Las exportaciones niponas están sintiendo estos días los efectos más dramáticos de la recesión, pues en febrero se han hundido a cotas del 49,9 %. Japón vive una situación dramática ya que con estas cifras su tejido productivo principal está amenazado. La economía del país está muy enfocada hacia la exportación de productos de gama media-alta de en un segmento de mercado muy definido, y dominado fundamentalmente por el ocio.
La fabricación de vehículos y la electrónica de consumo han definido el tejido industrial nipón, y ambos segmentos se encuentran entre los más afectados por la crisis económica internacional. Y la caída de las exportaciones está arrastrando a numerosos sectores anexos. Por ejemplo, los embarques a Estados Unidos, el mercado más grande del país se hundió un 58,4 % respecto a un año antes. Pero más dramática es aún la situación de la industria automovilística japonesa, que cayó un 70,9 % interanualmente.
Tales cifras han hecho colapsar en datos trimestrales al P.I.B. japonés a unos niveles anualizados del 12,1 %, unos datos no conocidos desde 1974. Miles de trabajadores de compañías emblemáticas como Toyota Motor Corp. Y Panasonic Corp. están siendo despedidos estos días. El primer ministro japonés, Taro Aso, intenta con su tercer paquete de estímulo aplicar medidas paliativas que mitiguen los efectos de este desplome.
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