Los ejércitos requieren el uso de
componentes robustos que puedan resistir todo tipo de situaciones problemáticas
y ello debe hacerse en lugares donde la energía eléctrica de las redes
convencionales no está disponible. Pero los componentes robustos tienen un
problema y es que su consumo energético es elevado. Cuando la energía era
barata el uso masivo de generadores diesel podía paliar el problema pero cuando
el petróleo supera los 100 dólares por barril el uso de los hidrocarburos
supone un sobrecoste insostenible en las campañas militares. El coste de la
energía crece exponencialmente cuando es necesario transportar el combustible a
largas distancias o a lugares inaccesibles.
Nuestra experiencia en ambientes
militares en lugares remotos nos ha demostrado que en las operaciones de
campaña la energía se convierte en un recurso extremadamente valioso y en
muchas ocasiones su disponibilidad está limitada. Los ejércitos son altamente
sensibles ante los precios de los hidrocarburos y actualmente se enfrentan a
serios problemas por el coste de la energía.
La actual dependencia de los
ejércitos de los hidrocarburos proviene de una decisión tomada por Winston
Churchil en 1912, cuando ordenó a la British Royal Navy a cambiar como fuente
de combustible el carbón por el petróleo en sus barcos de guerra. Éste fue un
momento crucial de la historia militar pues llevó a la Anglo-Persain oil
company, una antecesora de BP, a dirigir al mundo hacia una dependencia del
petróleo que aún continua. Fue aquella decisión la que abrió la explotación de
los campos petrolíferos del golfo pérsico y definió la economía de la energía
que ha imperado desde entonces.
Prioridades
militares en energías renovables
Los ejércitos actuales se
encuentran acosados y debilitados por el coste que la energía supone para sus
operaciones pues soportan como ningún otro colectivo el sobre coste de los
hidrocarburos. Las cifras que se manejan actualmente como gasto de combustible
por los ejércitos son realmente desproporcionadas e insostenibles. Pensemos por
ejemplo que según cifras de US Defence Energy Support Center, el gasto en
combustible el ejército de los Estados Unidos ascendió en 2008 a 18.000
millones de dólares. Como consecuencia de ello el precio del petróleo está
afectando severamente a los presupuestos de defensa ya que cada diez dólares
que sube el precio del petróleo el ejército de Estados Unidos tiene que
aumentar su presupuesto para combustible en 1.300 millones de dólares.
Pero el coste de los combustibles
está teniendo también un efecto negativo en la capacidad de los ejércitos en el
campo de batalla. La respuesta ante el incremento de los costes de los
combustibles está siendo la inmovilidad, los ejércitos no pueden moverse y ello
los hace vulnerables ante los insurgentes.
El problema comenzó a ser serio
en 2006, cuando el comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en el
oeste de Iraq, Mayor General Richard Zilmer, solicitó con urgencia al pentágono
el envío de sistemas de energías renovables con energía solar y eólica para
producir energía en sus bases.
La decisión de Zilmer se
fundamentaba en las carencias severas en energía que el ejército tenía que
soportar en Iraq y supuso un punto de inflexión a la forma como los militares
miran las energías renovables. En Irán los problemas con la energía eran
severos pero en Afganistán eran mucho peor, llevar suministros a las bases
militares se convertía en una proeza y sobre todo era una aventura muy costosa.
En Afganistán no existe una red
eléctrica pública y la energía debe obtenerse a partir de generadores diesel,
equipos baratos pero altamente costosos en cuanto a consumo. El envío del
combustible debe hacerse mediante convoys de camiones que llegan de Afganistán
o incluso ser transportados por vía aérea. Ambas opciones son caras pero a la
vez son peligrosas ya que las columnas de suministro son a menudo atacadas con
consecuencias devastadoras. La derrota de las fuerzas soviéticas en los 80 fue
en gran medida propiciada por los elevados costes que suponía el suministro de
energía a zonas remotas de Afganistán.
En las campañas militares el
problema ya no solamente es el coste del combustible sino los costes asociados
con el envío del mismo a los lugares de consumo, que son superiores a lo que
cuesta el combustible. Se estima que por cada litro de combustible hay un coste
añadido que va de 5,29 a 264 dólares.
También está el riesgo asociado
al transporte de combustible, pues los vehículos militares con combustible son
los objetivos más vulnerables para los insurgentes. Se estima que solamente en
Iraq y Afganistán más de 1000 americanos han muerto como consecuencia directa
del transporte de combustible.
