Gobiernos europeos de todo el continente han dado luz verde a la construcción de nuevas plantas nucleares, a la vez que países como Reino Unido, Suecia e Italia han abandonado políticas que específicamente excluían la posibilidad de construir nuevas plantas nucleares.
Actualmente hay en el mundo 436 reactores operacionales en todo el mundo, con una capacidad de generación de 372 GW. Hay 45 nuevos reactores en construcción (40 GW), 118 planificados (131 GW) y 276 propuestos (300 GW).
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En Europa hay cuatro reactores en construcción – Flamanville en Francia, Olkiluoto en Finlandia y dos nuevas unidades en la planta de Machove existente en Eslovaquia. Siete reactores están en etapa de planificación, mientras que 57 están propuestos (diez en Ucrania).
Pero no todos los países europeos hacen guiños a la energía atómica, España y Alemania lideran la tendencia contraria que es la apuesta por las energías alternativas y el cierre paulatino de sus centrales nucleares.
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El furor por la energía atómica en Europa no está polarizado hacia el este, sino más bien en los países de Europa del este. Bulgaria, Rumanía, Hungría, Eslovaquia, Polonia, Eslovenia y Ucrania están todos implicados en la construcción o planificación de nuevas centrales nucleares.
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La verdad es que el caso de Europa del este es un poco peculiar. Quien suscribe este artículo tuvo la oportunidad de visitar casi todos los países de Europa del este a principios de los años 90, justo tras la caída del muro de Berlín, y la verdad es que sus plantas de generación eran equiparables al museo de los horrores. Llegar en aquellos años por carretera a las ciudades industriales, sobre todo quizás las rumanas, fue una experiencia que nunca se olvida. Las centrales térmicas ubicadas como si tal cosa en el centro de las ciudades y los grandes oleoductos oxidados por doquier dejaban a uno una huella imborrable en la retina.
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No es de extrañar que como requisito para la entrada en la UE se obligase a cerrar o reformar sustancialmente sus terroríficas centrales nucleares a países como Bulgaria, Lituania y la República Checa.
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El sector nuclear es un gran negocio desde luego, aunque para muy pocos lamentablemente. La cuestión a nuestro parecer ya no es si las centrales resultan o no seguras, sino que tampoco vemos muy lógico seguir apostando a ultranza por la generación cuando luego se derrocha energía a manos llenas. Una y otra vez recibimos datos y experiencias propias que nos indican que en muchos países es factible reducir el consumo energético a la mitad con medidas de eficiencia energética, pero los gobiernos y los grupos de presión que están detrás se empeñan en seguir construyendo grandes plantas de generación. Algo tan sencillo como sustituir una “bombillita” de 100 w por otra eficiente de 10 w, supone un ahorro del 90 %, y el caso es que este ejemplo es extrapolable a TODO.
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Bibliografía: Europe´s nuclear renaissance: stalled or speeding ahead? Power Engineering International September 2009
Hola,
ResponderEliminarEn todas estas cosas que nos recomiendas, sería interesante tener unos valores estimados de mejora de eficiencia en casos medios.
Ejemplo, si ponemos sistemas de mejora de eficiencia de motoires decir:
Un motor eficiente actualmente puede darnos de media un 20%.
O conocemos un caso donde solo cno esto se ha mejorado la eficiencia en un 14 %.
Lo digo por esta frase:
Algo tan sencillo como sustituir una “bombillita” de 100 w por otra eficiente de 10 w, supone un ahorro del 90 %, y el caso es que este ejemplo es extrapolable a TODO.
Me gustaría saber donde hay más ese TODO.
Saludos
La frase se refería al 50 %, no al 90 %, aunque está un poco confusa.
ResponderEliminarLa eficiencia energética en Alemania o Dinamarca puede conseguir ahorros del 5 o 10 %, pero el mismo proyecto en África producirá ahorros del 50 %, o más. Tengo datos propios de proyectos que indican que en países donde no hay cultura de eficiencia energética el ahorro que puede conseguirse en muchos procesos térmicos o de generación puede ser del 80 o 90 %