En la península ibérica, los megaincendios son una amenaza
grave, cada vez más letal debido al aumento de temperatura excepcional, de 0,3
ºC por década, desde 1960. La sociedad busca protección, pero la mayoría
desconoce que en nuestros campos tenemos especies arbóreas de peligrosidad
variable. Los árboles del bosque mediterráneo resisten los incendios mientras
que, en otras especies, cuando están fuera de su hábitat natural, se producen
incendios más intensos y peligrosos por razones ecológicas y estructurales. En
mi opinión, los expertos que aparecen en los medios no están abordando los
aspectos esenciales para la planificación forestal y la prevención pues están
obviando algo clave, la peligrosidad de las diferentes especies arbóreas .
Estos expertos están centrando su oratoria en la necesidad de gestionar los
montes existentes, sin diferenciar monocultivos de bosques, y sin considerar
las diferencias de riesgo entre especies. Esto me parece un error sumamente
grave y por ello Estos expertos insisten en gestionar los montes sin distinguir
entre monocultivos y bosques ni considerar el riesgo según la especie.
Considero que esto es un grave error, por lo que expreso mi desacuerdo
respetuosamente. Expreso mi opinión respetando las demás, aunque no las comparto.
Existe información fundamental que no ha sido comunicada: la
inflamabilidad de ciertas especies consideradas peligrosas, en particular los
árboles que pueden representar mayores riesgos en las zonas donde fueron
plantados a partir del año 1950. Muchos pinares fueron establecidos en altas
densidades iniciales, fuera de su hábitat natural, generando una estructura con
elevada continuidad horizontal y vertical del combustible. La repoblación de
Pinus pinaster, el más utilizado en los monocultivos, se realizó a marco
estrecho, lo que favoreció la formación de masas densas y continuas en el
tiempo. La elevada densidad de plantación ha derivado en una masa con fuerte
competencia intraespecífica y continuidad de copas y sotobosque, lo que
incrementa su vulnerabilidad frente a incendios. Una planificación forestal
peligrosa que no solamente no se reconoce, sino que muchos expertos, los
ligados a la silvicultura, hablan en los medios de estas repoblaciones
forestales monoespecíficas como ejemplo a seguir.
Empiezo a pensar que los expertos en ingeniería sobre
bosques, pese a pertenecer a profesiones muy antiguas, desconocen qué causa la
diferencia en la peligrosidad de los árboles, y como atajarla. Sugiero que en
este debate participen también ingenieros que en sus estudios conocieron la
ciencia de los materiales, como es mi caso, por ejemplo. El conocimiento del
comportamiento de los materiales es clave para protegernos en el futuro, la
gestión y el manejo de los árboles sin reconocer el peligro de muchas masas
arbóreas es insuficiente, costoso, y de dudosa viabilidad.
Si bien no se trata de la especie más abundante, la que
realmente amenaza por su peligrosidad y formar masas compactas que facilitan la
propagación, es el pinus resinero, o pinus pinaster. Sus acículas finas y largas se secan rápido,
tiene abundante resina (altamente inflamable) y forma combustibles continuos en
el sotobosque. Es una especie además que dificulta enormemente la aparición de
otras especies en el interior de los pinares.
En España la despoblación intensa del campo tuvo lugar entre
1950 y 1975, desde entonces continúa más lentamente una pérdida progresiva de
población rural, por falta de renovación, y ausencia de oportunidades para los
jóvenes formados. Nada tiene que ver la despoblación con la protección de la
naturaleza, como algunos llevan argumentando incluso desde la universidad,
manipulando los datos.
Respecto a la materia orgánica combustible, Los campos en
los años lluviosos son más peligrosos por la excesiva proliferación de
herbáceas, eso ocurrió por ejemplo en 2009, 2024 y 2025. Todo esto ya lo
sabemos, pero no explica por qué los megaincendios se han concentrado en un
intervalo de tiempo tan reducido.
Otro de los mantras que se nos ha repetido es el papel de la
ganadería, que es importante, pero tampoco explica la alta concentración de
incendios en tan pocos días.
¿Nadie se ha preguntado por qué los incendios se
concentraron en un intervalo de días tan breve durante agosto de 2025?
La diferencia de peligrosidad de las distintas especies
arbóreas es importante, pero hay un factor más, de gran importancia, el que
relaciona la peligrosidad con las condiciones ambientales extremas, la
inflamabilidad. Tras miles de horas de tertulias con expertos en la materia, me
ha preocupado mucho que nunca hablase nadie de lo que a mi parecer es la causa
primaria y fundamental. La inmensa mayoría estaban más preocupados por dar
valor a la importancia de fomentar inversiones públicas de 3.000 euros por hectárea
en lo que ya tenemos.
