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02 octubre 2011

Los problemas de los ejércitos con el precio del combustible y las aplicaciones de las energías renovables



Los ejércitos requieren el uso de componentes robustos que puedan resistir todo tipo de situaciones problemáticas y ello debe hacerse en lugares donde la energía eléctrica de las redes convencionales no está disponible. Pero los componentes robustos tienen un problema y es que su consumo energético es elevado. Cuando la energía era barata el uso masivo de generadores diesel podía paliar el problema pero cuando el petróleo supera los 100 dólares por barril el uso de los hidrocarburos supone un sobrecoste insostenible en las campañas militares. El coste de la energía crece exponencialmente cuando es necesario transportar el combustible a largas distancias o a lugares inaccesibles.


Nuestra experiencia en ambientes militares en lugares remotos nos ha demostrado que en las operaciones de campaña la energía se convierte en un recurso extremadamente valioso y en muchas ocasiones su disponibilidad está limitada. Los ejércitos son altamente sensibles ante los precios de los hidrocarburos y actualmente se enfrentan a serios problemas por el coste de la energía.

La actual dependencia de los ejércitos de los hidrocarburos proviene de una decisión tomada por Winston Churchil en 1912, cuando ordenó a la British Royal Navy a cambiar como fuente de combustible el carbón por el petróleo en sus barcos de guerra. Éste fue un momento crucial de la historia militar pues llevó a la Anglo-Persain oil company, una antecesora de BP, a dirigir al mundo hacia una dependencia del petróleo que aún continua. Fue aquella decisión la que abrió la explotación de los campos petrolíferos del golfo pérsico y definió la economía de la energía que ha imperado desde entonces.
Prioridades militares en energías renovables
Los ejércitos actuales se encuentran acosados y debilitados por el coste que la energía supone para sus operaciones pues soportan como ningún otro colectivo el sobre coste de los hidrocarburos. Las cifras que se manejan actualmente como gasto de combustible por los ejércitos son realmente desproporcionadas e insostenibles. Pensemos por ejemplo que según cifras de US Defence Energy Support Center, el gasto en combustible el ejército de los Estados Unidos ascendió en 2008 a 18.000 millones de dólares. Como consecuencia de ello el precio del petróleo está afectando severamente a los presupuestos de defensa ya que cada diez dólares que sube el precio del petróleo el ejército de Estados Unidos tiene que aumentar su presupuesto para combustible en 1.300 millones de dólares.
Pero el coste de los combustibles está teniendo también un efecto negativo en la capacidad de los ejércitos en el campo de batalla. La respuesta ante el incremento de los costes de los combustibles está siendo la inmovilidad, los ejércitos no pueden moverse y ello los hace vulnerables ante los insurgentes.
El problema comenzó a ser serio en 2006, cuando el comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en el oeste de Iraq, Mayor General Richard Zilmer, solicitó con urgencia al pentágono el envío de sistemas de energías renovables con energía solar y eólica para producir energía en sus bases.
La decisión de Zilmer se fundamentaba en las carencias severas en energía que el ejército tenía que soportar en Iraq y supuso un punto de inflexión a la forma como los militares miran las energías renovables. En Irán los problemas con la energía eran severos pero en Afganistán eran mucho peor, llevar suministros a las bases militares se convertía en una proeza y sobre todo era una aventura muy costosa.
En Afganistán no existe una red eléctrica pública y la energía debe obtenerse a partir de generadores diesel, equipos baratos pero altamente costosos en cuanto a consumo. El envío del combustible debe hacerse mediante convoys de camiones que llegan de Afganistán o incluso ser transportados por vía aérea. Ambas opciones son caras pero a la vez son peligrosas ya que las columnas de suministro son a menudo atacadas con consecuencias devastadoras. La derrota de las fuerzas soviéticas en los 80 fue en gran medida propiciada por los elevados costes que suponía el suministro de energía a zonas remotas de Afganistán.
En las campañas militares el problema ya no solamente es el coste del combustible sino los costes asociados con el envío del mismo a los lugares de consumo, que son superiores a lo que cuesta el combustible. Se estima que por cada litro de combustible hay un coste añadido que va de 5,29 a 264 dólares.
También está el riesgo asociado al transporte de combustible, pues los vehículos militares con combustible son los objetivos más vulnerables para los insurgentes. Se estima que solamente en Iraq y Afganistán más de 1000 americanos han muerto como consecuencia directa del transporte de combustible.
