Los datos corresponden al Reino Unido, y los acaba de publicar The Guardian: El mercado de productos hipotecarios se hunde un 90 %.
En julio de 2007 había 27.962 productos hipotecarios disponibles, mientras que la oferta de productos actuales es de 2.282.
Estos datos provienen de un estudio de investigación llevado a cabo en el Reino Unido y son una muestra más del auténtico terror que se respira cuando algo "huele" a crédito tanto en la parte compradora como en la vendedora.
Los primeros compradores lo tienen más difícil aún ya que el número de productos disponibles es tan sólo de 1195 productos hipotecarios (en julio de 2007 había 17.756 productos).
El principal efecto de estas restricciones es que en tanto la situación cambie, el precio de la vivienda seguirá cayendo, pues la gente tendrá que competir duro para conseguir la codiciada hipoteca.
Es improbable que esto cambie en poco tiempo, y ello se observa en el comportamiento de los propios bancos. Además de dar pocos créditos, los bancos se pelean por conseguir dárselos a los clientes que planteen el menor riesgo posible.
Las financieras especializadas también desaparecieron del mercado, limitando aún más las opciones. Los préstamos subprime o de autocertificación son ya inexistentes. El mercado especializado ha desaparecido completamente.
El precio de la vivienda ha caído ya un 20 % en el Reino Unido, y numerosas personas se encuentran ya en situación de inmovilizado negativo (deben más de lo que tienen).
Una diferencia importante de la situación británica respecto a la española es que la oferta de vivienda es relativamente pequeña, por lo que tarde o temprano se restablecerá una parte de la demanda.
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