Sugiero encarecidamente a las autoridades autonómicas y
estatales, que entiendo tienen voluntad de tratar de encontrar una solución,
que no se dejen convencer por los autodenominados en expertos competentes. Si
no se explica en detalle la gráfica que he preparado, lo único que
conseguiremos será derrochar los impuestos del contribuyente.
¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂é
𝗼𝗰𝘂𝗿𝗿𝗶ó
𝗲𝗹
𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼
𝗳𝗮𝘁í𝗱𝗶𝗰𝗼
𝗱𝗲
𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼
𝟮𝟬𝟮𝟱?
Desde hace días estaba buscando una forma de representar los
datos clave, que no son otros que las condiciones ambientales muy específicas
que tuvieron lugar en España durante agosto de 2025, y sobre todo quería
mostrar por qué pequeñas diferencias en las temperaturas máximas, pueden ser
letales si tienen lugar durante un periodo de tiempo prolongado. Esas son las
dos claves principales, a tener en cuenta por los ingenieros especialistas en
ciencia de materiales para poder modelizar lo más importante, el incremento del
riesgo de incendio y los lugares donde aumenta.
Las variables ambientales clave, son la humedad relativa del
aire, y la temperatura, el efecto conjunto de ambas variables es lo que
realmente condiciona la peligrosidad de los incendios y la facilidad en que se
produzcan.
¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂é?
La tercera variable clave de esta ecuación, justo la que
muchos expertos están tratando de minimizar como hemos visto en las últimas
semanas, es la inflamabilidad de los materiales.
La inflamabilidad de los materiales depende del tipo de
árbol, de la temperatura y de la humedad, y en los momentos en los que es muy
alta, basta una pequeña chispa para que de una forma casi explosiva se produzca
la ignición de la materia fina.
En estas condiciones que describo los árboles más
peligrosos, digan los expertos en silvicultura lo que quieran, son coníferas y
eucaliptos. Con las coníferas estamos originando una situación de alto riesgo
si en especies como el pino resinero (pinus pinaster), el más abundante con 5,3
millones de hectáreas, lo sacamos de su hábitat natural y lo llevamos a otros
hábitats donde las temperaturas están varios grados centígrados por encima
durante las horas centrales del día. Es patético que los que hablan de los
pinares de Soria, muchos de ellos expertos, no conozcan estas cuestiones clave
de ingeniería de materiales. Lamentable que se dediquen a tratar de
descalificarme e incluso amenazarme desde algunos organismos.
La inflamabilidad de un material vegetal (como el Pinus
pinaster) se mide en laboratorio y en campo mediante diferentes métodos
normalizados. En ecología del fuego se considera como la facilidad con la que
un material se enciende y arde.
Se suele descomponer en cuatro componentes principales:
1. Tiempo de ignición (Ignitability): Tiempo que tarda el
material en encenderse al ser expuesto a una fuente de calor. Se mide en
segundos, usando equipos como el cone calorimeter o estufas de radiación.
Velocidad de
combustión (Combustibility). Rapidez con que se consume el material una vez
encendido. Se mide observando la tasa de pérdida de masa o la altura/velocidad
de la llama.
2. Duración de la combustión (Sustainability)
Tiempo total que el material puede mantenerse ardiendo.
Relacionado con la cantidad de energía liberada.
3. Propagación (Consumability)
Capacidad del material para arder completamente y transmitir
fuego a combustibles vecinos.
¿𝗤𝘂é 𝗼𝗰𝘂𝗿𝗿𝗶ó
𝗲𝗻
𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼?
La ola de calor de agosto de 2025 fue histórica y la más
intensa jamás registrada en España, según datos provisionales de la Agencia
Estatal de Meteorología (AEMET). Con una duración de 16 días y una anomalía de
4,6 °C por encima de lo normal, superó el récord anterior de julio de 2022.
Además, el período del 8 al 17 de agosto fue el conjunto de diez días
consecutivos más cálido desde al menos 1950.
La suma del efecto de la temperatura alta y la disminución
de la humedad en la inflamabilidad del Pinus pinaster (pino resinero o
marítimo) no es una simple adición, sino una sinergia donde ambos factores se
potencian mutuamente, aumentando el riesgo de ignición y la propagación del
fuego de manera exponencial.
Para entender lo que esto significa, sobre todo como tiene
lugar el aumento exponencial del riesgo, he preparado el diagrama que muestra
como aumenta la peligrosidad no solamente por la temperatura elevada, sino por
el efecto combinado de la pérdida de humedad, es decir, lo que realmente
provoca una ola de calor prolongada es una pérdida de humedad incluso por
debajo del 20 %. Lo he preparado para el pinaster porque es la especie arbórea
más peligrosa y la que realmente está provocando los megaincendios grave, alqo
que se está ocultando por la mayoría de los expertos.
A mi parecer, estos conceptos de ingeniería de los
materiales son clave y no están siendo considerados por los expertos, son
conceptos que vinculan claramente el riesgo con la situación de anomalías
climáticas que estamos sufriendo.
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