Volviendo nuevamente al jugoso número de The Economist del pasado 23 de Febrero, vamos a ver cómo está el panorama de los precios en Asia.
En todo Asia la inflación está aumentando, en gran medida, y como ya conocemos, por los precios de los alimentos y de la energía. La inflación en China ha subido en enero al 7,1 % interanual, una cota no conocida en los últimos once años, y parece que va a seguir subiendo, tras las severas tormentas de nieve de primavera. India, Indonesia, Tailandia, y Singapur tienen todos ellos inflación por encima del 4 %.
Los bancos centrales son reluctantes a elevar los tipos de interés mientras a la vez la FED vaya reduciendo radicalmente sus tipos, por miedo a que ello atraiga capital extranjero e impulse sus monedas hacia arriba. Las monedas fuertes ayudan a reducir el precio de los productos importados y la energía. Como respuesta, muchos gobiernos están recurriendo a controlar los precios y los subsidios del gobierno para frenar la inflación. India ha impuesto extensamente esta política poniendo techo a un amplio surtido de productos. Tailandia Malasia y Filipinas están considerando nuevos controles de precios o subsidios. En enero el gobierno chino congeló los precios de la energía, el transporte y el agua, y anunció que los productores de productos alimenticios esenciales, tales como carne, grano, huevos y aceite deben pedir autorización antes de subir los precios.
Después de tres décadas de liberalización de mercado en China, algunos ven estas medidas como un paso atrás. El gobierno chino comprende que mantener los precios bajos reduce el incentivo a los productores para incrementar el suministro, creando escasez que puede impulsar los precios aún más arriba. Estas medidas también desalientan el incentivo de reducir la demanda.
El gobierno chino dice que estas medidas son solamente temporales y que los precios de los alimentos están siendo controlados, no congelados. En realidad, el principal propósito de estas medidas parece ser políticas: los líderes chinos desean ser vistos respondiendo a las preocupaciones del público ante el incremento de los precios. La inflación ha sido vista en Asia en el pasado como una gran causa de desasosiego, y el ejemplo más notable lo tenemos en las tan de triste recuerdo manifestaciones de la plaza de Tiananmen.
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