economía está siendo golpeada por el recorte del gasto en capital por varios motivos. En primer lugar, ya que los precios de la vivienda tienen aún un largo recorrido a la baja, la inversión inmobiliaria quedará hundida durante mucho tiempo. También las inversiones empresariales se están hundiendo, puesto que las empresas están inmersas en planes de recortes en gastos e inversión. Como consecuencia de todo ello, las previsiones sobre la economía del capital son las más desalentadoras de los últimos sesenta años, pues se espera una caída del P.I.B. del 2,6 %.
Entre las causas que se barajan como las causantes de la recesión se destaca la presión a la baja en la economía de los problemas del sistema bancario, que han visto cómo el influjo de capital que llegaba desde el sector inmobiliario y del mercado de acciones ha caído en picado, y ello ha hecho que la disponibilidad de liquidez para las empresas se haya resentido seriamente. Una situación similar puede ser la que se vive en España, pues los bancos también han visto cómo sus principales fuentes de ingresos desaparecían. En España, sin embargo, hay dos diferencias fundamentales, el elevado apalancamiento del que hemos hablado en muchos artículos, y el no menos elevado peso del valor de los activos inmobiliarios en los balances de los bancos. Veremos a ver lo que ocurre con los bancos españoles cuando tengan que contemplar en sus cuentas el valor real de los activos inmobiliarios. Es importante destacar que los bancos británicos han descontado ya ese 15,9 % de depreciación en los activos inmobiliarios, algo que no han hecho aún los bancos españoles como consecuencia de unas estadísticas oficiales que no reconocen aún la caída real del valor de los activos inmobiliarios.
Un informe del Banco de Inglaterra publicado el pasado 2 de enero demostró que los bancos han reducido la disponibilidad de crédito tanto a las familias como a las empresas en el último trimestre de 2008. Las previsiones son que en los próximos meses la situación continuará igual.
La reluctancia de los bancos a prestar dinero se debe a que están luchando por sanear sus cuentas y se están preparando para resistir los tiempos difíciles que están llegando. Al contrario de lo que ha ocurrido con las empresas, a las que nadie informó sobre la magnitud de la crisis, los bancos tenían una percepción exacta de la situación, y simplemente han actuado en consecuencia. Es por eso que lo primero que se ha notado ha sido una restricción en el crédito, los bancos se parapetaban para el futuro, mientras que las empresas seguían gastando e invirtiendo ajenas al peligro. Muchos de los concursos de acreedores que vienen solicitándose estos meses no se deben a otra cosa que a una falta de información. Las empresas invertían en ampliaciones al no ser conscientes de lo que estaba viniendo. A muchos se les deberían pedir responsabilidades por esta desinformación interesada. Si se hubiesen lanzado consignas hacia la moderación, la crisis hubiese llegado antes, pero muchas empresas se hubiesen salvado.
Volviendo al Reino Unido, la caída de los tipos de interés oficiales beneficiará a los que tienen hipotecas a tipo variable, pero los depositantes perderán rentabilidad y ello puede ser peligroso. No olvidemos que el sistema bancario se sostiene por los depositantes, que pueden buscar otras opciones más rentables, y ello podría hacer caer a la libra esterlina en una espiral peligrosa. De hecho, la libra esterlina no deja de caer respecto al euro. La caída de la libra desde mediados de 2007 ha sido ya del 25 %, algo que teóricamente beneficiaría a los fabricantes británicos, pero lo cierto es que el beneficio de esta ventaja competitiva está siendo obstaculizado por la caída de la demanda mundial.
La caída de la libra esterlina sirve para mitigar la amenaza de la deflación, que amenazaba seriamente a la economía británica. En la zona euro, por el contrario, el riesgo de deflación continúa puesto que la moneda única es cada vez más fuerte. La deflación es ahora probablemente el mayor riesgo al que se enfrentan economías como la española, cuya moneda es fuerte, y la deuda es importante. El mayor problema de la deflación es que peso de la deuda aumenta en términos reales. Incluso con el euribor bajando, el peso de la deuda puede aumentar en las empresas y familias endeudadas.
Bibliografía: Combating the recession. The Economist January 10th 2009
very good!
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