"El monumento a la planificación central soviética se supuso como un montón de botas de pie izquierdo sobrantes sin ninguna bota derecha para emparejarla. El gran mercado de los últimos veinticinco años ha tenido como resultado millones de casas vacías sin nadie que las compre".
EL DESASTRE DE LAS BURBUJAS
La gente tiende a no creer en las burbujas, pues la falsa sensación de riqueza dota de gran locuacidad a sus defensores, y hace parecer fracasados a sus detractores. Pero mirando al pasado, el desastre de las hipotecas llega parecer ridículamente simple. Un sistema que da liquidez a las hipotecas, unas inversiones sobre-pagadas y la intoxicación del fácil crédito. Si no fuese por lo sofisticado el sistema, una mirada retrospectiva hace parecer lo que ha ocurrido un timo de incautos. ¿Alguien confiaría en un negocio con rendimientos anuales del 20 % o más? ¿Nadie se plantearía que algo está fallando? ¿De dónde sale ese dinero? Lo más sorprendente es que desde el renacimiento italiano las burbujas han plagado las finanzas occidentales y la gente cae una y otra vez. Transcurren unos años, se olvida todo, y el mecanismo comienza nuevamente a desarrollarse. Abhijit Banerjee, un economista del Massachusetts Institute of Technology, habla de una cierta irracionalidad en las burbujas. En la vorágine de las burbujas, personas interesadas se encargan de inyectar optimismo, un optimismo que va contagiando poco a poco a la población hasta que se generaliza el negocio. Y lo peor es que absolutamente ninguno de los medios de comunicación ni partidos políticos mayoritarios advirtieron a la gente lo que estaba pasando. Es más, en los últimos cuatro años lo que se pretendía era engordar la burbuja aún más pero bajo el eufemismo de "aterrizaje suave". Pero una burbuja amparada en el sistema financiero tiene unos efectos mucho más perniciosos de otras burbujas, por ejemplo de tipo industrial. El problema son las interacciones complejas entre los que prestan y los que piden prestado, y los que pagan respecto a los que reciben el dinero. Si falla alguno de los eslabones de la cadena, si alguien deja de pagara, el problema se extiende afectando incluso a muchas personas. Si la gente de pagar, el efecto de los pagos se extiende y poco a poco se va creando una sensación de "iliquidez". El riesgo crece en función del volumen, y conforme avanza se convierte en una crisis. El grupo asegurador AIG, el que fuera el más grande del mundo tuvo que ser salvado por el gobierno norteamericano. Si no lo hubiese hecho los efectos de la quiebra se hubiesen extendido por todo el mundo originando una devastadora inestabilidad financiera. De ahí vinieron los paquetes de salvamento que los gobiernos se vieron obligados a inyectar en el sistema financiero internacional. El problema de la falta de liquidez, y de la desconfianza que se genera, es que restablecer el sistema anterior lleva bastante tiempo. La mayoría de las burbujas se colapsan en las primeras fases y no suelen provocar daños, esto ha ocurrido en innumerables ocasiones. El problema de la burbuja actual es que se ha dejado crecer y cuando creció se estimuló un mayor crecimiento aún. Si bien casi nadie podía ya comprar activos inmobiliarios, pero se seguía hablando de crecimientos de precios y revalorizaciones futuras. La deflación de muchos negocios en auge tiene lugar sin que sus efectos lleguen a alcanzar cotas peligrosas, pero en esta ocasión no ha sido así. Y como ha ocurrido con todas las burbujas, los inversores han retirado su confianza y han buscado destinos más seguros, y ello genera una reacción en cadena que aleja a los inversores durante años. Y si los inversores se retiran, el crédito comienza a escasear cada vez más, y el problema se extiende. Los préstamos cada vez cuesta más conseguirlos y cada vez hay que pagar más por ellos. El boom financiero de los últimos años ha disfrutado de un vertiginoso crecimiento que ahora se está corrigiendo. En pocos años las empresas de inversión crecieron más que lo que lo hicieron desde su centenaria fundación. Goldman Sach, por ejemplo, tenía en 1970 aproximadamente 1300 empleados. A final del pasado año ya tenía aproximadamente 30.000. En 1971, Morgan Stanley tenía 3500 empleados, pero en su pico en 2006 la compañía contaba ya con 55.000. Podemos concluir diciendo que lo esperable a medio plazo es que el sobredimensionado sistema financiero actual se adecue a las necesidades reales de la economía. Es probable por ello que durante unos años el sistema financiero se contraiga hasta alcanzar la estabilidad. En ese momento, aún no previsible estarán sentadas las bases para las …próxima burbuja.
4 comentarios:
Como siempre,me parecen prodigiosos vuestros análisis.¿Os atreveriais a dibujar un "mapa" de las entidades bancarias que sobreviviran en España a esta crisis?.
¡Muchas gracias amigos!
En nuestra opinión, en España no hay todavía un riesgo inminente. El gobierno no dejará caer a ninguna entidad, y tenemos el Fondo de Garantías.
Otra cosa es que el fondo de garantía se agote (que es posible), y el gobierno no tenga capacidad de apoyo al sistema bancario. Pero tardará en ocurrir todo esto, como ocurrió en Japón. Las primeras quiebras bancarios tardaron cinco años en llegar a Japón desde el estallido de su burbuja.
Respecto al mapa, no queremos especular. Pero desde luego donde existe mayor agujero es en el Levante: Murcia, Alicante, Valencia y Málaga. Los agujeros creados por los promotores en esa zona son increíbles.
Muchas gracias.
¿Y qué pensais de esto?
http://www.libertaddigital.com/economia/virosque-los-jubilados-dejaran-de-cobrar-la-pension-en-2012-1276349317/
La Comunidad Valenciana, junto con la Murciana han basado su crecimiento exclusivamente en el "pelotazo del ladrillo". En el resto de España ha ocurrido igual, pero en ningún sitio estas actividades han supuesto un peso tan considerable en el tejido económico regional.
Más lamentable aún es que los recursos de la industria valenciana y murciana se hayan hipotecado para que sus propietarios invirtiesen en ladrillo. Peor lo ponemos tras las exigencias patrimoniales han exigido a los inversores.
La información que tenemos de estas regiones no es otra que tremendos agujeros bancarios provocados por pelotazos que se han quedado a la mitad. Estos agujeros han paralizado ya las inversiones en ambas regiones.
Si sumamos ahora la crisis del sector del automóvil, las frases del presidente de la Comunidad valenciana son entendibles.
No es más que una muestra de la desesperación.
El resto de España no está igual que valencia, afortunadamente, pero aún faltan datos sobre los efectos reales de las burbujas especulativas en la solvencia del estado.
Por último, las transferencias autonómicas dejan poco margen al estado para recortar gastos. Sólo quedan dos partidas importantes: Pensiones y Defensa.
Podemos deducir que lamentablemente la crisis acabará afectando también seriamente a quienes menos culpa tienen de todo este embrollo: Los pensionistas.
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