La industria de los biocombustibles está inmersa en un acelerado proceso para comercializar tecnologías de segunda generación. A pesar de que se ha cuestionado, muchos piensan que exageradamente, el impacto de los biocombustibles en el precio de los alimentos, lo cierto es que estudios académicos y análisis independientes continúan sosteniendo las ventajas económicas y medioambientales de producir biocombustibles a partir de la biomasa. Sin embargo, hasta ahora, el único combustible renovable que se integra fácilmente con los combustibles derivados de hidrocarburos es el etanol.
Los suministros de etanol actuales proceden todos de la caña de azúcar, pero las cosas pueden ir cambiando. Ya hay disponibles tecnologías (ver por ejemplo: La nueva tecnología de producción…) con las que puede producirse etanol a partir de plantas sin uso como alimento. En el futuro, los nuevos procesos manejarán también otro tipo de biomasa como las de componentes celulósicos.
En Estados Unidos, por ejemplo, el etanol desplaza ya 6.500 millones de galones de petróleo al año, y como hemos visto en otro artículo (ver: Los biocombustibles frenan el incremento de los precios de los combustibles…) su papel en frenar el precio de los combustibles ha sido significativo. En otras partes del mundo las tendencias son similares: EU, por ejemplo, tiene como objetivo que el 10 % del combustible utilizado en el 2020 proceda de los biocombustibles, por lo que es previsible el lanzamiento de nuevos incentivos para estimular la implantación de estas tecnologías. La UE también está promocionando programas para el desarrollo del etanol celulósico. Otras economías de gran pujanza, como India y China, también están desarrollando energías alternativas (ver la serie de cinco artículos sobre El mercado Chino de Energías Renovables).
Conseguir cubrir esta demanda de combustibles renovables exige a la industria moverse para conseguir proporcionar al mercado los volúmenes que necesita de combustibles de segunda generación. Entre las iniciativas que se están llevando a cabo, destacamos por ejemplo una joint venture entre Genencor y Dupont, creada para desarrollar la tecnología de etanol celulósico. La nueva compañía, Dupont Danisco Cellulosic Ethanol (DDCE) crea un centro para el desarrollo comercial del etanol celulósico.
Más información sobre el etanol celulósico puede encontrarse aquí.
Palabras clave: Petroleum-based fuel, second-generation biofuel
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