Los medios políticos y económicos de España han manifestado en varias ocasiones que la prensa anglosajona lanzaba cargas de profundidad contra la economía española. Es posible que alguno lo haya hecho, pero desde luego no ha sido "The Economist", semanario Británico (sí Británico, Sr. Antonio Jiménez). Pues bien, analicemos "subjetivamente" un completo dossier que acaba de publicar The Economist, y que ha creado no pocas expectativas en nuestro país. Debemos pensar que este informe será referencia de muchos analistas e inversores extranjeros, así que desde luego tendrá trascendencia. Comentamos el informe, y probablemente actualicemos el artículo conforme profundicemos en el análisis, pero advertir que se trata de un análisis de Todoproductividad, y no tiene por qué coincidir en muchos aspectos con lo que transmite The Economist.
- La situación de España según The Economist
El semanario habla de la fiesta española, que comenzó en lo que denomina la última etapa de la autarquía franquista, cogió impulso con Felipe González al entrar en la UE, y voló cuando Aznar nos metió en el euro en 1999. Los tipos de interés históricos del 18 % bajaron de pronto al 5 %, y un país en el que "dos tercios de su población hacían sus necesidades en el suelo en los años cincuenta" (esto es literal) pasó a ser el motor de Europa. España sorprendió al mundo en este periodo, cuyo fin establece el semanario en junio de este año, cuando los herederos de la generación del éxito económico consiguieron ganar la Eurocopa. Pero al llegar de las vacaciones, los españoles se dieron cuenta de que había llovido con fuerza este verano: La inversión ha desaparecido, el desempleo en agosto ha sido de un 11,3 %, un tercio más al año anterior, lo que supone el mayor incremento registrado en los últimos treinta años. La economía, que había crecido un promedio del 3,6 % desde 1994, sólo creció un 0,1 % en agosto, y más que otra cosa porque aún quedaba algo de aire en las velas, pero en septiembre España se encontró en medio del mar y con la calma más absoluta. "Spaniards went on holiday in party mood and came back to find there was not champagne left, nor even any decent wine".
- La gran fiesta.
La fiesta fue espléndida desde la muerte de Franco, con una transformación sin precedentes, y la creación de una vibrante sociedad urbana. El desempleo cayó del 24 % al 8 %, y el boom económico fue tal que España absorbió nada menos que un 5 %, y creó uno de cada tres nuevos puestos de trabajo en la zona euro. En la Europa de 15, España pasó de tener una renta per cápita en 1986 a una renta per cápita del 90 %. España ha alcanzado cotas impensables, siendo en la actualidad el sexto país del mundo con más inversiones en el extranjero (el problema es que sólo invierten cuatro).
España se convirtió en un auténtico especialista en obtener fondos europeos, consiguiendo nada menos que 186.000 millones de euros a través de los fondos europeos. Pero durante ese periodo, el estado dejó que España obtuviese otro record absoluto, los promotores españoles trajeron del exterior sin que nadie pusiese coto a ello la friolera de 313.000 millones. Y esta cantidad se invirtió en algo que ahora se ha demostrado el más absoluto de los fracasos, la construcción de inmuebles en los que se apostaba por obtener retornos rápidos de la inversión mediante ventas a corto. Cualquiera que haya visto lo que en este país han supuesto los fondos europeos, puede darse cuenta del problema que tenemos ahora encima en España. ¡Nadie ha impedido que el sector inmobiliario haya traído del exterior una cantidad muy superior a la que en este país ha entrado de Europa a través de fondos europeos! Evidentemente el problema es que esa deuda se ha diluido, y por lo tanto condicionado por muchos años el sistema bancario y el poder adquisitivo de los españoles.
Increíblemente, mucha gente se ha sorprendido en España que el boom económico se haya parado de golpe en cuanto que el Banco Central europeo empezó a subir los tipos de interés en 2005, algo tan evidente como que cuando sube la inflación hay que hacer lo mismo con los tipos parece que nadie lo sabía por aquí.
- Las previsiones para el futuro.
