Una aproximación más sostenible y
comprometida con las renovables que sirva de apoyo a los sistemas de generación
basados en los motores de combustión puede ayudar a paliar la escasez de
electricidad en África que hace al continente perder competitividad.
Una comparación entre las
diferentes regiones globales del uso de la electricidad y desarrollo económico
revela la estrecha relación entre los dos factores. En la figura con la que
abrimos este artículo vemos la relación entre el producto doméstico bruto (GDP)
y la paridad de potencia de compra (PPP) por persona y año como una función del
uso de electricidad por persona y año como función del uso de la electricidad
per cápita en las áreas principales del mundo. Los coeficientes de correlación
para la línea de tendencia roja tienen un valor alto de 0,95. Las desviaciones
ligeras de esta línea de tendencia pueden ser explicadas por, por ejemplo, el
derroche energético en USA y la mayor eficiencia energética existente en Europa
en la otra.
En las naciones económicamente
desarrolladas, alrededor de un tercio del uso total de electricidad se produce
en el consumo de las familias, mientras que dos tercios se consumen en la
industria y los servicios. El uso de la electricidad drásticamente incrementa
la productividad por persona. Ya que en África se consume la menor energía per
cápita, y además el menor GDP per cápita, se necesita sustancialmente más
energía eléctrica para llegar a ser competitivos globalmente y abolir la
pobreza.
El consumo de electricidad por
persona y año en África es en promedio alrededor de 500 kWh – sólo el 20 % del
promedio mundial de 2500 kWh. Pero así y todo las medias son engañosas. Si
excluimos el consumo de Sudáfrica y el Norte de África, el consumo per cápita
para África Central, Oriental y Occidental no supera los 180 kwh al año.
Pensemos que una familia española en promedio consume unos 250 – 300 kwh al
mes. Esto significa que alrededor del 80 % de la gente de África usa menos de
un 7 % del promedio mundial – o solamente el 1,5 % de lo que consume un
ciudadano norteamericano. O sea, se necesitan 66,6 africanos para consumir la
energía de un norteamericano.
Algunas cosas obvias son
importantes:
- El consumo promedio de África no es representativo en el continente. El uso de electricidad per cápita en los países del Norte de África, además de la República de Sudáfrica, es mucho mayor que en la mayoría de los países africanos.
- La elevación de la productividad y los estándares de vida en África respecto a los niveles de competitividad global requiere incrementar al menos cinco veces el uso per cápita de electricidad.
- Para el grueso de la población africana, al menos se requiere un incremento de 10 – 20 veces el suministro de energía para proporcionar unas condiciones y competitividad económica comparables al resto del mundo.
Debe notarse que para conseguir
unos niveles confortables de electricidad en hogares y comunidades, un
suministro eléctrico de 500 kWh por persona y año puede ser suficiente. Sin
embargo, mucha más electricidad se requiere para impulsar la productividad
económica. El procesado y refrigeración de productos agrícolas, actividades
mineras, procesos de fabricación, manejo de datos y comunicaciones, todos
requieren considerables cantidades de energía.
En Etiopía, por ejemplo, el
suministro de electricidad está creciendo rápido, en alrededor de un 7 % anual,
que ya es un alcance bastante importante. Pero para conseguir competitividad
económica, el uso de electricidad promedio per cápita debería elevarse desde
los actuales 50 kWh por año – una de las cifras más bajas de África – a al
menos un modesto 1000 kWh. Para conseguir esto en quince años, se requiere un
crecimiento anual del 22 %. Pero incluso con tal tasa de crecimiento, el
consumo promedio de Etiopía sería menor que un tercio del promedio global, ya
que muchos escenarios indican que el uso de electricidad global se doblará en
los próximos 20 años.
Etiopía tiene el mayor potencial
hidroeléctrico de África y planea añadir 37 GW de capacidad de renovables en
los próximos 25 años.
Pero en muchos países africanos
faltan los recursos naturales renovables, tales como la hidroeléctrica, y por
lo tanto todavía dependen profundamente de los combustibles para la generación
de electricidad. Para toda África, un 40 % de la electricidad se produce del carbón,
un 30 % del gas natural, 15 % hidroeléctrica y un 12 % del petróleo. La
combinación de biocombustibles, eólica y solar para producir electricidad es
aún despreciable.
En la figura con la que abrimos
este artículo podemos ver que la República de Sudáfrica alberga casi todas las
aplicaciones de carbón del continente, mientras que el Norte de África genera
su electricidad principalmente con gas y petróleo. Excluyendo Sudáfrica y Norte
de África, la hidroeléctrica es la fuente de electricidad dominante del resto
de África para 780 millones de personas. Sin embargo, la hidroeléctrica se basa
en el curso de sistemas de ríos con altas fluctuaciones con la lluvia, por ello
hay mucha irregularidad en el suministro eléctrico incluso donde están
presentes las redes de distribución.
Una posible solución para la
mayoría de los países africanos sería construir un sistema de transmisión y distribución
para el gas natural de las reservas de Nigeria y Norte de África para poner en
marcha centrales de potencia. Pero en estos países no se está en disposición de
pagar por el gas lo que se paga en Europa y Asia, por lo que el gas no puede
llegar al Este, Centro y Oeste de África. Los enormes recursos de carbón de
África presentan otra opción, pero entran en conflicto con las aspiraciones
para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Nigeria está favorablemente
situada para generar electricidad con gas natural para suministrar a su economía.
Pero por el momento, una renta per cápita anual de $1190 y uso de electricidad
per cápita anual de 120 kWh están en el mismo rango que países tales como
Etiopía.
Fuera de Nigeria y el Norte de
África, las reservas de gas natural de África son limitadas, aunque Sudáfrica
parece mantener prometedores recursos de gas no convencionales, tales como
metano en lechos de carbón y gas de esquisto. Países tales como Angola,
Camerún, Mozambique y Namibia tienen reservas de gas considerables que podrían
usarse inteligentemente para realzar la producción de electricidad. Pero quemar gas en estaciones de potencia con
carga base grande no sería apropiado.
Soluciones al problema
África tiene un gran potencial
para las energías renovables, especialmente para sistemas fotovoltaicos, y fuentes
de energía geotérmica e hidroeléctrica. La energía fotovoltaica es ya altamente
competitiva sustituyendo generadores diesel y las tecnologías para la
implementación masiva de estos sistemas en generación distribuida están
disponibles. No obstante, su desarrollo masivo en el continente es complejo y
requiere sobre todo unos conocimientos de ingeniería que no están disponibles.
Bibliografía:
- A fast track to African power. Power Engineering International 01/10/2012
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