El vibrante país sudamericano se propone llegar a ser un núcleo principal del outsourcing, pero necesita aprender lecciones de India y China, y cultivar más la innovación.
Un nuevo país entra en la lista de aquellos que desafían la supremacía tecnológica de Estados Unidos, y al ritmo que van pronto superarán a muchas arcaicas economías europeas como la española.
En general, Sudamérica es actualmente un gran motor económico con una joven población y economías madurando rápidamente. Gran parte del crecimiento ha venido de sus ricos recursos minerales y de la burbuja de materias primas que generó una lluvia de dinero a los granjeros y mineros.
Los países de la región desean romper a toda costa su dependencia de los ciclos de las materias primas. Cada vez más, estos países ven la tecnología como una forma de crear un desarrollo económico a largo plazo y sostenido. Entre todos estos países destaca Chile. El dinero fluye en Chile como consecuencia del reciente boom del cobre.
Con los bolsillos profundos y generosos incentivos, Chile tiene ventajas que pueden permitirle unirse a la India como un centro de I+D global.
Los emprendedores son la clave
Las lecciones que debe aprender Chile para conseguir este propósito son atraer emprendedores y cultivar la innovación – no solamente ser un núcleo de servicios contratados de materias commodities tales como manejar los centros de servicios al cliente.
Las aspiraciones de Chile vienen de 1996, cuando perdió frente a Costa Rica su apuesta por ser elegido como planta de ensamblajes de 300 millones de dólares que planificaba construir Intel. En 2000, la Agencia de Desarrollo de la Economía Chilena (CORFO) comenzó a promocionar las ventajas del país como centro de outsourcing. La agencia ofreció incentivos financieros para la localización de compañías. En 2006, la industria del outsourcing generó unos ingresos de 200 millones de dólares en ingresos y empleo 6.700 trabajadores.
Animado por estos éxitos, el gobierno chileno aumentó sus ambiciones y se centró en servicios TI. Si bien los proporcionadores de servicios de bajo nivel todavía son bienvenidos, el enfoque se centró en servicios de mayor valor añadido, incluyendo desarrollo y gestión de aplicaciones, integración de sistemas, y manejo de tareas sofisticadas, tales como recursos humanos, finanzas, y supply chain management. Esos servicios se conocen en círculos industriales como business process outsourcing (BPO).
Educación ascendente
Como resultado de la industria del outsourcing, chile obtuvo 840 millones de dólares, empleando más de 20.000 personas, y atrayendo a compañías como Equifax, JPMorgan Chase, Yahoo y Oracle. Las predicciones apuntan a que el país puede exportar 5.000 millones de dólares en servicios en 2015.
Aquí está el problema. Chile simplemente no tiene suficientes trabajadores educados para soportar estas ambiciones.
Bibliografía: Chile´s Outsourcing Challenge. BusinessWeek October 2009
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