Para combatir este problema, las
energías renovables, particularmente la fotovoltaica y la energía térmica solar
son opciones atractivas. Las investigaciones del US Defense Department han
propiciado que se planifique en varias etapas el despliegue de generadores
eólicos y solares para proporcionar al ejército norteamericano una capacidad en
energías renovables de cientos de megavatios. En Estados Unidos, casi el 80 %
de la energía que compra el gobierno está destinada al ejército. Es por ello
que actualmente se trabaja en eficiencia energética para reducir la dependencia
de los combustibles fósiles.
Grandes
proyectos militares con energías renovables
US Army está desarrollando una
planta de generación solar de 500 MW en Fort Irwin, California, que ayudará a
reducir su vulnerabilidad a los cortes de energía eléctrica y además ayudará a
dar sombra a las tiendas y reducir así los costes de aire acondicionado en un
50 %.
Otra planta solar para
aplicaciones militares está ya en funcionamiento. Se trata de Nellis Solar
Power Plant cerca de Las Vegas, Nevada. La planta produce aproximadamente el 25
% de los 25 GWh/año que consume la base, y su capacidad de generación pico es
de 13 MW.
La obtención de agua caliente en
lugares remotos requiere un elevado consumo de energía a partir de combustibles
fósiles. Por ello el ejército norteamericano usa ya captadores solares para
obtener agua caliente con destino a las duchas en lugares como Afganistán.
La
energía solar en el campo de batalla
Si en algún lugar la energía es
cara es en el campo de batalla o en lugares con alta inseguridad por actividad
insurgente. Ahí las energías renovables superan en rentabilidad a los
combustibles fósiles. Los ejércitos desplazados durante meses o años a lugares
remotos pueden abastecerse de energía utilizando fuentes renovables. Es por
ello que muchos proyectos están en marcha destinados a reducir los costes del
uso de los generadores diesel o la sustitución de baterías. Una de las mejores
alternativas es el uso de paneles solares y cargadores que sirven a los
soldados para cargar baterías.
Diferentes alternativas están
actualmente en marcha en lugares en conflicto como Afganistán.
Seguridad
en el suministro energético
Entre las ventajas de las
energías renovables en el campo militar merece la pena destacar la seguridad en
el suministro energético que proporcionan fuentes renovables como la energía
solar o la eólica. En los lugares en conflicto la interrupción del suministro
eléctrico es un problema común y también la disrupción en el suministro de
combustibles fósiles para los generadores diesel. Este problema queda
solucionado desde el momento en el que se usan fuentes renovables.
Combatiendo
las ciber-amenazas
Otro de los problemas a los que
se enfrentan los ejércitos es el riesgo creciente de ciber-amenazas en las
instalaciones energéticas, un problema serio que puede dañar la capacidad
operativa fácilmente. Las interrelaciones entre los sistemas de generación convencionales
los hace vulnerables a los ataques terroristas. Aquí las energías renovables
tienen otra ventaja competitiva realmente destacable. Los sistemas de
generación off-grid son independientes de cualquier otro sistema eléctrico y
ello los hace invulnerables a cualquier ataque. Actualmente valor proyectos (p.
ej. CETO en Australia) están trabajando en el desarrollo de tecnologías de
generación de electricidad destinadas a los sistemas de comunicaciones. Muchos
de estos proyectos utilizan también sensores dentro de los programas de
vigilancia.
Necesidad
de innovación
Los ejércitos se están moviendo
hacia las energías renovables muy rápidamente, y tienen la suerte que gran
parte de la tecnología actualmente disponible comercialmente es aplicable. Tan solo
es necesario adaptar la tecnología para la vida militar desde los modelos
civiles y múltiples aplicaciones pueden ser resueltas.
Bibliografía: Binging Big Guns to Bear on
Renewables. Energy World Magazine. May – June 2011
Palabras
clave: Micro-grid technology
Muy interesante, un enfoque al uso de las energías renovables que no deja de lado los costes reales de consumo de las energías tradicionales.
ResponderEliminarUna cuestión es el cálculo del mantenimiento de los sistemas, y su fácil forma de ser atacados o destruidos, pues un panel solar o un molino de viento deben estar expuestos a la vista de forma general.
Efectivamente, ese es un problema real. Para ello hemos trabajado estudiando soluciones que adapten la tecnología a las condiciones reales de la vida militar. Por ejemplo, el panel solar require transporte y a veces llevarlo a lugares muy difíciles. Ahí está el punto crítico.
ResponderEliminarTambién la protección de los paneles fotovoltaicos frente al robo.
En los aerogeneradores no suele existir ese problema ya que son estructuras de mayor tamaño colocadas en altura.
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