Según The Economist, las previsiones del gobierno según las cuales la recuperación de la economía comenzará a finales de 2009 son demasiado optimistas. Las previsiones gubernamentales según las cuales una ve la calma retorne al sistema internacional, España volverá al crecimiento sin haber sufrido daños estructurales son demasiado optimistas. Citando las previsiones de uno de los más prestigiosos banqueros del país, a quien no nombra, indica que incluso si lo del mundo exterior se soluciona rápido, España no comenzará a crecer de nuevo en al menos dos años. Otros son más pesimistas aún, argumentando que a la crisis de liquidez y el estallido de la burbuja inmobiliaria hay que sumarle la falta de competitividad que sufre el país. Los indicadores son el déficit por cuenta corriente de un 10 % del P.I.B. (el más alto del mundo en términos relativos) y el diferencial de inflación respecto a la zona euro.
- ¿Qué puede hacerse?
Las recesiones del pasado se solucionaron en España a base de devaluación, pero ahora con el euro esto no puede hacerse, por lo que la única opción válida es la toma de medidas estructurales profundas que hagan la economía más competitiva. Las previsiones son por ello un elevado desempleo y años de estanflación. No es por tanto previsible una recesión a la coreana o a la argentina, con caídas intensas pero recuperaciones igualmente rápidas.
Una ventaja de la situación actual respecto a la crisis de 1993 es que en aquel momento el déficit presupuestario era del 7 % respecto al P.I.B, mientras que en 2007 se obtuvo un excedente del 2,2 % y la deuda pública es solamente el 36,8 % del P.I.B, mientras que en 1996 fue del 68 %. Comparándonos con otros países estas cifras son muy buenas, pues en Italia la deuda pública es ya del 104 %, y en Gran Bretaña del 44 %. Otro factor a nuestro favor es la emergencia de multinacionales españolas en los últimos años que ayudarán en esta situación. En efecto, en la lista de las 500 multinacionales más grandes del mundo de Financial Times, sólo había 8 españolas en 2000, pero en 2008 hay ya 14. El semanario británico es más optimista respecto a España de lo que pudiera pensarse a primera vista, y su lectura da pie incluso a prever la aparición de interesantes oportunidades de negocio en el futuro. De hecho, sopesando puntos débiles y fortalezas en el estudio no se espera que España entre en la decadencia en la que ha caído Italia.
- Bancos, ladrillo y mortero
En otro de sus artículos, "The Economist" aborda en detalle el paranoico modelo económico que hemos vivido en los últimos años. Para cualquier extranjero, viajar por España y ver bloques y bloques por doquier a medio terminar es motivo de sorpresa. Al respecto, queremos decir que la burbuja residencial española no puede compararse en modo alguno con otras burbujas europeas, quizás algo con la irlandesa, pero ni mucho menos con la británica. Lo que ha ocurrido en España es una combinación de sus propios excesos y de los efectos de los productos tóxicos internacionales. Cuando en 2007 ya había signos evidentes de "credit crunch", España estaba en plena borrachera inmobiliaria y a pocos se les ocurrió recoger el velamen, eso hubiese salvado a muchos, pero la poca flexibilidad del sector inmobiliario tampoco permitía mucha estratégica, España estaba enfrascada en un colosal juego del Monopoly, y eso ya no había quien lo parase. 700.000 nuevas viviendas, más que todo el efecto combinado de Francia, Alemania e Italia juntos. España absorbía ingentes cantidades de mano de obra como si no construir masivamente hubiese paralizado el país, y los propios inmigrantes alimentaban la burbuja comprando otras 150.000 viviendas. Los trabajadores que llegaron para construir las casas alimentaban su engorde aún más.
Pero el Banco Central Europeo planifica sus políticas guiado fundamentalmente por las condiciones económicas de Francia y Alemania, ya que la mayor inflación de España hace que los tipos de interés estuviesen próximos a cero en términos reales. La política fiscal de apoyar el endeudamiento a base de reducir impuestos por compra de vivienda también contribuyó a los excesos, y se creó una colosal deducción que suponía que lo que se deducían los que se endeudaban ascendía nada menos que al 1 % del P.I.B. La falta de controles y límites hizo que ante esta situación en la que se prima el endeudamiento y es incluso rentable hacerlo, la gente aumentase aún más sus deudas incrementando artificialmente el valor de sus préstamos por encima de lo que necesitaban para la vivienda: Audis, Bmves, Mercedes y 4x4 sustituyeron al vehículo de tipo medio que se usaba en España. La calidad del parque automovilístico español superaba ya ampliamente al de nuestros vecinos más ricos como los franceses.
