Como casi todos los europeos, queremos primero manifestar que siempre hemos sido reticentes a todo lo relacionado con la manipulación genética, pero la subida de los precios de los alimentos está haciendo replantear esta situación en todo el mundo. Es necesario por ello que al menos conozcamos de qué estamos hablando.
Desde hace décadas, Europa ha tratado de impedir la llegada de productos transgénicos al continente, y los esfuerzos de empresas como Monsanto han sido demonizados. Los científicos defienden que los organismos modificados genéticamente son seguros para las personas, pero el miedo a lo desconocido ha hecho que se mantenga la prohibición de importar y producir este tipo de productos. Las cosas pueden cambiar pronto, si hacemos caso a lo que dice Ian Ferguson, jefe del gigante de la alimentación británico, Tate & Lyle, que ha llegado a decir que los organismos modificados son en este momento un “hecho de vida”.
Ya que son muchos los países que aceptan organismos modificados, es ya caro eludir su presencia en los productos que llegan a Europa. Ello supone un encarecimiento en los precios del alimento para el ganado, lo cual está amenazando a la industria productora de ganado europea. Actualmente hay un intenso debate político en la UE con el que se trata de levantar la prohibición de importar patatas y maíz. Si se aprueba, será una victoria para Monsanto, pero la firma está ya disfrutando de un enorme éxito comercial. Monsanto tuvo un beneficio de 993 millones de dólares al año en agosto, con unas ventas de 8600 millones de dólares. El boom de precios de los productos agrícolas ayudó, pero el boom de los productos modificados es lo que realmente está tirando hacia arriba del beneficio.
La superficie total de cultivos modificados aumentó un 12 % el pasado año, alcanzando los 114 millones de hectáreas. América está arriba en la lista, pero le siguen Argentina, Brasil, India y China. Debido al elevado crecimiento de China, es muy probable que el mundo necesite mucho más alimento en el futuro, así como tierra cultivable y la energía será más escasa y cara.
Los primeros productos modificados desarrollados por Monsanto, estaban pensados para resistir los pesticidas y herbicidas, lo cual conlleva facilitar los cultivos. La siguiente generación lleva más “peculiaridades”, como por ejemplo la resistencia a la sequía, muy cotizadas por los granjeros.
Como ocurre con el software, los productos modificados genéticamente tienen protegidos los derechos de explotación por las disposiciones de regulación de la propiedad intelectual, lo cual da un importante valor añadido a los desarrollos biotecnológicos sobre organismos modificados.
Este post es un extracto libre del artículo “The next green revolution”, publicado en The Economist February 23rd 2008.
Desde hace décadas, Europa ha tratado de impedir la llegada de productos transgénicos al continente, y los esfuerzos de empresas como Monsanto han sido demonizados. Los científicos defienden que los organismos modificados genéticamente son seguros para las personas, pero el miedo a lo desconocido ha hecho que se mantenga la prohibición de importar y producir este tipo de productos. Las cosas pueden cambiar pronto, si hacemos caso a lo que dice Ian Ferguson, jefe del gigante de la alimentación británico, Tate & Lyle, que ha llegado a decir que los organismos modificados son en este momento un “hecho de vida”.
Ya que son muchos los países que aceptan organismos modificados, es ya caro eludir su presencia en los productos que llegan a Europa. Ello supone un encarecimiento en los precios del alimento para el ganado, lo cual está amenazando a la industria productora de ganado europea. Actualmente hay un intenso debate político en la UE con el que se trata de levantar la prohibición de importar patatas y maíz. Si se aprueba, será una victoria para Monsanto, pero la firma está ya disfrutando de un enorme éxito comercial. Monsanto tuvo un beneficio de 993 millones de dólares al año en agosto, con unas ventas de 8600 millones de dólares. El boom de precios de los productos agrícolas ayudó, pero el boom de los productos modificados es lo que realmente está tirando hacia arriba del beneficio.
La superficie total de cultivos modificados aumentó un 12 % el pasado año, alcanzando los 114 millones de hectáreas. América está arriba en la lista, pero le siguen Argentina, Brasil, India y China. Debido al elevado crecimiento de China, es muy probable que el mundo necesite mucho más alimento en el futuro, así como tierra cultivable y la energía será más escasa y cara.
Los primeros productos modificados desarrollados por Monsanto, estaban pensados para resistir los pesticidas y herbicidas, lo cual conlleva facilitar los cultivos. La siguiente generación lleva más “peculiaridades”, como por ejemplo la resistencia a la sequía, muy cotizadas por los granjeros.
Como ocurre con el software, los productos modificados genéticamente tienen protegidos los derechos de explotación por las disposiciones de regulación de la propiedad intelectual, lo cual da un importante valor añadido a los desarrollos biotecnológicos sobre organismos modificados.
Este post es un extracto libre del artículo “The next green revolution”, publicado en The Economist February 23rd 2008.
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