En los años 80 desapareció la idea romántica del ecologismo, no porque no sigan existiendo personas que nos identifiquemos con esa forma de ver las cosas, sino porque en aquellos años apareció el dinero asociado al medio ambiente. Los que despotricaban de los ecologistas por su obstruccionismo del desarrollo insostenible de la época, se dieron cuenta que era mucho mejor reconvertirse al ecologismo, y en ese momento nació el negocio medioambiental. En el fondo cualquier actividad al aire libre puede enmascararse como medioambiental, y sin recato alguno se utiliza la protección del medio ambiente para justificar cualquier actividad por nociva que sea.
Más execrable aún si cabe es la actitud de aquellos que se dedican a lucrarse a costa de los esfuerzos que la comunidad internacional realiza para luchar contra problemas globales como la destrucción de las selvas tropicales o el cambio climático.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones de la bonita idea del mecanismo CDM (ver p.ej. "Más sobre el CDM y sus mecanismos"), una estrategia que consiste en apoyar económicamente desde los países occidentales proyectos que sean beneficiosos contra el cambio climático y que se realicen en los países pobres).
El mercado del carbono forestal es una actividad emergente que permite a los países ricos pagar por la protección del bosque tropical. Una alternativa barata y eficaz para combatir el cambio climático.
Hay un creciente interés en los países ricos en la compra de derechos del carbono almacenados en los árboles que ellos cultivan, y compensar así sus propias emisiones de dióxido de carbono.
Pero los grupos ambientalistas han denunciado que dar un gran valor a los árboles puede originar fricciones o incluso conflictos en algunos países pobres, debido a lo incierto de los derechos de posesión, corrupción y políticas inadecuadas. Indonesia es por el momento el único país que ha intentado regular el esquema sobre el que trabajan, pero las tensiones del modelo siguen apareciendo.
Papua Nueva Guinea, uno de los países donde el bosque lluvioso desaparece con más rapidez, ha intentado establecer su oficina para desarrollar proyectos de protección del bosque. Pero la agencia ha tenido que suspender sus actividades tras la aparición de disputas de propiedad.
Los bróker han entrado en el negocio como consultores de estos proyectos, y tanta comercialización ha originado problemas.
No queremos pensar mal, pero lo que nos ha llamado la atención de la noticia que mencionamos en la bibliografía es que una empresa española esté en la polémica de un presunto fraude detectado nada menos que en Indonesia.
La empresa se llama CeroCO2, es de Zaragoza y ha dicho a sus clientes que el proyecto polémico estaba en una etapa temprana y que las compensaciones por carbono eran todavía hipotéticas. Según cuenta Reuters, la web de CeroCO2 dice que las compensaciones cumplen lo indicado por los auditores, pero los auditores dicen que no. Los auditores dicen que no han recibido ningún documento, y CeroCO2 dice que es un error en la página web.
En fin….
Bibliografía: Reuters
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