El último factor, el que realmente añadió folclore y color a la fiesta del ladrillo fue el protagonizado por los políticos locales, varias Comunidades Autónomas, las Cajas de Ahorro, y los desarrolladores de promociones. Sin coto ni límite alguno, este grupito succionó el 50 % del sistema financiero del país, sin que nadie se diese cuenta de que al retirar los billetes de las cajas fuertes cada vez había que buscarlos a más profundidad. No importaba, se acabó el dinero y se buscó fuera sin ningún problema, todo con tal de seguir impulsando el motor económico del país. Si el barco es de madera y te quedas sin combustible, la solución es bien sencilla, comienza a desguazar el barco, eso comenzaron a hacer poderosos grupos económicos. La riqueza generada con el urbanismo alimentó las arcas de los ayuntamientos como nunca hubiesen soñado, pero ellos sin embargo seguían lamentándose amargamente de la falta de financiación, y nadie hizo cuentas para valorar aquel descuadre.
La inflación en el precio de la vivienda de un 12 % anual se veía un negocio más que un problema, los españoles se consideraban más ricos conforme más inflación entraba en el sistema como consecuencia de los excesos inmobiliarios. Pocos alertaron sobre esa situación, más al contrario todos los medios económicos y partidos políticos mayoritarios coincidían en que el modelo era adecuado y simplemente el mercado ajustaría suavemente la situación redondeando las fortunas que se estaban creando, y nació el mito imparable de los "señores del ladrillo", que ya se codeaban con Bill Gates en la lista Forbes, y muchos se veían sustituyéndolo en breve, todo dependería de la subida del precio de los pisos. Sus cálculos eran sencillos, si el precio de los pisos tendía a infinito, sus fortunas también lo harían. La situación fue tan increíble, como que Enrique Buñuelos llegó a posicionarse en el puesto 95 de la lista en el año 95. Muy atrás quedaron otros como Emilio Botín y Jesús de Polanco, cohibidos ante el avance de los grandes señores. Estas empresas crecían de una forma muy sencilla que a todo el mundo parecía de lo más normal. Cualquier empresa miraba a otra incluso mayor y simplemente la compraba, no era necesario tener dinero para pagarla, simplemente se hipotecaba la empresa adquirida y con lo obtenido se financiaba la compra. Como cada vez iban costando más los pisos, pues lo hacían también estas empresas, y de ahí los 313.000 millones que hubo que buscar al exterior para pagar a precio de oro todas estas adquisiciones y abordar el inicio de miles y miles de promociones más. Nadie se planteo, por ejemplo, que para llenar los 900.000 pisos que quedan sin vender tiene que haber primero tres o cuatro millones de personas con necesidad de casa y capacidad económica para comprarlos. Nadie pensó siquiera en hacer un estudio de viabilidad para valorar qué capacidad de compra tendrías una población que trabajando en el sector servicios tan sólo ganaba mil euros al mes en el mejor de los casos.
Se dejaron de vender viviendas, pero todos se callaron porque pensaban que era una jaqueca pasajera. De esto no nos hemos enterado hasta que no se han terminado los pisos y vemos que nadie los ocupa, pero los pisos que se entregan ahora se vendieron hace mucho tiempo, y nadie se planteo lo que iba a ocurrir si no se vendían los pisos.
- En busca de una nueva economía
La única solución para salir del atolladero pasa por apoyar a ultranza aquellos sectores de actividad que son competitivos, son pocos pero algunos hay. Desarrollando esas actividades en pocos años puede darse la vuelta a la situación. Si seguimos empecinándonos con medidas paliativas que tratan de amortiguar la situación, lo único que conseguimos es alargar la recesión durante muchos años. Cierto es que España no puede permitir que segmentos de la población que nada tienen que ver con la crisis lo pasen mal por culpa de otros, pero los excesos deben ser digeridos por cada uno en la parte que le toca.
