En una crisis, el impulso más primitivo es esconderse. Pocos ven la crisis como una oportunidad, y por ello la crisis es sinónimo de repliegue. Hasta el último año, los "frontier markets" han estado en el punto de mira de los inversores más innovadores, y grandes beneficios se han obtenido. Desde las pequeñas naciones del golfo a Kazakhstan, al África subsahariana y Vietnam.
Estas economías y mercados, muchos esperaban, podían proporcionar abrigo de las eufemísticamente llamadas "turbulencias internacionales". Durante ocho años, hasta el último septiembre, el MSCI Frontier Markets Index era bajo, un 32 % de correlación con el S&P 500 de América.
Pero cuando el credit crunch se globalizó, tras el colapso de Lehman, el contagio impulsó la correlación hasta el 90 %. Lo mismo ocurrió con los índices de los mercados emergentes y el MSCI. Los inversores huyeron de los mercados con riesgo en todas partes. "Iliquidez e inmadurez". Los mercados de valores se vieron arrastrados por la liquidación forzada y el pánico vendedor.
El MSCI Frontier Index dio unos retornos anualizados del 19 % entre enero de 2000 y agosto de 2008, unos beneficios que pocos hubiesen soñado siquiera. Sin embargo, desde finales de julio de 2008 hasta fin de año las caídas superaron el 50 %. En el primer trimestre de 2009 el índice cayó un 17 %, aunque los mercados emergentes en su conjunto tuvieron una ganada marginal. En el primer trimestre, Kazakhstan y los Emiratos Árabes Unidos habían caído un 48 % y un 42 % respectivamente respecto al al otoño. Pero aún no se había desatado el pánico vendedor. Europa del este había sido golpeada por las preocupaciones por su deuda externa y la caída del precio del petróleo dinamitó los pilares sobre los que se asentaban los estados del golfo. En Vietnam, los prósperos negocios de la clase media se vieron eclipsados por la ralentización de la economía mundial, lo cual hará que su crecimiento caiga hasta el 4,2 % este año.
En África, la mayor estabilidad política y las mejoras macroeconómicas de los últimos años han estado en el punto de mira de los inversores, a la vez que las boyantes exportaciones de materias primas hicieron surgir una próspera clase media que también impulsó un fuerte crecimiento. Pero el "credit crunch" ha llamado también a las puertas de África, no exactamente a través de un hundimiento en la demanda que golpee las exportaciones de materias primas, sino que la escasez de crédito ha frenado la llegada de capital y las finanzas comerciales. Por otra parte, en Nigeria ha aparecido un problema recurrente en los frontier markets (y que también es abrumador en los mercados desarrollados de hoy): poca transparencia. Los reguladores han permitido que los bancos demoren la toma de pérdidas en los préstamos a especuladores que apostaron en los mercados de valores. Los inversores vacilan en volver a invertir si no pueden saber con exactitud que bancos están sanos. Atención que esto está también ocurriendo en España en el mercado inmobiliario, pues los bancos no están registrando las pérdidas derivadas de las devaluaciones de los activos inmobiliarios).
¿Hasta cuándo pueden permanecer así las cosas? La historia en el largo plazo no ha cambiado, y es posible que los mercados emergentes retomen la senda ascendente pronto. El principal catalizador serán los precios del petróleo. Si el petróleo sube nuevamente por encima de los 60 dólares, nada improbable, es muy posible que los mercados emergentes se reactiven otra vez con fuerza. No obstante, los inversores tardarán aún en apostar nuevamente con fuerza por unos mercados tan volátiles como los emergentes.
Bibliografía: Investors get mugged – and retreat from the wild frontier. Moneyweek, Apr 10, 2009.
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