Como si de una epidemia se tratase, la crisis financiera internacional extiende sus letales efectos por todo el mundo. En países con las defensas bajas por la burbuja inmobiliaria, con España como exponente principal, la crisis está haciendo realmente estragos; pero incluso en lugares donde no ha existido burbuja inmobiliaria, la crisis también está llegando. Y el momento ha llegado para las economías del Caribe, que han disfrutado de una prosperidad desconocida en los últimos años (ver “Perspectivas de negocio en las Américas para la próxima década”, ”Hacer negocios con Bermuda”, “Desde Puerto Rico a Norteamérica” y “Perspectivas de inversión en la República Dominicana”), y lo está haciendo golpeando a su principal industria, el turismo.
Las plácidas naciones islas esperaban que como todos los años sus hoteles y playas se llenasen de norteamericanos y europeos buscando sol y paisajes idílicos, pero en esta ocasión no ha sido así. El número de turistas caerá hasta en 1/3, lo cual es una cifra realmente importante. Bahamas, Cuba, República Dominicana, Tobago, todos los destinos están siendo afectados.
La escasez de turistas ha frenado en seco algunos de los ambiciosos planes de expansión, y ello golpeará sus débiles economías. Las Bahamas habían aprobado inversiones valoradas en 20.000 millones de dólares en los siguientes cinco años. Mayaguana, una isla escasamente poblada de mar de cristal y arenas blancas, tiene un proyecto de 1.800 millones de dólares con la pista de aeropuerto más grande del mundo. Baha Mar, un proyecto de 2.600 millones de dólares, y que habría empleado a 4.400 trabajadores de la construcción, ha parado por la retirada de su partner de Estados Unidos. Otros grandes desarrollos se han parado también en Jamaica, Santa Lucía y Anguilla. El hundimiento del sector inmobiliario a nivel global y el credit crunch han parado todos estos proyectos.
Otras fuentes de generación de negocios como el boom de la energía de Trinidad, han sufrido los efectos de la caída de los precios de gas y petróleo. También las pequeñas islas, que prosperaron en el sector financiero han sufrido los problemas de las restricciones del crédito. También han caído las remesas enviadas por los trabajadores del extranjero.
En Jamaica, las remesas se hundieron un 14 % en noviembre y diciembre respecto al año 2007. El precio de la bauxita, otro de los ingresos de Jamaica, ha caído a la mitad desde el pico de julio del pasado año. La isla también fue afectada porque muchos ahorradores de clase media perdieron su dinero (y algunos sus casas) en inversiones no reguladas.
Con los ingresos del gobierno cayendo, Jamaica ha podido sin embargo recortar sus tasas, y otras islas quieren hacerlo. Pero muchas naciones del Caribe están altamente endeudadas. Con el ajuste de las finanzas, conseguir liquidez vendiendo acciones es más difícil. Jamaica, por ejemplo, falló en su objetivo de privatizar la industria del azúcar, y Bahamas, tampoco ha podido privatizar las telecomunicaciones. Los gobiernos del Caribe han comenzado otra vez a ser clientes de los bancos de desarrollo internacionales.
Entre las alternativas que se barajan para luchar contra la crisis destacamos la exportación de frutas y otros recursos naturales. La región del Caribe tiene una base de recursos naturales y condiciones climáticas, especialmente en las Antillas Mayores (Cuba, República Dominicana, Haití, Puerto Rico y Jamaica), “que la pueden convertir en una exportadora neta de frutas, vegetales y hortalizas”. Al analizar sus condiciones climáticas y cómo influyen en su agricultura, la región se caracteriza por la presencia de una amplia diversidad de ecosistemas, que van desde bosques nublados hasta zonas áridas donde predomina el cactus como vegetación. El clima de la región es tropical, pero está fuertemente influenciado por la altura y las corrientes de vientos procedentes del norte. El régimen de lluvias del Caribe es propio de las regiones tropicales y subtropicales con precipitaciones que oscilan entre los 760 milímetros anuales como es el caso de Barbuda y un máximo de seis mil 350 milímetros que se registra en las montañas de Dominica. El conjunto de islas y territorios que conforman el Caribe suman más de 600 mil kilómetros cuadrados, si se incluye a Suriname y Guyana, cuya extensión casi llega a los 400 mil kilómetros. El territorio más pequeño lo constituye San Martin, con 53 kilómetros cuadrados, seguido de Antigua y Monserrat, cada una con 102 kilómetros cuadrados.
La exportación de productos no tradicionales es una de las actividades en auge en el Caribe, y probablemente sea de las que más crecimiento presentarán en el futuro, especialmente en los subsectores agropecuarios y agroindustriales. Según datos del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana en los cinco primeros meses del año 2008, las exportaciones de productos no tradicionales registraron un incremento del 34,07 %, con un valor exportado de 474,54 millones de dólares. Uno de los sectores en que más crecieron las exportaciones fue el agroindustrial (59,89 %). Entre los productos agropecuarios no tradicionales que más crecieron destacan el banano orgánico y el aguacate. Entre los agroindustriales destacamos el papel creciente del cacao orgánico, el furfural orgánico, los cigarros hechos a mano, el aceite de soya y la harina de trigo. Respecto a los productos industriales el mayor crecimiento proviene del ron de caña.
Bibliografía: Lonely beaches. The Economist January 31st 2009
Palabras clave: International development banks
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