Es sólo cuestión de tiempo, diez, quince años, quizás menos; muchos países emergentes van a representar un papel muy destacable en la economía mundial. El impulso definitivo al desarrollo es probable que provenga del incremento del precio de las materias primas, pero en nuestra opinión, no sólo se trata de eso. Deanbulando por lo que antes era el tercer mundo, mezclándote con sus gentes, y hablando con ella; te das cuenta que tienen una gran ventaja, y es que la gente tiene ilusión. Ilusión por montar negocios e implicarse en cualquier cosa con tal de prosperar, y eso está impulsando a muchas economías.
Hablamos nuevamente de África, un continente cercano en el que nos hemos fijado muy poco, y nuevamente hablamos de países que pugnan por el control de África. Hemos hablado en otros artículos de los movimientos de China y Japón en África, hoy nos fijaremos en otros dos contendientes en la lucha por el control de África: Irán e Israel.
África inestable
La inestabilidad de África durante el siglo XX se debe mayoritariamente al efecto de la descolonización del continente, cuando las grandes potencias (sobre todo Francia, Reino Unido y Alemania) se dieron cuenta que no era rentable su control político del territorio. Podían seguir controlando igualmente pero no era necesaria presencia física, y dejaron a unos países artificiales saborear la independencia. Ello originó una interminable sucesión de conflictos armados que aún continúan. Desde 1945 se han creado más de 100 países en el mundo, y muchos de ellos en África. Pero los años han ido poco a poco propiciando estabilidad en la mayoría de los países, y ello hace que aparezcan interesantes oportunidades de negocio. Interesantes pero difíciles, pues en los países que han sido inestables o violentos la gente suele ser más que desconfiada. Se requiere mucha paciencia y experiencia para conseguir cerrar negocios en África.
El desembarco de Ahmadinejad en África
Uno de los países cuya economía hierve, es Irán, donde un férreo control estatal ha sabido aprovechar los réditos de la subida del petróleo; y ello ha estimulado a los herederos de los antiguos persas a intentar aumentar su área de influencia. Pero la proclamación de las ambiciones de Irán han causado una particular preocupación en Israel, un país que tuvo muchos amigos en el continente y desea mantener los pocos que le quedan.
Las primeras percepciones de lo que está ocurriendo las tenemos si por ejemplo en Dakar, capital de Senega, tomamos un taxi en el aeropuerto. Nos sorprenderá que no sea un vehículo francés o japonés, sino que subiremos a un taxi iraní. Pero no se trata de un coche importado, como la mayoría de los de África, sino de un vehículo ensamblado en la cercana Thiès. Pero no solo son taxis, Irán ensambla también tractores en Senegal. Sí, en África está despertando también la fabricación a gran escala de bienes de equipos.
Mahmoud Ahmadinejad lleva personalmente la vanguardia del despliegue iraní en África. Los diplomáticos enviados por Ahmadinejad recorren el continente africano y firman todo tipo de acuerdos, incluyendo los de defensa. El pasado año, más de 20 visitas de altos mandatarios iraníes tuvieron África como destino. La estrategia que sigue Irán es parecida a la que empleó China años atrás, la denominada trade-and-aid, que básicamente consiste en meter en el mismo paquete ayuda y negocio.
Irán busca entre otras cosas apoyo diplomático para su programa nuclear en partes del mundo donde los gobiernos son todavía dóciles. En Lationamérica, Ahmadinejad ha sabido habilmente explotar el sentimiento anti-americano de países tales como Bolivia, Nicaragua y Venezuela. En África, donde la mayoría de los países tienen vínculos sólidos con occidente se concentra sobre todo en ofrecer ayuda y petróleo. Se trata sin duda de una estrategia eficaz pues los programas de desarrollo en el continente son más bien escasos, occidente no se ha preocupado de ello hasta ahora, y ese nicho lo está ocupando Ahmadinejad con gran habilidad.
Por ejemplo Senegal, donde el 95 % de la población es musulmana y pobre, es un país muy sensible a establecer alianzas con Irán. Ahmadinejad ha prometido ya en Senegal construir una refinería y una planta química.
Otros países incluidos en la nueva política comercial iraní son Gambia, Sudán, Mauritania y Nigeria. En Sudán la cooperación es en el campo militar.
Kenia también ha sido visitado por los iraníes, donde han sido muy bien recibidos por la población musulmana de la costa. En este caso, los diplomáticos iraníes han abierto un programa de exportación de 4 millones de toneladas de crudo, han abierto una ruta aérea entre Nairobi y Teherán, y han implantado un programa de becas para que estudiantes keniatas puedan hacerlo en Irán.
Cuando se produjo la visita a Uganda (ya a lo bienvenido Mr. Marshall), el presidente Museveni ha solicitado a sus nuevos amigos una refinería y un oleoducto para el recién descubierto petróleo ugandés.
En Zimbabwe, un acorralado Mugabe, ha sido también cortejado por las misiones que llegan desde Irán.
En Sudáfrica, Irán es siempre bienvenida, pues el Congreso Nacional Africano se siente muy identificado con el pueblo palestino al que tanto ayuda también Irán. Las relaciones comerciales entre Sudáfrica e Irán son tradicionalmente sólidas, pero esta nueva campaña diplomática las ha fortalecido bastante más. Las compañías privadas sudafricanas están invirtiendo con fuerza en Irán. Por ejemplo, la compañía sudafricana de telefonía móvil MTN, ha invertido entre 2007-8 unos 1.500 millones de dólares en Irán para proporcionar cobertura móvil a más del 40 % de los habitantes del país.
Todos estos movimientos, si bien son importantes, son aún pequeños en comparación con las inversiones europeas o norteamericanas en el continente.
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La ofensiva de Israel
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Los vínculos comerciales de Israel con África son mucho más débiles, especialmente por los problemas con la población musulmana.
En Mauritania, uno de los pocos países musulmanes con los que tiene relaciones diplomáticas, Israel está llevando a cabo algunas acciones.
En Senegal, los israelitas han ofrecido consturir un sistema de abastecimiento de agua y saneamiento. Pero las negociaciones se rompieron abruptamente después de que Irán ofreciese hacer el mismo trabajo con mayores donaciones para la ciudad.
Para contrarrestrar la presión de Teherán, Israel ha iniciado misiones a países donde no iba hace décadas, y ha visitado Etiopía, Ghana, Kenia, Nigeria y Uganda.
A nuestro parecer, la estrategia tanto de Irán como de Israel nos parecen de lo más acertada. Mucho más que la española que no realiza estas visitas como país. En España la política de comercio internacional está disgregada en diecisiete organismos independientes en las Comunidades Autónomas. Poco pueden hacer las empresas españolas ante estrategias tan bien organizadas como las de Irán o Israel.
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Bibliografía: A search for allies in a hostile world. The Economist February 6th 2010.
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