"In search of a new economy" es el artículo que el informe "The Economist" dedica a estas soluciones, y nos da gran alegría al ver que el semanario coincide con la necesidad de implementar modelos con los que nos sentimos identificados: "Spain also has to make its existing economy more efficient", "We need to raise productivity in hotels and retail as well as in biogenetics". Efectivamente, eficiencia y productividad, ambos términos nos dan la pista sobre cómo llegar cuanto antes al punto de inflexión que reoriente la economía española.
Como ejemplo a actividades pujantes que es necesario estimular, el semanario pone como ejemplo al Parque Tecnológico de Investigación Médica de Barcelona. Si bien en este blog entendemos muy poco de biotecnología, hemos tratado de aportar nuestro granito de arena con algún artículo.
Cierto es que el gasto en Investigación y Desarrollo se ha triplicado desde 2000, y esa medida ha sido acertada por parte de los dos gabinetes que la han impulsado, pero este incremento es aún muy escaso, y sobre todo, es necesario incrementar los esfuerzos para orientarlo hacia la industria, y sobre todo hacia la industria de menor tamaño. Cualquier fabricante de máquinas italiano está exportando a todo el mundo, y sin embargo en España para conseguir internacionalizarse es necesario aumentar mucho más de tamaño. En gran medida esto se debe a la falta de interés en las PYME por desarrollar tecnología propia, o al menos desarrollarla con mucho más ahínco del que se pone ahora. The Economist coincide con lo que pensamos en este blog, y es que el problema surge cuando el gasto de las empresas es "despreciable". Ahí está el problema real, la falta de tecnología propia que permita desarrollar tecnología propia y poder venderla en cualquier parte del mundo. En este camino deben ir dirigidos todos los esfuerzos de la industria, y cuanto antes mejor, porque estaremos menos débiles. Conseguir en España que la investigación se traduzca en patentes y en nuevos productos es una tarea difícil, y para saber en qué situación nos encontramos, pensemos que patentamos mucho menos que países minúsculos como Irlanda.
The economist menciona también, y valora positivamente el esfuerzo en el desarrollo de nuevas tecnologías renovables en España, una tendencia que está teniendo repercusiones positivas, y sobre todo, se ha creado tecnología exportable. España consigue ya el 22 % de su electricidad de fuentes renovables de fuentes alternativas, mediante sistemas de generación distribuida, y pese a que es subsidiada, a la larga disminuirá notablemente nuestra dependencia del petróleo.
Otra cuestión vital para conseguir encontrar el punto de inflexión es la mejora de la productividad. "Plodding productivity" es el término utilizado en este caso para calificar la tendencia española en la mejora de la productividad, un "caminar lento y pesado", y es que efectivamente es así, España camina de forma lenta y pesada en una estrategia que debe ser la más prioritaria ahora mismo. Hay que dejarse ya de vaguedades y hay que centrarse en la mejora de la productividad empresarial, y esto es una cuestión de estado que va más allá de otras como el terrorismo o la política internacional, aquí todos deben ponerse de acuerdo y centrar sus esfuerzos en impulsar la productividad y evitar vaguedades. Y es que los datos son desalentadores, y nadie parece darse cuenta de ello, nadie se atreve a decir en alto que según la OCDE, entre 1990 y 1997, el crecimiento de la productividad española fue del 0,3 %. Y esto agranda la brecha en capacidad para producir si nos comparamos con nuestros principales competidores: La productividad de Francia, Alemania e Italia, crece tres veces más deprisa que la española. Este es el gran problema, y no otro, perdemos capacidad competitiva en términos relativos con nuestros principales competidores, hemos dejado que los promotores succionasen del exterior 300.000 millones de euros para actividades que se han demostrado un fracaso, y en 2013 daremos un salto al vacío definitivo al dejar de percibir la cataplasma que para este país suponen los fondos europeos. Y The Economist, vuelve nuevamente a clavarla cuando achaca en parte la pérdida de competitividad a que los jóvenes se están incorporando al mercado laboral a actividades comerciales con poco valor añadido. España, en vez de hacer parques empresariales, se dedica a llenar la geografía de Parques Comerciales, Campos de Golf y Puertos Deportivos. Y a nuestros jóvenes, en vez de ponerlos a operar centros de mecanizado los ponemos a cortar el césped o a organizar actividades culturales.
