La crisis financiera mundial ha llegado a afectar a la región de América Latina y el Caribe tras un período de crecimiento excepcional del PIB. Entre 2004 y 2008, la región creció a una tasa anual del 5,3%, el ritmo más sólido en las últimas tres décadas. El aumento en el PIB estuvo encabezado por la República Bolivariana de Venezuela, que avanzó a una velocidad del 10,5%, Argentina al 8,4% y Perú al 7,4%. Asimismo, el crecimiento fue generalizado durante el período: los países del Caribe crecieron un 5,9% anual y los de América Central un 3,7%. Las economías exportadoras de petróleo de la región vieron aumentar el PIB a una tasa del 5,7%, y las importadoras de petróleo también experimentaron un crecimiento enérgico a una tasa del 5,3%. Durante este período, solo dos países tuvieron un crecimiento menor al 3% anual: Jamaica el 1,6% y Haití el 1,4%. El último período de fuerte crecimiento general de la región tuvo lugar entre 1991 y 1994, cuando el PIB creció un 4,2% anual.
El reciente crecimiento de la región se vio beneficiado por un entorno externo favorable de altos precios de los productos básicos y fuerte demanda de importaciones en los países de ingreso alto. Durante 2008, el PIB de América Latina aumentó a una tasa sólida del 4,4%, aunque inferior al fuerte ritmo del 5,7% del año anterior. Los grandes niveles de reservas y los superávits en cuenta corriente desempeñaron la función de mecanismos de amortiguación que mitigaron en cierto grado el efecto de la desaceleración de las exportaciones hacia los Estados Unidos. No obstante, las exportaciones de América Latina perdieron ímpetu, al aumentar solo un 1,7% en 2008 en comparación con el 5% de 2007, mientras que la posición en cuenta corriente de la región se redujo de un superávit del 0,5% del PIB a un déficit de igual magnitud.
El aumento en la producción estuvo bastante diferenciado entre los principales países y subregiones de América Latina y el Caribe. La franca caída de las importaciones de los Estados Unidos perjudicó las exportaciones de México, que pasaron de un crecimiento del 3,3% en 2007 a una contracción del 0,9% en 2008, y contribuyó a la desaceleración del crecimiento del PIB de un 3,2% a un 2% durante el período. El crecimiento de Argentina también disminuyó, del 8,7% en 2007 al 6,6% en 2008, a causa de la desaceleración en el gasto de los consumidores y las exportaciones. Por el contrario, Brasil mantuvo el aumento del PIB en un ritmo aún sólido del 5,2%, con su economía apoyada en un mayor desembolso de los consumidores y una mayor inversión, y además beneficiada por el desarrollo favorable en los términos de intercambio ocurridos durante el primer semestre del año.
El crecimiento del PIB se moderó en el Caribe, desde el 6% en 2007 al 4,6% en 2008. La baja se debió en parte a los daños producidos por los huracanes, pero también al debilitamiento de las exportaciones y al aporte negativo del comercio al PIB. Por su parte, el PIB de América Central se desaceleró en más de un punto porcentual desde el 3,6% hasta el 2,2%, en gran medida debido a una baja en las exportaciones vinculada con la desaceleración de la demanda en los Estados Unidos.
Si bien aún no se manifiesta en las cifras del PIB, numerosos países de la región ya sufren los efectos negativos derivados de la crisis financiera. Entre el 15 de septiembre, día en que Lehman Brothers anunció la quiebra, y fines de octubre, los mercados de valores perdieron la mitad de su valor en dólares; las monedas, en particular las de Brasil, Chile y México, se devaluaron en forma precipitada respecto del dólar; se disparó el costo de financiamiento de los gobiernos y empresas en los mercados de bonos internacionales; se desaceleró el gasto de inversión y se restringió la disponibilidad de financiamiento del comercio internacional. Estos acontecimientos han aumentado la preocupación de la región por la disminución de los precios de los productos básicos (que trajo grandes ventajas para los exportadores de alimentos y petróleo cuando estuvieron al alza), por los menores flujos de remesas y por la creciente inflación.
Las condiciones más restrictivas para el otorgamiento de financiamiento y las expectativas de un menor crecimiento de la demanda han llevado a las empresas y a los gobiernos por igual a revisar sus planes de inversión. Otra consecuencia de la restricción de las condiciones crediticias ha sido la desaparición de las líneas de crédito a la exportación, que permiten a los exportadores adquirir los bienes y servicios que necesitan para sostener sus ventas de exportación. Ahora los exportadores se enfrentan con un doble embate: por un lado, la desaceleración de la demanda de importaciones por parte de los países de ingreso alto y, por el otro, el mayor costo del crédito para sostener las operaciones de exportación.
Se espera que la reducción de la inversión provoque caídas en las importaciones regionales, pues en América Latina las inversiones suelen tener un alto componente de importaciones. Con una disminución de casi el 4% en las importaciones en 2009 y del 2% en las exportaciones, la contribución al crecimiento del comercio será de 0,6 puntos (positivos) por primera vez en 20 años. Pero la caída de la inversión y de los ingresos por exportaciones también conlleva efectos multiplicadores para toda la economía de la región, dado que el gasto real de los hogares se modera del 5,4% en 2008 al 3,1% y el crecimiento del PIB se desacelera al 2,1%. El PIB podría rebotar con bastante rapidez hasta llegar a un aumento del 4% para 2010, si se atemperaran los mercados de crédito del mundo, se disminuyera la aversión al riesgo y los países de la OCDE revivieran a causa de renovados bríos en materia del gasto de los consumidores, en consonancia con el esperado alivio de la presión inflacionaria.
Se prevé que el crecimiento de Brasil disminuirá del 5,2% en 2008 al 2,8% en 2009. Se presume que la inflación de los precios al consumidor descenderá del 6,3% en 2008 al 4,8% en 2009. Probablemente, Brasil experimentará su primer déficit en cuenta corriente desde 2002, asociado al desempeño de la cuenta de renta de la inversión, en la medida que las empresas extranjeras llevan a cabo la repatriación de utilidades. Se prevé que los estrechos lazos económicos de México con Estados Unidos verán una drástica disminución en su crecimiento durante 2009.
En el artículo se nos recuerda que la última vez que el comercio mundial sufrió una contracción fue en 1982, por lo que pocos lo recordarán. Es probable que Argentina sufra la mayor caída del crecimiento en toda la región dadas las reducciones que experimenta en la demanda del mercado de exportaciones, los precios de los productos básicos y la inversión. Perú, Panamá y la República Dominicana también se desacelerarán tras un crecimiento muy elevado que promedió el 8% durante los últimos cuatro años.
Los datos de este artículo son un resumen de las previsiones del Banco Mundial para la región. Como vemos, el año 2009 se caracterizará por una corrección global, pero desigual en la región, pero las economías aún estarán lejos de la situación de recesión que está llegando a los países desarrollados.
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