Uno de los recursos más importantes desde el punto de vista ecológico,
social y económico de la Amazonía es el aguaje.
A pesar de ocupar un superficies de millones de hectáreas
–mayormente en condiciones inundables– en la Amazonía, esta emblemática palmera
es poco conocida fuera de su ámbito.
Además de todos los beneficios que provee, sus servicios
ambientales son aún más sobresalientes: el aguajal es un gran almacén de
carbono, por lo que su papel en la mitigación del cambio climático mundial es de
gran importancia. Almacena más de 600 toneladas de dióxido de carbono por
hectárea, entre tres y cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical.
Además, tiene una importancia primordial en la base de las cadenas alimentarias
de los trópicos, y muchas especies de fauna silvestre –especialmente ungulados,
monos y varias especies de peces– dependen, en gran medida del fruto del
aguaje. Por ejemplo, el 76 por ciento de la dieta de la sachavaca (Tapirus
terrestris), el ungulado más grande de la Amazonía, proviene de los frutos del
aguaje. Sin embargo, a pesar de estas cualidades, estos bosques no son
aprovechados de forma sostenible.
El aguaje (Mauritia flexuosa L.f.), también llamado buriti,
en Brasil y moriché, en Colombia y Venezuela, fue la primera palmera amazónica
descrita por la ciencia, en 1781. Actualmente es considerada como una planta
promisoria, que puede mejorar la calidad de vida de los hombres y mujeres que
viven en la Amazonía.
El Aguaje es una de las palmeras más abundantes en
Sudamérica; se distribuye en el occidente por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia;
y hacia el oriente –a través de las cuencas del Amazonas y del Orinoco– por Venezuela,
las Guyanas, Trinidad y los estados brasileños de Bahía, Goiás, Mato Grosso,
Minas Gerais y Sao Paulo. Aunque crece a baja altitud, puede ser encontrado
ocasionalmente en las faldas de los andes orientales hasta los mil metros de altitud. En el Perú se informa de la existencia de más
de cinco millones de hectáreas de aguajales.
El aguaje presenta en forma separada plantas femeninas y
masculinas. La “hembra” es la que produce el fruto, pero necesita de un “macho”
para ser polinizada. En su etapa adulta, el aguaje puede alcanzar hasta los 35
metros de altura y 50 centímetros de diámetro; sus hojas son compuestas,
conformadas aproximadamente por 200 segmentos foliares. Desarrolla en promedio
ocho racimos por planta y da cientos de frutos de forma ovalada de aproximadamente
seis centímetros de largo por cuatro de diámetro en promedio, cubiertos por
escamas de color rojo vino.
El aguaje produce en promedio ocho racimos por palmera, y
cada racimo produce aproximadamente 725 frutos, por lo que la producción media
estimada es de 290 kilos por palmera.
El hábitat natural del aguaje está formado por pantanos y
zonas de drenaje pobre, donde predominan los suelos permanente o temporalmente
inundados. En estas agrupaciones, denominadas aguajales, los pobladores nativos
distinguen dos tipos de ecosistemas: una formación mixta de aguaje con
ungurahui y otras especies llamada sacha aguajal, y una formación casi pura
llamada aguajal.
El aguaje desempeña un papel importante en la compleja
cadena alimentaria del bosque tropical debido a que su fruto es un alimento
importante de especies como el majaz (Agouti paca), el sajino (Tayassu tajacu),
la huangana (Tayassu pecari), la sachavaca (Tapirus terrestris) entre otras
especies de aves y peces.
Sin duda, el Aguaje es la fruta más importante en el mercado
urbano de la Amazonía baja. Aunque no es procesada a escala industrial, la
fruta proporciona ingresos a un sector importante de la población,
particularmente mujeres.
En Iquitos, miles de familias obtienen ingresos por la
comercialización del aguaje. Se calcula que unas cinco mil familias están relacionadas
con la cadena de comercialización de este fruto.
El aguaje es el fruto comestible con mayor reserva de
betacaroteno (vitamina A). Comparado con la zanahoria y la espinaca (conocidos
por su alto contenido de vitamina A) el fruto del aguaje es cinco veces mayor.
Su alto contenido de vitamina A convierte al fruto del
aguaje en un recurso inigualable para la dieta de niños y madres gestantes,
pues ayuda a la formación y el mantenimiento de dientes sanos, de tejidos blandos
y óseos, de las membranas mucosas y de la piel. Esta vitamina contribuye a
mejorar la visión, especialmente ante la luz tenue y también es necesaria
durante la reproducción y la lactancia.
Ninguna fruta en la Amazonía peruana es comercializada en
formas tan diferentes: maduro, verde, pulpa, aguajina (refresco), chupetes, helados,
mermeladas y yogures. Se estima una demanda de 1.500 toneladas mensuales, es decir
50 toneladas diarias.
Con las semillas del aguaje se pueden elaborar artesanías de
gran calidad. Los motivos preferidos por los artesanos locales son personajes humanos,
animales de la región y hasta nacimientos amazónicos.
Bibliografía:
·
Aguaje. La maravillosa palmera de la Amazonía.
Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
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