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12 febrero 2011

África y los nuevos mercados para la energía solar en detalle (1ª PARTE)





La energía solar fotovoltaica se ha considerado hasta hace muy poco tiempo como un lujo de los países ricos preocupados por la calidad ambiental. Pero las cosas han cambiado por dos motivos fundamentales: (1) los costes de la energía eléctrica han ido creciendo y son especialmente altos en muchos países emergentes; (2) los costes de la energía fotovoltaica han ido cayendo de precio y están actualmente a niveles no pensados hace cinco años.

En los países considerados ricos hasta ahora, persiste el debate sobre las ayudas públicas a la fotovoltaica como herramienta fundamental de desarrollo del sector fotovoltaico. Los que piensan así están muy equivocados.

En este nuevo artículo vamos a hablar de África como nuevo mercado para la industria fotovoltaica, pero estas ideas son extrapolables a muchos mercados emergentes. La demanda existe, la competitividad de la fotovoltaica también, pero nadie dice que la implantación de la energía solar fotovoltaica vaya a ser fácil. Según nuestra experiencia trabajando con mercados emergentes el mayor escollo no es otro que la falta de productos especialmente diseñados para lo que realmente se necesita en lugares como África.

Nos empeñamos en trasladar a África el mismo enfoque que empleamos cuando llenamos de paneles nuestro chalet de 200 m2, y luego nos sorprendemos si nuestras soluciones no son aceptadas por la población local.

Pero vamos a analizar con cierto detalle qué está ocurriendo exactamente en lugares como África y que a nuestro parecer es una de las mayores dificultades que para el desarrollo se va a presentar en el futuro: la falta de acceso a la energía eléctrica.

El cliente objetivo

Si, expresamente mencionamos a la población local, el cliente objetivo es la población local y no las organizaciones de ayuda al desarrollo como la mayoría ha pensado hasta ahora. Tampoco son los millonarios africanos, que los hay y muchos, ni el segmento del gran lujo tan abundante en los países pobres. Es curioso que cuanto más pobre es el país más lujoso es su respectivo segmento de gran lujo.

El siguiente error que se comete al menospreciar la capacidad de compra de miles de millones de personas es pensar que no son el cliente objetivo final. Olvidamos que ningún proyecto que pretenda proporcionar bienes de primera necesidad como es la luz se puede centrar en trabajar con cualquiera menos con el usuario final del bien que se pretende proporcionar.

La industria fotovoltaica se ha dado ya cuenta de esto. Tarde pero se ha percatado de la necesidad de un cambio de enfoque en los mercados de energía solar en África, alejarse de los proyectos de electrificación rural para satisfacer a donantes, inversiones comerciales y productivas.

Es rentable la energía solar en África

Si encuestásemos a una muestra representativa de técnicos cualificados africanos o personas de cualquir ámbito de la política o empresa obtendríamos una única respuesta: La energía solar es muy cara, no sirve en África. Pero lo más sorprendente de esta afirmación es que puede ser defendida por alguien que usa un generador diesel de 40 Kw trabajando al 10 % de la potencia nominal o menos aún. Es entonces cuando nos daremos cuenta que en los países pobres se derrocha la energía a manos llenas, pero lo peor es que nadie se percata que realmente está derrochándola.

Ejemplo: Un generador diesel de esas potencias usado para propósitos de iluminación consumiría a precios actuales US $ 5.68 cada hora tan solo el combustible (aparte se incrementa el coste de mantenimiento por trabajar con poca). Eso supone que el usuario está pagando el kWh a US $ 28.4. Para que lo entienda cualquiera diríamos que si comparamos los costes de la energía para iluminación entre un ciudadano de New York y el africano de nuestro ejemplo, por cada dólar que paga el neoyorquino el africano estaría pagando 278.43 dólares.

Aún con estos datos el africano al africano probablemente le costase muchísimo entender este razonamiento, entre otras cosas porque los responsables de la gestión de la electricidad convencional ya se han encargado de crear un sistema lo suficientemente complicado como para que no lo entienda la gran mayoría de la gente. Pero nosotros los hemos calculado y los datos son exactamente esos.