Para combatir este problema, las energías renovables, particularmente la fotovoltaica y la energía térmica solar son opciones atractivas. Las investigaciones del US Defense Department han propiciado que se planifique en varias etapas el despliegue de generadores eólicos y solares para proporcionar al ejército norteamericano una capacidad en energías renovables de cientos de megavatios. En Estados Unidos, casi el 80 % de la energía que compra el gobierno está destinada al ejército. Es por ello que actualmente se trabaja en eficiencia energética para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Grandes proyectos militares con energías renovables
US Army está desarrollando una planta de generación solar de 500 MW en Fort Irwin, California, que ayudará a reducir su vulnerabilidad a los cortes de energía eléctrica y además ayudará a dar sombra a las tiendas y reducir así los costes de aire acondicionado en un 50 %.
Otra planta solar para aplicaciones militares está ya en funcionamiento. Se trata de Nellis Solar Power Plant cerca de Las Vegas, Nevada. La planta produce aproximadamente el 25 % de los 25 GWh/año que consume la base, y su capacidad de generación pico es de 13 MW.
La obtención de agua caliente en lugares remotos requiere un elevado consumo de energía a partir de combustibles fósiles. Por ello el ejército norteamericano usa ya captadores solares para obtener agua caliente con destino a las duchas en lugares como Afganistán.
La energía solar en el campo de batalla
Si en algún lugar la energía es cara es en el campo de batalla o en lugares con alta inseguridad por actividad insurgente. Ahí las energías renovables superan en rentabilidad a los combustibles fósiles. Los ejércitos desplazados durante meses o años a lugares remotos pueden abastecerse de energía utilizando fuentes renovables. Es por ello que muchos proyectos están en marcha destinados a reducir los costes del uso de los generadores diesel o la sustitución de baterías. Una de las mejores alternativas es el uso de paneles solares y cargadores que sirven a los soldados para cargar baterías.
Diferentes alternativas están actualmente en marcha en lugares en conflicto como Afganistán.
Seguridad en el suministro energético
Entre las ventajas de las energías renovables en el campo militar merece la pena destacar la seguridad en el suministro energético que proporcionan fuentes renovables como la energía solar o la eólica. En los lugares en conflicto la interrupción del suministro eléctrico es un problema común y también la disrupción en el suministro de combustibles fósiles para los generadores diesel. Este problema queda solucionado desde el momento en el que se usan fuentes renovables.
Combatiendo las ciber-amenazas
Otro de los problemas a los que se enfrentan los ejércitos es el riesgo creciente de ciber-amenazas en las instalaciones energéticas, un problema serio que puede dañar la capacidad operativa fácilmente. Las interrelaciones entre los sistemas de generación convencionales los hace vulnerables a los ataques terroristas. Aquí las energías renovables tienen otra ventaja competitiva realmente destacable. Los sistemas de generación off-grid son independientes de cualquier otro sistema eléctrico y ello los hace invulnerables a cualquier ataque. Actualmente valor proyectos (p. ej. CETO en Australia) están trabajando en el desarrollo de tecnologías de generación de electricidad destinadas a los sistemas de comunicaciones. Muchos de estos proyectos utilizan también sensores dentro de los programas de vigilancia.
Necesidad de innovación
Los ejércitos se están moviendo hacia las energías renovables muy rápidamente, y tienen la suerte que gran parte de la tecnología actualmente disponible comercialmente es aplicable. Tan solo es necesario adaptar la tecnología para la vida militar desde los modelos civiles y múltiples aplicaciones pueden ser resueltas.
Bibliografía: Binging Big Guns to Bear on Renewables. Energy World Magazine. May – June 2011
Palabras clave: Micro-grid technology

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante, un enfoque al uso de las energías renovables que no deja de lado los costes reales de consumo de las energías tradicionales.

Una cuestión es el cálculo del mantenimiento de los sistemas, y su fácil forma de ser atacados o destruidos, pues un panel solar o un molino de viento deben estar expuestos a la vista de forma general.

Todoproductividad dijo...

Efectivamente, ese es un problema real. Para ello hemos trabajado estudiando soluciones que adapten la tecnología a las condiciones reales de la vida militar. Por ejemplo, el panel solar require transporte y a veces llevarlo a lugares muy difíciles. Ahí está el punto crítico.

También la protección de los paneles fotovoltaicos frente al robo.

En los aerogeneradores no suele existir ese problema ya que son estructuras de mayor tamaño colocadas en altura.

crf6adv dijo...

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