Desde que abrimos en febrero esta sección, muchas cosas han cambiado. En aquel momento, la mayoría incluso dudaba de que estuviésemos entrando en crisis económica, pero lo que nadie imaginaba era el desplome de los bancos de inversión norteamericanos. La “joya de la corona”, los bancos de inversión de Estados Unidos, han caído o están en situación agónica. El sector de la construcción está “aluminosizado” en todo el mundo, y compañías gigantescas como “General Motors”, ejemplo de la economía eficiente en el siglo XX, parecen estar deshojando la margarita.
¿Es prudente invertir en estos momentos?
Las fluctuaciones de todos los indicadores económicos a la vez, te hacen rico o pobre en días alternos, todo depende de los cambios que en cada momento se vayan produciendo. Hasta Arabia Saudí, feliz hasta hace muy pocas semanas, ha visto como el desplome del precio del petróleo les ha cogido desprevenido en medio de obras faraónicas y hay riesgo real de que la economía salga dañada. Incluso lo que parecía la única estrategia para salvar el sistema bancario, el plan Paulson, ahora es ya descartado por su propio creador. Pero si los pocos recursos existentes no se pueden destinar al sistema bancario, entonces sigue existiendo riesgo real de desplome de bancos importantes, un riesgo que el Fondo de de Garantía de Depósitos no alcanzaría a cubrir ni de casualidad. Si sólo los promotores deben a los bancos casi el doble que Europa ha dado a España desde 1986, parece claro que no hay dinero en España para garantizar siquiera los depósitos bancarios. Si el riesgo aumenta, y entramos en deflación, es posible que la gente incluso saque el dinero del banco porque lo considere más seguro, y entonces ya sí que nadie ha previsto lo que puede ocurrir con el euro. Así que incluso sin hacer nada el riesgo está ahí, algo que casi nadie ha conocido nunca.
Es por lo tanto importante replantear las opciones que tiene todo aquel que dispone de recursos propios de algún tipo, porque lo que está claro es que va a quedar afectado haga lo que haga. El report de The Economist sobre España, que ya hemos analizado en detalle.
Invertir en especialización
Sin duda alguna, si hay algo que necesitan todas las empresas y profesionales españoles, es orientar sus actividades hacia la especialización. Ello puede hacerse de forma paulatina, y no requiere grandes desembolsos iniciales, se trata más bien de reorientar los negocios hacia lo que “The Economist” denomina “more sophisticated business”. Nos da gran alegría también de coincidir con el semanario británico cuando dice que los más necesitados de esta orientación de los negocios son precisamente “family-owned construction companies”. Si, la mayor recomendación es esa, o se reorientan estas empresas, o simplemente desaparecen, y nos referimos a nuestro tejido productivo más consolidado, el más extenso: pequeños constructores, electricistas, fontaneros, carpinteros, etc. Empresas que han que están afectadas por el “property bust coming”. El estallido de la burbuja inmobiliaria, no es un mal pasajero, sino que es una nueva situación que durará muchos años, y exige la transformación del sistema productivo, y además, exige una transformación profunda de al menos la tercera parte de la economía española.
Los jugosos datos que da “The Economist”, en su artículo “The Spanish legion” son realmente ilustrativos de cómo puede asumirse tan profundo reto. La solución no es nueva, de hecho la han aplicado ya los que han sabido eludir la burbuja inmobiliaria española. Ferrovial, ha transformado su actividad clásica en otra más sofisticada, la de operador de infraestructuras. Acciona, está ya compitiendo directamente con los grandes para ser un líder mundial en desarrollo de tecnologías para energías renovables, y lo hace muy rápido. En tres años, la construcción ha pasado de representar el 80 % de su actividad a suponer tan solo el 40 % de la misma. Acciona vive ahora de las energías renovables, la electricidad y la desalinización de agua. Las compañías españolas que más éxito están teniendo en el exterior son aquellas que han orientado su actividad hacia la especialización, y ello puede conseguirse en muy poco tiempo. Y la sofisticación puede aplicarse en casi todos los campos de actividad. El mejor ejemplo es el de Inditex, que basa su expansión mundial en conseguir sacar al mercado moda más rápidamente que sus competidores, la gente sabe que sus tiendas tienen siempre la última moda, y eso les da una ventaja competitiva sin rival. Pero las cosas pueden hacerse aún más rápido que Inditex, y con muchos menos medios, solamente es necesario apostar con fuerza por la especialización, y el ejemplo vivo de ello es Oesía, una compañía española de desarrollo de software que pocos conocen pero que tiene el honor de ser citada por The Economist como ejemplo a seguir en España. No lo necesitan, pero desde aquí mandamos a unos cuantos lectores a Oesía.
Pero hay una generación de pequeñas y medianas empresas españolas que ya han aprendido la importancia de la internacionalización, y no tienen por qué ser empresas grandes, simplemente son las más innovadoras. La empresa navarra Viscofan, por ejemplo, es otra de las que está sonando con fuerza en los últimos años. También mencionamos a Felix Solis,s otra de las grandes compañías que han sabido internacionalizarse en los últimos años. Es el mayor fabricante de vinos de España, y el décimo del mundo.
Muchas empresas españolas están ahora bien capitalizadas, con buena tecnología, y buenos gestores. Muchas se han internacionalizado ya, pero muchas más sin duda lo harán pronto, y seguro sabrán aprovechar la enorme plataforma que supone el idioma español, pues hay un enorme mercado de 420 millones de personas que entienden nuestro mensaje de forma directa, y eso es un recurso que ya quisieran tener nuestros principales competidores.
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