Desde que en 1.995 comencé a viajar por lugares un pelín remotos me interesaron de sobremanera varias cosas; entre otras la naturaleza, la etnografía, los medios de vida y desde hace unos años los procesos productivos preindustriales, especialmente en África. Al respecto, mis buenos amigos de la República Centroafricana hace unos días me mandaron estas bonitas fotos, en las que vemos un un proceso transformador muy especial, la producción de la manteca de nueces de Karité (Vitellaria paradoxa),
Procedente de las nueces de un árbol emblemático de las sabanas de África occidental, la manteca de karité es utilizada desde hace siglos por las poblaciones locales. En las sabanas arbóreas de África occidental el fruto se colecta en el bosque tanto en variedades salvajes como cultivables, secado, molido, refinado separado. Sus propiedades nutritivas, hidratantes y protectoras lo hacen imprescindible tanto en aromaterapia como en cosmética. Aunque pertenece a la gran familia de los aceites vegetales, es sólido a temperatura ambiente y se funde alrededor de los 35°C.
Se trata de un producto con propiedades calmantes y protectoras de la piel, donde forma un film protector que previene la deshidratación. En los países occidentales la manteca de karité se utiliza en pastelería, cosmética y farmacia. En Europa es un producto muy caro, mientras que en la República Centroafricana se obtiene con mucha facilidad.
Nombre latino: Butyrospermum parkii. Parte utilizada: Almendras
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