Hace unos diez años quien suscribe inició un viaje por tierra a través de Turquía, un largo viaje en coche alejado de las rutas turísticas que me llevó hasta la frontera con Armenia tras circunvalar el país y recorrer gran parte del interior. El primer día del viaje, en una ciudad costera junto a Gallipoli, olvidé mi magnífica máquina fotográfica cenando en la concurrida terraza de un restaurante. Aquel día descubrí dos cosas que no olvidaré nunca, la cocina turca, y lo equivocados de los tópicos occidentales respecto a Turquía. Al día siguiente, con toda la naturalidad del mundo, el camarero me tenía guardada una cámara que costaba varias veces su sueldo.
“Looking east and south”, publicado en “The Economist de October 31st 2009” refleja perfectamente estas realidades. Turquía es un gran país, un serio competidor de España en muchos productos, un país que ahora está cambiando su forma de ver la economía y la política.
Frustrado por las equivocaciones de los europeos, Turquía está invirtiendo años de antagonismo con sus vecinos árabes. La República Turca nació en 1923, tras desmembrarse el imperio otomano, y desde entonces había estado de espaldas hacia sus antiguos dominios. Pero Turquía está ahora volviendo a oriente medio, una sabía decisión de comerciantes y diplomáticos. El movimiento es natural, considerando proximidad, la actual fortaleza de la economía turca, el resurgimiento del sentimiento islámico tras décadas de secularismo forzado, y la frustración por la lentitud de las negociaciones para la adhesión a la Unión Europea.
En los últimos siete años el Valor de las exportaciones turcas a Oriente Medio y Norte de África se han multiplicado por siete hasta alcanzar en 2008 los 31.000 millones de dólares. Turquía ha sabido ocupar interesantes nichos de mercado donde no han sabido acceder las empresas españolas en su mercado natural. Los productos turcos, grandes plegadoras o apoyos de alta tensión, eran desconocidos hace una década. Sin embargo, ahora es muy difícil competir en media gama desde Argelia a Libia, o Teheran. Turquía se encuentra en un punto neurálgico de las rutas de los oleoductos, y está sabiendo aprovechar su situación estratégica. El proyecto más notable para el futuro próximo es Nabucco, que con una inversión prevista de 11.700 millones de dólares traerá a Europa gas por Turquía de Azerbaijan, y quizás desde Turkmenistán, Irán, Iraq y Egipto. Una firma turca, TAV, acaba de terminar un terminal de aeropuerto en la capital de Egipto y está construyendo otros en Libia, Qatar, Tunisia y los Emiratos Árabes. Los turcos han sabido obtener cientos de contratos de infraestructuras en el Kurdistán iraquí, y están invirtiendo en centros comerciales e incluso colegios.
Turquía disfruta de acuerdos de libre comercio con países estratégicos como Egipto, Israel, Marruecos y Tunisia. Turquía busca actualmente acuerdos similares con seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, que Incluye Arabia Saudí.
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