Aún quedan muchos españoles que piensan que las crisis llegan y se van como una tormenta pasajera. Su actitud ante la situación actual es parapetarse y esperar a que llegue nuevamente el crecimiento económico. Pero como hemos visto en muchos artículos y referencias de analistas internacionales, es muy improbable que la crisis pase pronto y más improbable aún que la crisis acabe si los españoles no cambian radicalmente sus estructuras productivas. El sistema económico actual no vale, así que hay que cambiarlo hasta los cimientos, y esa es la única forma de salir de la crisis.
El único producto en el que éramos líderes era el ladrillo, y pasarán muchos años hasta que vuelva otra vez el amor por las inversiones en ladrillo. Ya ocurrió en Japón, donde ladrillo es sinónimo de terror, y está ocurriendo aquí. La generación que está sufriendo los excesos del ladrillo se encargará de inculcar incluso a sus hijos que lo de invertir en una casa no es tan bonito como parecía. Así que descartado el ladrillo, resulta que el resto de los productos que fabricamos son de gama baja. En los mercados internacionales tratamos de vender alcachofas y pepinos, pero competimos con las naranjas marroquíes y con la alcachofa peruana. Competimos con países como Perú donde una vibrante economía donde una cajera de un supermercado cobre 200 soles a la semana (1 euro equivale a 4,05 soles) y con ese salario la cajera es feliz. Es feliz porque en los restaurantes de Lima puede comer perfectamente por 4 soles y en la increíble agregación de tiendas textiles de Gamarra puede comprarse ropa por otros 4 soles. En España se piensa que en esos países la población vive explotada por sus patronos, cuando en realidad hay una economía de libre mercado similar a la española. Así que lo que está claro es que el sistema español no funciona y la única forma de conseguir competir y por lo tanto volver a crecer es desmontando todo el sistema desde abajo. España ha sido un país donde el propietario de un terreno en vez de producir lo que hacía es vallarlo para que subiese de precio y ello ha generado un problema colosal que exigirá mucho sacrificio y sufrimiento para reconducirlo. No hay otra forma de salir de la crisis, y cuanto antes se mentalice la población de ello menos años durará esta tortura.
Pero volviendo al título del artículo, vamos a comentar un artículo publicado hoy en Bloomberg, donde se habla de la forma en la que la dinámica y flexible economía de Estados Unidos se está adaptando a las nuevas exigencias: Aumentar a toda costa la productividad.
Los empresarios norteamericanos están embarcados en su propia cruzada para conseguir aumentar la productividad. El número de horas trabajadas a la semana en Estados Unidos ha caído a 33,1 horas en junio, los niveles más bajos desde 1964. Las señales de recuperación apuntan a que las compañías norteamericanas están intentando a toda costa aumentar los beneficios, posponiendo cualquier recuperación del mercado de trabajo. El objetivo es aumentar el beneficio y salvar las empresas a toda costa.
El desempleo en USA ha aumentado en agosto al 9,7 %, unos niveles no conocidos desde hace 26 años.
Las previsiones apuntan a que el crecimiento en Estado Unidos puede volver por fin este trimestre, pero ello sólo se conseguirá con un aumento en la productividad de cada trabajadores y una caída en los costes laborales que respalde los beneficios corporativos y estimule la inversión. Esa es claramente la estrategia de estímulo a la inversión privada, la única estrategia que existe. Es necesario conseguir que los trabajadores produzcan más y de esa forma mejorar la competitividad del país a la vez que se estimula la inversión. Si no se hace así, la inversión sale de Estados Unidos a lugares donde las condiciones laborales son más propicias. Será justo o injusto, pero lo cierto es que la economía del libre mercado y la pujanza de las economías emergentes presionan en esa dirección y no hay otra fórmula para conseguir cambiar las tendencias recesivas en la economía. Según analistas como Michael Feroli, un economista de JPMorgan Chase & Co de New York, esta es una estrategia grande para los negocios pero terrible para las familias. Volvemos nuevamente a la fórmula de "sufrimiento de la población" como la única estrategia para salir de la crisis. Prácticamente nadie se atreve a hablar de este tipo de medidas en España, que se enmascaran con el eufemismo de "medidas estructurales", pero lo cierto es que para salir de un agujero como el que tenemos en España (ver España, el agujero de las cuentas europeas) los trabajadores van a tener que sufrir mucho. Hay que dejarse ya de tonterías como lo de "la crisis que la paguen los que la han provocado" porque con esas ideas no vamos a ningún sitio. Desde el que especulaba con su terrenito para venderlo hasta los altos estamentos del sector bancario, toda la sociedad se implicó feliz en el modelo económico que ahora ha asfixiado a la economía española, y la magnitud del problema es tal, que sólo con el sufrimiento de todos podrán minorarse los terribles efectos que la recesión va a provocar en el país. El problema es que el estado está agotando sus recursos y se está debilitándose, así que el problema realmente serio llegará en los años venideros.
En Estados Unidos, donde el sistema legal permite mucha más flexibilidad laboral, hay ya 9,1 millones de personas que han dejado de trabajar a jornada completa para trabajar a tiempo parcial. Este fenómeno lo sufrieron en Julio 278.000 personas, alcanzándose unos records no conocidos desde 1955. Las empresas tienen que producir más con menos costes laborales y esta es una de las pocas formas que existen para conseguirlo. Si esto no se consigue, los inversores simplemente se trasladan a países donde las condiciones laborales son extremadamente laxas.
El índice de horas totales trabajadas, que tiene en cuenta cambios en los salarios y en la jornada laboral semanal, cayó un 0,3 % el último mes y se encuentra a niveles no conocidos desde 2003. Un indicador del desempleo, que incluye a los trabajadores a tiempo parcial que desea trabajar a tiempo total subió al 16,8 % en el último mes, el nivel más alto desde 1994. Otro indicador que muestra lo que está ocurriendo en Estados Unidos es que el número de trabajadores eventuales comenzó a caer en enero de 2007, once meses antes de que la recesión comenzase. Aún el pasado mes de agosto ha seguido cayendo el desempleo eventual hasta un número de 6.500 personas, mostrando signos de estabilización. Esta cifra realmente parece ridícula frente a los más de 100.000 desempleados que han engrosado las listas de parados en España en el mes de agosto.
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