Desde los inicios de Todoproductividad, más de uno ha tachado su contenido de alarmista; la política oficial parece ser la de impartir tranquilidad a toda costa. Pero nosotros creemos que la solución a la crisis no pasa por estimular el consumo a toda costa, para mantener una actividad que se derrumba. De hecho, gran parte de las quiebras empresariales se han debido a que las empresas han planificado su actividad bajo el supuesto de que todo iba bien. Si la empresa no atisba a presagiar las tendencias futuras del mercado y asume riesgos, su suerte está echada en un entorno hostil.
En los últimos meses, hemos visto cómo el sistema financiero internacional se colapsó tras la quiebra de Lehman Brothers en el mes de septiembre. A partir de ahí se produjo un recrudecimiento del credit crunch que llegó a colapsar incluso las funciones más básicas de las finanzas, como el crédito comercial. Para parar esta situación, la respuesta de los gobiernos fue inyectar paquetes de rescate en cifras astronómicas y promesas de estímulos fiscales. Los bail-out se extendieron a la mayoría de las grandes corporaciones internacionales, y ello dejó herida la capacidad de respuesta del gobierno norteamericano: AIG, Citigroup, Wells Fargo, JPMorgan Chase, Bank of America, Freddie Mac, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Morgan Stanley, PNC Financial Services, US Bancorp, GMAC, Capital One Financial, SunTrust Banks, etc.
Desafortunadamente, cada vez más indicios muestran que estas medidas han fallado. Cierto es que se ha podido salvar el colapso del sistema financiero internacional, pero la economía mundial sigue cayendo y parece hacerlo cada vez con más fuerza. Una parte muy importante de la economía mundial está en caída libre.
En esta fase de la crisis mundial, nos encontramos con la industria en graves problemas. En todo el mundo, los pedidos a factoría se reducen a un ritmo vertiginoso no conocido en décadas, y ello se debe a un derrumbamiento de la demanda que se va extendiendo a través de la cadena de suministros. En tres meses hasta noviembre, la industria de Estados Unidos ha caído a un ritmo anualizado del 16 %, lo cual contrasta con la caída del 5,5 % de los índices interanuales. Ello nos demuestra que en los últimos meses la crisis se está recrudeciendo respecto a lo vivido en 2008. Y esta situación se etá produciendo en las principales economías del mundo. En el mismo periodo Japón cayó un 21 % y Alemania un 15 %. Algunas economías emergentes están cayendo mucho más rápido. Corea del Sur, sin ir más lejos, cae a un ritmo anualizado del 25 %. La situación en España es mucho peor, pues los datos interanuales ya indican una destrucción del tejido industrial del 17,2 %. Y otros países se encuentran en la misma situación: Turquía (-13,9 %), República Checa (-17,4 %), Taiwan (-28,4 %).
Según JP Morgan, la fabricación mundial puede haber caído en los últimos tres meses a un ritmo anualizado del 20 %, lo cual nos da una idea de la magnitud de la crisis. La industria automovilística es la que se lleva la peor parte, pues está asistiendo a la mayor caída en las ventas de su historia. Pero el colapso se extiende a otros sectores, desde la fabricación de chips a la de sofisticadas máquinas herramienta. La producción de mercancías se está hundiendo en todo el mundo. Como resultado de ello, el flujo de mercancías está menguando. Las exportaciones alemanas caen a una velocidad no conocida en muchos años. Las exportaciones de Taiwan, han caído nada menos que un 42 % el pasado mes de diciembre. También caen ya las exportaciones chinas, aunque menos que el resto. El colapso del crédito hizo imposibles muchas transacciones internacionales, y el hundimiento de los precios de las materias primas también ha deteriorado los flujos comerciales.
El daño ya se ha producido en las economías, y lo iremos viendo en las cifras que vayan apareciendo en los próximos meses. Los países exportadores son los más afectados de esta etapa de la crisis. Entre los efectos de lo que está ocurriendo, es esperable que se incremente el desempleo en todo el mundo conforme la demanda cae.
Bibliografía: Los datos cuantitativos proceden de: Accelerating downhill. The economist January 17th 2009
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