El ministerio de industria ultima
una normativa que obligará a que todas las viviendas que se vendan o alquilen
en España cuenten con un “certificado de eficiencia energética”. se trata de un
documento que describirá lo eficaz que es una vivienda en cuanto al consumo de
energía y cuyo coste podría rondar los 250 euros para una vivienda media. Esta
exigencia llega desde Europa y se espera que esté vigente antes del 1 de enero
de 2013.
El fomento de la eficiencia
energética de edificios y viviendas forma parte de las prioridades europeas
desde 2002, cuando se aprobó la directiva 2002/91/CE del parlamento europeo y
del consejo. Esta norma se introduce en España
en 2007, a través del Real Decreto 47/2007, pero quedó sólo para ser cumplido
por los promotores. Ahora, la sorpresa es que le toca el turno a los
particulares y previsiblemente causará un gran revuelo a la vista de lo
ocurrido en otros países europeos donde ya se ha implantado la norma.
Y es que la directiva de 2002 y
la modificación que de ella se hizo en 2010 obligan a que la eficiencia
energética también se promueva para los edificios y viviendas usadas. De este
modo, obliga a que cada vivienda que salga al mercado en cualquier estado de la
unión europea, ya sea en venta o en alquiler, cuente con este certificado de
eficiencia energética cuya validez es de un máximo de 10 años.
Fuentes del ministerio de
industria han confirmado que la norma está en proyecto pendiente de enviar a
consejo de ministros para su aprobación. De hecho, ya existe un borrador del Real
Decreto, que exige que todos los edificios existentes que salgan al mercado
(incluidas las viviendas) dispongan de esta certificación.
¿Qué implica esto?
A partir de la entrada en vigor
de la nueva normativa en España todos los propietarios que deseen vender o
alquilar su vivienda deberán tener disponible para el comprador y/o inquilino
este "certificado energético". sólo quedan excluidos los edificios y
monumentos protegidos, los utilizados como lugares de culto o los edificios de
viviendas que sean objeto de un contrato de arrendamiento por tiempo inferior a
cuatro meses al año, entre otros.
Así, cada vivienda tendrá una
etiqueta similar a las que ya se utilizan en los electrodomésticos y que indica
lo eficiente que es en cuanto al consumo de energía. Actualmente esta etiqueta ya se usa para las
casas de nueva construcción y clasifica cada inmueble con un código de color
según una escala que va de la categoría “A”
(la más eficiente) a la “G” (la menos eficiente).
El propietario de la vivienda,
edificio o local será el responsable de obtener y abonar el coste de este
certificado para poder vender o alquilar su casa. Además del estudio para
obtener el certificado, cada vivienda analizada recibirá además una serie de
recomendaciones de mejora que permitirían aumentar al menos un nivel en la
escala de eficiencia energética (si la calificación original de la casa es b ó
c) o dos (cuando la vivienda originalmente cuenta con una calificación D, E, F
ó G).
La parte negativa de esta nueva
norma es el coste para el propietario de la vivienda. aunque se desconoce con
exactitud el coste final que puede alcanzar para el usuario tramitar el
certificado energético porque será un coste que marcará el propio mercado,
podemos saber lo que está costando en otros países europeos de nuestro entorno
donde ya está en vigor la normativa. Así, en el caso de Italia, el coste del
certificado energético supone unos 250 euros para un piso medio de 100 m2.
Fuente: Idealista News
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