Los líderes mundiales se preparan ya con el permiso de Obama para iniciar la carrera contrarreloj cuya meta es forjar el negocio futuro del cambio climático, un negocio que esta vez se decanta también a intentar reducir las diferencias entre países ricos y naciones pobres en recortar sus respectivas emisiones. Desde un punto de vista puramente práctico esto también supone la más que probable aparición de oportunidades de negocio de la eficiencia energética y las renovables en los países pobres.
El viejo orden mundial se esfuma. El nuevo negocio, probablemente se convierta en un tratado en los próximos años y de esta forma comprometa a todos los países a tomar acciones concretas y efectivas contra el cambio climático.
En 1997 el protocol de Kyoto nunca fue ratificado por USA, y no tuvo exigencia alguna hacia los países en desarrollo como China.
Nuevamente ha sido el presidente Obama quien ha desbloqueado los asuntos clave de la cumbre de Copenhage al acordar un acuerdo global de asistencia financiera de este el mundo rico al mundo pobre que ascenderá a 100.000 millones de dólares.
Pero Hillary Clinton, Secretaria de Estado, ha dejado claro que el precio de la firma US será que China y otros países en desarrollo acepten que sus recortes de emisiones sean internacionalmente controlados.
China ha asumido su compromiso de transparencia, pero es improbable que sus planes de someter sus emisiones sólo al control doméstico sean bastante.
Bibliografia: Race against the clock for climate deal. Financial Times
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