A lo largo de 2007 se ha hablado mucho de la M3, un indicador de la masa monetaria que alcanzó cifras records en meses pasados. La M3 mide el nivel de dinero en efectivo + depósitos bancarios e instrumentos de mercado de dinero. La M3 es un indicador muy importante puesto que es un indicador de peligros inflacionistas futuros. De hecho, el incremento de la M3 durante 2006 y 2007 presagiaron el incremento de la inflación global que estamos viviendo, y que se ha debido fundamentalmente a los costes de las materias primas.
Pero las cosas han cambiado bruscamente en los últimos meses. En este artículo analizamos los datos que acaba de presentar Lombard Street Research, donde se muestra la evolución de la M3 en Estados Unidos entre los años 2006 y 2008. Publicamos este análisis coincidiendo con una muestra más de lo que está sucediendo en el sistema financiero internacional, la quiebra del cuarto banco de inversión más importantes del mundo. Si, el holding financiero que fundó allá por 1850 el hijo de un tratante de ganado, Henry Lehman, había resistido muchos terremotos financieros, incluyendo gran depresión y dos guerras mundiales, pero no ha podido digerir el Credit crunch. Las garantías hipotecarias que sostenían una parte de sus fondos de inversión han resultado ser de lo más letales desde el momento que las casas se dejaron de vender en Estados Unidos.
Pero volviendo a la M3, los datos recopilados por Lombard Street Research han mostrado una evolución realmente sorprendente en los últimos meses (ver gráfica). Tan ocupados estábamos analizando las grandes perturbaciones de la mayoría de los indicadores macroeconómicos que no hemos visto lo que ha ocurrido con la M3: En Estados Unidos alcanzó una cifra record en febrero, llegando a superar el 18 % del P.I.B., pero a partir de ahí, el crecimiento de la masa monetaria se ha colapsado. Por utilizar las palabras de Gabriel Stein, economista monetario, "Monthly data for July show that the broad Money growth almost collapsed". En una base de tres meses, el crecimiento de la M3 ha caído de casi 19pc a principios de este año, a solamente 2,1 pc (datos anualizados). Este nivel está por debajo de la inflación, lo que implica una contracción en términos reales.
La masa monetaria ha sufrido una contracción en Estados Unidos que no tiene parangón en la historia de la economía moderna, lo cual parece acrecentar el riesgo y el credit crunch origine una severa contracción económica en los próximos meses. La M3 ha caído a unos niveles que nadie ha visto nunca desde que se comenzó a usar este indicador en 1959. El dinero parece haber desaparecido de la circulación, siendo muy probable que los que aún disponen de liquidez lo estén reservando para protegerse de los tiempos que se avecinan, y ello genera una espiral de escasez de liquidez cada vez más incierta.
El crecimiento de los préstamos bancarios se ha vuelto negativo desde marzo, lo cual se considera muy negativo en términos financieros. La gente no puede pedir prestado, y el que puede obtener préstamos no desea más créditos.
Según otro analista, M. Shedlock, el hundimiento de la M3 era esperable. La M3 crecía y crecía porque instituciones y particulares solicitaban líneas de crédito y aparcaban el dinero en productos de inversión, el dinero se inyectaba en el mercado porque la gente lo ponía en circulación, pero era un dinero que se estaba pidiendo prestado. El dinero se pedía prestado y cambiaba de manos, invirtiendo en viviendas, o se colocaba en productos de inversión. Lo que ha ocurrido ha sido simplemente que estas acciones puramente especulativas se han frenado, y el freno se ha echado de golpe. Es perfectamente lógico lo que ha ocurrido, un hundimiento repentino de la M3.
Pero volvamos a analizar la gráfica para saber lo que está ocurriendo con la M3. La M3 siguió creciendo al comienzo del credit crunch, algo difícil de explicar en aquel momento. Pero no se trataba más que de una distorsión causada por la casi parálisis de partes del mercado de papel de Estados Unidos. Los prestamistas se vieron forzados a salir del sistema de préstamos bancario convencional. Los inversores utilizaban aquel dinero para tapar agujeros en líneas de créditos que pensaban no podrían tapar más adelante, es decir, se pedían créditos para pagar otros. Esos comportamientos no eran inflacionistas.
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