Un interesante avance es el conseguido con los sensores de los que hablamos en este artículo. Se trata de una nueva tecnología que puede controlar la calidad de los alimentos directamente en el supermercado. Para ello se usa un embalaje plástico inteligente que utiliza sensores integrados que detectan el punto de maduración de los alimentos.
Éste es el objetivo último de un proyecto financiado con fondos de la UE (FlexSmell project), desarrollado por Switzerland´s Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL). El equipo incluye una representación de las universidades de Manchester y Sheffield.
El proyecto consiste en el desarrollo de un sistema olfativo eficiente en sustratos plásticos que puedan ser producidos en masa utilizando métodos de fabricación roll to roll. La idea es que el plástico pueda utilizarse en productos de embalaje de supermercado o productos de transporte.
El sistema incluirá también la incorporación de sensores, electrónica y una antena capaz de enviar datos inalámbricamente.
Estos sensores se usarán para medir parámetros básicos tales como temperatura y humedad y marcadores más avanzados que indican la calidad del producto.
Los parámetros medidos incluyen el gas etileno, una hormona de las plantas esencial que estimula la maduración de la fruta, la apertura de las flores y la caída de las hojas. El gas, que se encuentra en niveles de trazas, representa la madurez de la fruta.
El nuevo envase inteligente también mide la cantidad de hexanol - un indicador del deterioro de los alimentos - en los vapores emitidos por los alimentos.
Hay tres formas de medir estos marcadores, la primera técnica usa un sensor químico capacitivo compuesto por dos electrodos separados por un material dieléctrico sensible a ciertas especies químicas.
La detección capacitiva depende del cambio de constantes dieléctricas o en el espesor de la capa dieléctrica debido a la hinchazón del producto.
El otro método, se basa en el principio de resonancia. Cuando se combinan con una capa sensible química, el transductor será extremadamente sensible. La sensibilidad del dispositivo es proporcional al cuadrado de su frecuencia resonante.
Otros medios de detección usan el principio de efecto de campo, que utilizan un transductor fabricado a base de un transistor que opera a voltaje constante. Si una señal inducida por un estímulo alter la distribución potencial en el dispositivo o la movilidad del semiconductor, modificaría la corriente de salida.
Toda esta información puede a la vez enviarse inalámbricamente a través de la tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia). En supermercados, esta tecnología puede llevar a la aparición de fechas de caducidad inteligentes en el envase del producto.
Bibliografía: Sensors monitor freshness of food. April 2010
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