Y encima le echamos la culpa a los anglosajones de nuestra desdicha. No señores, los anglosajones no tienen ninguna culpa de todo esto, no volvamos otra vez a utilizar argumentos que ya empleábamos en 1604. La impericia de los barcos españoles y su inferior capacidad de tiro fue la causa de la derrota de la Armada Invencible, pero los españoles echaron la culpa a una tormenta, pues esto mismo ocurre ahora, cuando se achaca la crisis a las "tormentas del sector financiero internacional".
En el informe también se habla de la "calidad de la educación" como una de las causas que impiden el remonte en la productividad. El problema no es la "educación para la ciudadanía", el problema es que entre los ejemplos incluidos en el informe se destaca que en Madrid, el 70 % de los chicos de 14-15 años suspenden los exámenes de matemáticas. En secundaria, a nivel nacional, el número de estudiantes que no terminan la secundaria es el doble que en la UE. La transferencia a los gobiernos regionales se ha realizado sin mantener un "standard" de calidad nacional. Si amigos, el debate sobre la "Educación para la ciudadanía" a cruzado fronteras, y desde fuera parece que es lo único de lo que se habla en España.
La situación de las universidades, a juicio del semanario, parece ser algo mejor. España tiene tres "world-class business schools", IESE, IE y ESADE. Pero eso sí, en España, más preocupados por seguir a la "beautiful people" de la lista Forbes, nadie se ha parado a pensar que ninguna universidad española aparece en la larga lista de las 150 mejores universidades del mundo. La famosa lista de "Shanghai's Jiao Tong University". Las universidades españolas están atrapadas en un rígido sistema burocrático que estimula poco la excelencia.
Otro problema enorme que frena la productividad, y aquí da fe cualquiera que se dedique a la profesión libre en industrias, es que gran parte de las regulaciones comerciales está ahora en manos de las Comunidades Autónomas, que utilizan las regulaciones para dar rienda suelta a su creatividad. Regulaciones de toda índole se aprueban con el único objetivo de proteger los intereses de los grupos de presión de cada Comunidad Autónoma, y ello frena la competitividad. ¿Qué los chinos trabajan mucho y no tienen límite de horario? No hay problema, creamos una norma que restringe al comercio sin darnos cuenta que esa puede ser una de las causas que haga subir la inflación. Esto es al menos lo que piensa José Luis Escrivá, economista jefe del BBVA: "Such restrictions on retailing are one reason for Spain´s higuer inflation".
España tiene una impresionante red de autovías y trenes de alta velocidad, cualquiera que viaje por Europa se dará cuenta de esto, y la política del gobierno es la de impulsar esto aún mucho más. Pero las compañías españolas saben que les cuesta hasta tres veces más llevar las mercancías a la frontera francesa que llevarlas luego a Polonia, y desde luego cuesta más llevarlas a la costa que transportarlas por barco a cualquier parte del mundo. Es vital por ello, que antes de emplear ingentes recursos públicos a faraónicas obras de infraestructuras, se haya sopesado y evaluado claramente qué ventajas para la competitividad del país suponen las nuevas infraestructuras. ¿Qué retorno en competitividad llevan esas inversiones? De nada sirve crear grandes autovías si esas medidas no van acompañadas por la creación de un tejido productivo local, y desde luego potenciar el tejido local, en vez de la inversión multinacional, un campo en el que hoy por hoy somos poco competitivos, y estamos expuestos a las translocalizaciones. El transporte de mercancías por ferrocarril es muy reducido, y valga como ejemplo que transportar mercancías por tren entre las dos principales zonas industriales de España, Cataluña y Bilbao, requiere la paciencia de tener que esperar al menos nueve horas en vagones construidos en los años sesenta.
3 comentarios:
Me parece el artículo más real que he leído en mucho tiempo. Enhorabuena.
Respecto a España, la culpa de la crisis es de los españoles.
de los banqueros españoles americanos ......de los empresarios tiburones...españoles italianos portugueses...es decir ,maticemos no todos los españoles son culpables solo los de una ambicion desmedida y falta de escrupulos
Don Benito, Es considerado el centro económico de Badajoz, a pesar de que sus principales ingresos son obtenidos mediante los servicios que ofrece a sus habitantes y la explotación del área agrícola.queverenz.com/europa/espana/don-benito/
Publicar un comentario