Las noticias son confusas estos días, y la esperanza se mezcla con la desilusión de un día para otro. Los datos negativos de hoy nos llegan desde el Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra ha lanzado un mensaje de pesimismo. Las previsiones de inflación siguen cayendo, lo mismo que ocurre en Estados Unidos y España (ambos ya en deflación).
En el Reino Unido, que venía de una alta inflación, la cota de la subida de los precios está ya camino de bajar del 2 % en el medio plazo (actualmente está en el 2,9 %). Las heridas pueden curarse pero el proceso será muy lento.
Según las últimas predicciones del Banco de Inglaterra la recesión será este año más profunda de lo que se había calculado con anterioridad. Se espera un empeoramiento del 1,9 % previsto anteriormente.
La economía británica sigue dominada por fuerzas opuestas, y es destacable sobre todo el lastre que supone la baja demanda mundial. Las acciones llevadas a cabo para impulsar la economía tiran en dirección opuesta, y en cierta medida se notan las bajadas de tipos, y también la mejora en la competitividad que supone la bajada de la libra esterlina.
No obstante, parece confirmarse que las restricciones en el crédito continuarán sin variaciones apreciables.
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