En este post hablaremos de la descentralización energética como nueva fuente de negocio aplicable a pequeña escala y con inversiones muy reducidas, y para ello nos inspiramos (más bien poco) en el artículo Climate change talks an DE, publicado por publicada en la edición impresa de la revista “Cogeneration & On-Site Power”, en su número de enero-febrero de 2008. Invertir en energía es y va a ser un negocio de gran futuro, y pese a tocar un tema espinoso por estar este negocio en manos de los más poderosos, creemos que ha llegado el momento de iniciar la irrupción en esta actividad por parte de agentes de pequeña dimensión.
Hasta hace poco tiempo la energía estaba controlada por muy pocas empresas y países. Por una parte, teníamos a los países productores de petróleo, y por otra a las empresas locales, oligopolios, que controlaban toda la distribución. No contentos con esto, las todopoderosas empresas distribuidoras aprovechan su presencia en el interior del mercado para tomar gran parte de la cuota de instalación.
Pero las exigencias para luchar contra el cambio climático están propiciando un sinfín de nuevas aplicaciones destinadas a disminuir el derroche energético, y a producir energía de las fuentes más inverosímiles. Ello ha abierto las puertas del negocio a otros profesionales y empresas, que afortunadamente son mayoritariamente locales. Producir energía a partir de la biomasa es disfrutar de un mayor valor añadido dentro del país, del que antes teníamos con la energía prácticamente relegada a los oligopolios existentes.
Pero la producción de energías alternativas tiene otra ventaja de valor incalculable, y es su papel en la descentralización energética.
La energía descentralizada se define como la “producción de electricidad en o cerca del punto de uso, independientemente del tamaño, tecnología o combustible utilizado – destinada tanto a instalaciones aisladas como a conexión a la red de distribución de energía eléctrica. Las tecnologías que incluye son las energías renovables “in situ”, la cogeneración de alta eficiencia (CHP), y la energía reciclada en todas sus formas. Es por lo tanto una forma mucho más limpia de producir energía y un medio eficaz para reducir los gases de efecto invernadero.
Por otra parte, la energía descentralizada tiene como beneficio que libera presiones en la red de distribución, que es la parte más frágil de todo el sistema eléctrico. Además de liberar estas presiones, las redes podrán estar dimensionadas para intensidades menores y por tanto disminuye también el coste de la distribución. También disminuyen las pérdidas por transporte y los costes asociados a la reparación de averías y al mantenimiento.
En la lucha contra el cambio climático, cualquier estrategia de cara a dar garantías de competitividad y productividad será bienvenida, y la descentralización energética es uno de los medios para defender estas estrategias. De hecho, USA, siempre se ha opuesto a Kyoto y ha sido un obstáculo en la lucha contra el cambio climático con la argumentación de que tendría repercusiones negativas para sus empresas. Y efectivamente, tal y como está planteado Kyoto, USA es el país más perjudicado. La preocupación es que si, por ejemplo, la industria del acero de USA se ve forzada a reducir emisiones, los fabricantes de otras jurisdicciones sin cuota de reducción de CO2 (sobre todo Rusia y China) ganarán ventajas competitivas ante los fabricantes de Estados Unidos. Otras naciones han citado estos obstáculos y no les falta razón.
Sin embargo, en la última Convención contra el cambio climático desarrollada en Bali entre el 3 y el 15 de diciembre, ha tomado fuerza, y se ha repetido hasta la saciedad, que una solución contra el cambio climático es la producción de energía descentralizada. En este blog, que abogamos por el desarrollo de la productividad en la empresa pequeña y mediana (más bien pequeña) creemos que este cambio de estrategia puede ser muy interesante para abrir nuevos segmentos de negocio en un futuro inminente. Aquí desde luego vamos a tener la oposición insistente de los todopoderosos productores actuales, pero quizás sea la única estrategia para continuar luchando contra el cambio climático.
¿Cómo cambiaría la situación si, como parece previsible, se aprueba esta estrategia? Por ejemplo, la tecnología de reciclaje de energía puede ser utilizada agresivamente por Estados Unidos a la vez que simultáneamente reducen emisiones y producen energía con destino a la exportación, todo a la vez que diversifican en el mercado doméstico del acero hoy amenazado.
La firma de un acuerdo en el que un porcentaje de la nueva demanda sea producida mediante tecnologías descentralizadas puede ser asumible por USA y por otros países en vías de desarrollo, que son las partes que tradicionalmente se han opuesto a Kyoto. Son precisamente estas naciones las que tienen ahora en pleno desarrollo una industria boyante para producir energía descentralizada.
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