Según un estudio de mercado llevado a cabo por McGraw-Hill Construction, el negocio de los edificios eficientes sigue creciendo con fuerza en Estados Unidos. La actual tendencia parece imparable y es que como hemos visto recientemente (ver aquí), ya disponemos de datos objetivos que permiten asegurar un ahorro del 50 % en los costes energéticos en este tipo de edificios. Ya que los costes en eficiencia energética son pequeños en relación al coste del edificio, es fácil entender por qué hacen furor estos nuevos edificios. Imaginemos lo que podría comprarse si todos los meses conseguimos reducir a la mitad las facturas que pagamos a las compañías suministradoras de luz y gas.
En Estados Unidos, en particular, el negocio de los edificios eco-eficientes despegó en 2005, y no deja de aumentar conforme la población se percata de los beneficios obtenidos con una casa eficiente. La actual tendencia de mercado ha sobrevivido incluso al derrumbamiento del sector inmobiliario que desde 2006 padece Estados Unidos (ver Green building sector surviving U.S. housing slump). Y es que las compañías que están realmente preparadas para absorber esta demanda del mercado son aún pocas, al menos si quieren cumplir las exigentes medidas de control que se vienen desarrollando para garantizar la eco-eficiencia de los edificios (Ver Certificación LEED de edificios de alta eficiencia). La carga de la hipoteca es más pesada cuando se simultanea con abultados recibos de los suministros energéticos, y eso parece que se ha entendido bien por los consumidores norteamericanos. De hecho, el objetivo de USGBC es que en 2010 ya se haya superado la cifra de 100.000 proyectos comerciales que han superado la certificación LEED.
Al invertir en un edificio eco-eficiente la mayoría de los compradores buscan reducir los costes de operación, pero también es importante el valor añadido obtenido en este tipo de edificios.
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