En
rutas por las cristalinas aguas de las fuentes del río Gévora (Cáceres), podemos
encontrar un extraño arácnido, la araña del laberinto (Agelena
labyrinthica). Si somos observadores la veremos en una enorme telaraña
en forma de embudo, que ocupa una superficie de casi medio metro de
ancho con una superficie a red del suelo, sujeta en el matorral que la
rodea con largos filamentos, y en el centro del embudo está esperando
paciente a esta araña. Cuando la presa cae en la tela, la vibración le
hace salir disparada a capturar su presa.
Uno
de los extremos de la telaraña, donde está el embudo, termina en un
laberinto de túneles que le ha dado el nombre. Escondido en el centro
del laberinto está el saco de huevos. La hembra se queda con los
pequeños hasta que estos pueden dejar el laberinto.
Esta
araña se puede ver entre mayo y octubre, y se alimentan de insectos, en
especial dípteros, que caen en sus redes tejidas en vertical a poca
altura, y en la cara sur de los setos o los arbustos. La seda que
producen es tan gruesa que las telas pueden parecer de color blanco.
Esta fotografía la hice el 10 de junio de 2.023 en la ribera del río Jola, río característico bordeado por alisos.
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