Iniciamos una nueva guía con breves anotaciones de diseño y
esta vez nos centramos en los procesos de secado de la biomasa. Se trata de un
problema común que puede resolverse de formas muy diferentes. Si el secado es
insuficiente la biomasa mantendrá humedad.
Para astillas de madera con contenido de humedad del 45 %,
la eficiencia máxima de la caldera con equipamiento estándar es alrededor del
74 %. Si el mismo equipo estándar está quemando madera seca con humedad entre
el 10 y el 15 %, la eficiencia puede ser tan alta como del 80 %. Estas mejoras
en la eficiencia hacen que la producción de vapor correspondiente se incremente
del 50 al 60 %.
Una caldera de biomasa tiene mejor rendimiento cuando el
combustible tiene un secado óptimo. Si el combustible está demasiado húmedo,
puede ser imposible incluso mantener la llama encendida sin el uso
suplementario de combustibles fósiles. Con combustibles secos, la llama se
quema más caliente y uniformemente, facilitando la completa combustión. Las
emisiones de aire de la caldera se reducen (aunque las emisiones desde el
secador deben también ser consideradas). Una combustión más completa da como
resultado cantidades más bajas de compuestos orgánicos y cenizas producidas.
El exceso de aire puede reducirse significativamente,
reduciendo las velocidades de aire a través de la caldera. Esto reduce la
entrada de partículas en el gas de los humos, la erosión de las superficies del
secador, y la potencia del ventilador. Los requerimientos de combustible
reducidos para cumplir un requerimiento térmico dado también suponen un equipo
de manejo de combustible más pequeño.
Si el combustible tiene que ser transportado, el secado
reduce los costes del transporte. Adicionalmente, los biocombustibles están
sujetos a una menor degradación microbiológica en el almacenamiento.
Como con cualquier tecnología, también hay desventajas. Un
secador incrementa la complejidad del sistema y también puede reducir la
disponibilidad del sistema total y operación y costes de mantenimiento. El
ensuciamiento de cenizas y escorificación tiende a incrementarse. El primer
coste del secador puede ser significativo, aunque esto puede ser compensado por
una caldera, equipos de emisión de aire y manejo de combustible más pequeños y
por los costes de la energía, operación de la caldera y mantenimiento
reducidos.
A) Caracterización del combustible de biomasa
Las características de la biomasa varían ampliamente incluso
para el mismo tipo de material, dependiendo de muchos factores. Dependiendo de
esto, las muestras de biomasa deben secarse y a menudo se requiere dimensionar
y diseñar un secador para una aplicación específica.
Los combustibles de biomasa pueden proceder de muchas
fuentes, incluyendo productos forestales y residuos, residuos agrícolas,
residuos de procesado de alimentos, y residuos municipales y urbanos. Los
residuos producidos en nuestras ciudades, granjas e industrias representan un
vasto recurso de energía que bien aprovechado puede suministrar tanto calor
como energía eléctrica. Entre los productos que pueden incinerarse o
gasificarse encontramos:
- Residuos de productos forestales tales como residuos de actividades madereras, restos de corte, molienda y fabricación de muebles, lodos de fabricación de papel. residuos de madera y cortezas.
- Los residuos agrícolas tales como paja y rastrojos (hojas y cáscaras secas) de los cultivos y procedentes de daños en cultivos. Los residuos de cultivos son principalmente derivados de cultivos de grano tales como maíz, trigo y arroz. “Bagasse”, el residuo que queda tras las pajas de la caña de azúcar es estrujado y se extrae su jugo, que se usa como combustible. Los combustibles de biomasa también se derivan del algodón, caña de azúcar, y frutas y cultivos de nuez.
- Residuos del procesado de alimentos y bebidas tales como recortes, peelings, cáscaras, residuos alimenticios, y “pomace” (material pulpaceo que queda después del jugo prensado de frutas, tales como las manzanas).
- Residuos municipales y urbanos tales como los de demolición y construcción, de arreglos de setos y residuos sólidos. Pallets de madera, materiales de embalaje, y comida sobrante de restaurantes, supermercados y hospitales.
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