Ayer, leyendo el aún caliente número del 19 de abril, quien suscribe este artículo sintió un escalofrío, ante una foto de Zapatero dormido en el congreso. El titular estaba claro: Spanish economy. In a slump. Cuanto mayor es la subida, más dura será la caída. Eso parece ser que ocurrirá a España, que durante una década ha sido el motor económico de Europa. España se desploma justo en el momento en el que José Luis Rodríguez Zapatero comienza su segundo mandato.
El sr. Zapatero se ha ganado una reputación como reformista social, con un gabinete dominado por mujeres, incluyendo a una ministra de defensa, Carme Chacón. Pero lo que realmente necesita hacer son reformas económicas. La crisis del credit crunch ha dado una vuelta de tuerca al a economía española, justo en el momento en que ha estallado su burbuja inmobiliaria. El aterrizaje suave que se esperaba está siendo realmente duro y doloroso. Factores de debilidad de los que nadie se preocupaba estaban escondidos tras el boom de la construcción, y ahora, de pronto, la economía ha quedado expuesta. Entre estos factores, destaca el BAJO CRECIMIENTO DE LA PRODUCTIVIDAD.
A partir de las elecciones la situación ha empeorado sensiblemente. El FMI ha estimado que el crecimiento bajará del 3,8 % al 1,8 % en un solo año, y la situación empeorará en 2009, cuando se alcanzarán los menores niveles desde la crisis de 1993. Se prevé que el precio de la vivienda caiga un 15 % en tres años (aquí The Economist es optimista), y la terrible sombra del capital negativo (deber más de lo que se tiene) amenaza a los propietarios de vivienda. Esto supone que aunque consigan vender la vivienda, tendrán que seguir soportando las pérdidas durante bastante tiempo. Como consecuencia de pertenecer a la zona euro, España no tiene capacidad para controlar variables como los tipos de interés o el cambio de su moneda. Peor aún lo están pasando los promotores de vivienda, embarcados en una lucha desesperada por encontrar compradores de un stock cada vez mayor, y lo que es peor, no pueden conseguir préstamos para soportar un periodo de tiempos difíciles. Ya han comenzado las quiebras. El sector de la construcción – del que depende el 60 % de los préstamos bancarios – está destinado a perder al menos 400.000 puestos de trabajo en los próximos dos años. Aunque el resto de la economía vaya bien, este rápido ajuste está perturbando todas las cifras macroeconómicas a un ritmo muy rápido.
Sin embargo, el factor más preocupante no es el ajuste en la construcción, sino la rápida volatilización de los excedentes presupuestarios que han servido a Zapatero para cuadrar todas sus cuentas. El gobierno disfrutaba el año anterior de un excedente no conocido en España, y envidiado en Europa, el 2,2 % del PIB. Pedro Solbes confiaba en el margen de maniobra que daban estas cuentas, y realmente es así. No obstante, el último informe del BBVA ya sugiere que el ajuste está siendo tan brusco que ese excedente se convertirá en déficit el próximo año. De hecho, este fenómeno se está produciendo ya, pues desde el inicio de 2008 ya está cayendo la recaudación por IVA. Las medidas que hasta ahora ha tomado el nuevo gobierno han sido escasas: Un estímulo fiscal, donde se incluye el famoso paquete de los 400 euros.
Por otra parte, el partido de la oposición, según The Economist, está inmerso en una crisis interna, y aún espera ver si su líder, saldrá airoso de la convención de junio, ya que se enfrenta al desafío de la ambiciosa líder regional, Esperanza Aguirre.
El presidente del gobierno tuvo la suerte de enfrentarse a las urnas justo en el momento en que empezaban a empeorar las cosas, y consiguió un gobierno minoritario, que será apoyado por nacionalistas vascos y catalanes. El presidente, defiende que la crisis será temporal y España pronto volverá al crecimiento, pero tendrá un mandato más duro de lo que el imagina.
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