Lo único que nota el africano es que cada vez paga más por la energía hasta que llega un momento en el que empieza a protestar sin resultados, finalmente tiene que cerrar sus negocios y empieza a pasar hambre. En gran medida la revolución que se extiende ya por todo el norte de África se debe mayoritariamente a este problema.

Sobre esta percepción bastante surrealista sobre la rentabilidad de la energía solar fotovoltaica no hay que quitarle mérito a los grandes lobbies energéticos y las campañas contra las energías renovables de aquellos sectores que se ven amenazados por lo que es un clamor popular en cada vez más sitios: La generación distribuida e independencia de los sistemas eléctricos convencionales.

¿Existe un mercado de cliente final en África?
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Aparte de la transformación de los sistemas de generación ineficientes hay otro mercado en África mucho más grande aún, y es el usuario final que actualmente no tiene acceso a ninguna fuente de generación. Hasta ahora este mercado está sin explotar por dificultades de distribuir al cliente el producto adecuado pero la capacidad de compra existe. Buena prueba de ello es que las compañías de telefonía móvil, mucho más activas comercialmente y con productos orientados al mercado local han conseguido que la mitad de los habitantes del continente tengan acceso a la tecnología móvil.

El problema de la energía solar fotovoltaica es precisamente que es una tecnología demasiado buena para África. Es una tecnología tan sumamente buena para el usuario que rompe sus vínculos con los canales habituales de energía: luz e hidrocarburos. Al no existir una cuota mensual que pagar hay muy poco interés real en implantar la tecnología fotovoltaica, más bien surgen obstáculos. Es por ello que las redes de distribución actualmente existentes no están interesadas en implantar esta tecnología y el coste al usuario final del producto, si existe el que necesita, es finalmente muy elevado.

Sobre el tipo de proyectos

Comprender bien la energía, sus costes, las rentabilidades de los proyectos y la forma de optimizar las instalaciones desde luego no es una cuestión nada sencilla. Más complicado aún resulta en tantos países donde, por una ausencia de reglamentos técnicos, la forma de realizar las instalaciones es totalmente a gusto de cada instalador.

Ello hace difícil saber exactamente como actuar en cada caso y cual es la opción más rentable. En este sentido queremos indicar nuestra opinión sobre muchos nuevos planeamientos que se vienen llevando a cabo en África y en muchas otras economías emergentes. Nos referimos especialmente a la tendencia al desarrollo de grandes parques de producción fotovoltaica para aprovechar el factor escala.


A nuestro parecer, la construcción de grandes parques de producción fotovoltaica de tamaño medio o grande es la forma más contraproducente de implantar la energía solar fotovoltaica en África o en otras economías emergentes.

Los parques fotovoltaicos se han creado como negocio para inversores que aportan capital y esperan un rendimiento. El planteamiento es correcto en países como Alemania donde los puntos de generación y consumo están próximos. Y sobre todo en lugares donde el consumo se realiza de forma eficiente.

Pero si aplicamos el mismo esquema en economías emergenes surgen los siguientes problemas:
  • El más importante de todos es que los consumos unitarios en las economías emergentes son muy elevados por varios motivos. Uno de ellos es por la tendencia generaliza a comprar equipos baratos, y un motor o un compresor barato es sinónimo de duplicar o triplicar el consumo. Tampoco hay cultura por la eficiencia energética y no están disponibles equipos de bajo consumo. Es por ello que poco puede conseguirse si no se actúa en eficiencia energética en los núcleos urbanos.
  • Pero otro problema aún mayor si cabe es que la principal rentabilidad de la energía fotovoltaica en África está en la electrificación rural. Normalmente es necesaria en zonas remotas donde el transporte de la energía eléctrica con redes convencionales genera importantes pérdidas y caídas de tensión por las enormes distancias. La población está dispersa y el principal problema es precisamente distribuir. No tiene por ello mucho sentido generar con energía solar fotovoltaica de forma centralizada cuando el problema es precisamente la distribución.
Continua 2ª PARTE

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