Cuando
 al bosque ripario mediterráneo no le han salido flores ni hojas, 
encontraremos un arbusto que no solamente está floreciendo, sino que aún
 mantiene los frutos otoñales, estamos hablando del durillo (Viburnum tinus).
 Es muy importante para la biodiversidad del bosque mediterráneo, ya que
 es la principal zona de invernada para las aves migrantes de media y 
larga distancia.
En
 nuestro proyecto de investigación trabajamos desde hace más de veinte 
años aspectos socioeconómicos y de biodiversidad, con un enfoque de 
interacciones entre diferentes variables en lugares aislados del bosque 
mediterráneo. Desde 2.012 analizamos como puede mejorarse la propagación
 de la vegetación natural, y algunos cultivos antiguos que están 
amenazados. Dos de las acciones de investigación son el registro de 
presencia de aves dispersadoras de semillas en todo el ciclo anual y el 
registro de los polinizadores secundarios. No podemos actuar sobre un 
ecosistema sin tener en cuenta todos sus componentes, y más cuando estos
 componentes juegan un papel clave en la regulación de la naturaleza, 
como es el caso de los dispersadores de semillas y de los polinizadores.
 Para estudiar estas interacciones, nuestra compañera Carmen Escobero 
está analizando la bibliografía científica publicada hasta ahora. Una de
 las interacciones con aves y polinizadores que se está estudiando en 
profundidad es la del Durillo (Viburnum tinus).
El
 durillo constituye una fuente de alimento para varias aves frugívoras 
del ecosistema mediterráneo, entre las que encontramos el petirrojo 
europeo (Erithacus rubecula), varias especies de curruca como la capirotada (Sylvia atricapilla), la mosquitera (Sylvia borin) y la  cabecinegra (Sylvia melanocephala); y algunos zorzales como el zorzal común (Turdus philomelos) y el mirlo común (Turdus merula).
 Por tanto, la densidad y distribución local de estas aves se verían 
afectadas por la presencia y cantidad de frutos carnosos disponibles.
Por
 otra parte, el durillo no solo supone un recurso para las aves durante 
el invierno, sino también para los insectos polinizadores que se 
benefician del néctar de sus flores. Aparte de los polinizadores por 
excelencia, es decir, la abeja melífera (Apis mellifera) y el abejorro común (Bombus terrestris),
 el durillo atrae otros grupos de polinizadores secundarios que poseen 
un papel crucial en el mantenimiento de la diversidad y estabilidad de 
los ecosistemas. Algunos de estos polinizadores secundarios son las 
hormigas (orden Hymenoptera), las moscas (orden Diptera) y los 
escarabajos (orden Coleoptera). Aunque la eficacia individual de los 
polinizadores secundarios en cada interacción con una flor es menor, su 
mayor frecuencia de visitas compensa este factor.
Bibliografía:
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