El dólar cae a mínimos anuales, volatilizando las esperanzas de los que hace un par de meses ya veían la moneda en senda alcista. Y como tantas veces ha ocurrido en esta crisis, los movimientos de las divisas no son más que enormes flujos de dinero que van de un sitio a otro, generándose en consecuencia negocio.
Las nuevas caídas del dólar se deben a que hay una preocupación creciente porque Estados Unidos pierda su clasificación AAA. Esto ya ha ocurrido en países relevantes como España y Reino Unido. En España, el euro protege a los que poseen liquidez, que en una situación deflacionaria como la actual están obteniendo beneficio tan solo manteniendo a salvo su dinero. Los españoles ya están empezando a conocer los efectos de la deflación, una deflación que además se produce en un escenario único de estabilidad monetaria.
En Estados Unidos, sin embargo, cuando los inversores se atemorizan simplemente se abren las autopistas que desvían el dinero a los puntos más recónditos del mundo, y por eso el dólar pierde valor. Y estos días mucho dinero de monedas en “devaluación” están buscando como protegerse, y el paraguas de Alemania hace que la zona euro sea un lugar favorito para estos inversores.
El rating está amenazado en Estados Unidos, y ello no es más que el efecto de las políticas desesperadas del Tesoro y la Reserva Federal para sostener el sistema financiero. Las inyecciones masivas de dólares para tapar los agujeros del sistema bancario estadounidense están empezando a pasar una dura factura.
El euro a $1,40 es un señuelo demasiado atractivo para los inversores. Basta con mantenerse en Europa con inversiones de poca rentabilidad para que los que ahora tienen dólares obtengan unos jugosos beneficios.
El dólar ha estado muy presionado estos días en los que todo el mundo busca “brotes verdes” que puedan dar indicios sobre lo rápida que puede ser la recuperación. Pero los brotes verdes no acaban de consolidarse, algunas yemas aparecieron, pero más bien eran yemas de otoño. Muchos piensan que si bien el otoño ha pasado, y queda ya poco por destruir, otra cosa es que entremos en primavera sin pasar el invierno.
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