España ha acabado una semana negra, otra más, pero lo peor es que por fin los españoles y su gobierno se dan cuenta que nuestra crisis poco tiene que ver con la que han atravesado el resto de los países. España sufre los efectos del lógico reacondicionamiento de una economía engordada durante muchos años por una burbuja especulativa sin precedentes; basada fundamentalmente en el precio de los activos inmobiliarios y actividades asociadas. Tardaremos mucho en asumir las causas profundas de la crisis porque a nadie le gusta reconocer que está perdiendo dinero cada día que pasa; y ello prolongará aún más la depresión en la que España ha entrado (esperemos estar equivocados).
Pero la cuestión es que España es una potencia colosal en muchas actividades y ello debería propiciar que ante un desolador panorama interior, reorientase su potencial y fortaleciese su sector exterior con rapidez. Es el único camino que queda, desde luego, pero salvo para un círculo cerrado de grandes empresas, no hay experiencia alguna en ejecutar obras en el exterior; una actividad mucho más complicada que el envío de naranjas a Europa. Pero todo se aprenderá, no es más que cuestión de tiempo.
Otro problema, a nuestro juicio el mayor al que se enfrentan las empresas españolas que tratan de salir al exterior es simplemente que no son competitivas. Hace un par de años un conocido extranjero (muy experto en comercio internacional), me lo dijo claramente: ¿Las empresas españolas hacer obras fuera? Con esos sueldos imposible. Y efectivamente eso es así, salvo en actividades sumamente especializadas o en lugares donde hay carencias de profesionales, las empresas españolas son terroríficamente poco competitivas. Por una parte están los salarios, muy superiores a los que se pagan hoy en día en los países que experimentan fuertes crecimientos económicos; y por otra está la sobrevaloración del euro respecto al dólar.
.
La evolución del euro
.
Tras este razonamiento, no podemos menos que alegrarnos enormemente de lo que está ocurriendo con el euro desde el mes de diciembre. En efecto, desde principios de 2006 el euro experimentó una escalada alcista que benefició extraordinariamente a las importaciones españolas (y de paso al déficit comercial), pero a la vez se alcanzaron niveles en los que los productos españoles no tenían capacidad competitiva. Lo cierto es que la economía parece que se intenta arreglar ella sola, pues la caída del euro está ayudando a conseguir la deflación que inevitablemente necesita España, y no puede conseguir vía devaluación.
0 comentarios:
Publicar un comentario