Si hay algo que está caracterizando a la actual etapa de crisis económica es el reajuste en la valoración de las monedas. Este ajuste viene propiciado mayoritariamente por el miedo que existe en los que poseen monedas débiles, y ello se debe a que la política rigurosa del BCE es ahora cuanto realmente está haciendo efectos. Si miramos los indicadores de inflación que The Economist nos aporta esta semana, vamos a ver que un buen número de economías emergentes pujantes tienen la inflación a unos niveles más que preocupantes. Destaca sobre todo Venezuela, que con un 30,7 % está en este momento fuera de control, pero Paquistán padece también un 20,5 % de inflación, Rusia un 13,4 %, Indonesia un 9,2 %, etc. Un gran desasosiego sienten los ahorradores de esos países cuando ven tales tasas de inflación, y por ello recurren a invertir en dólares y euros. En general se prefiere el euro porque la renta fija se paga mejor en Europa que Estados Unidos.
Pero claro, todo ello está provocando un auténtico torbellino en las monedas débiles, que para colmo de males apenas pueden beneficiarse de la mejora potencial de la competitividad exportadora, pues como sabemos el comercio mundial se ha ralentizado mucho. La situación es especialmente grave para las economías que exportan materias menos demandadas ahora como el petróleo, y sobre todo productos manufacturados de gama media alta. Y entre las más afectadas por todo esto, hablamos hoy de las economías asiáticas, cuyas monedas están cayendo este mes a unos niveles no conocidos en los últimos once años. Corea del Sur se hunde a niveles record, pero también se hunde la rupia en la India. La caída de las exportaciones y la contracción económica de la región frenará la inversión extranjera.
El Bloomberg-JPMorgan Asia Dollar Index, que valora las diez monedas más activas de la región excluyendo el yen, ha tocado su nivel más bajo en tres años cuando los inversores extranjeros recortan posiciones en valores de economías emergentes. La situación es grave, muy grave en la región. Esta semana, por ejemplo, el gobierno de Taiwan ha informado de una elevación del desempleo a tasas de hace 7 años, las exportaciones de Hong Kong se han hundido a niveles no conocidos desde 1958, y la economía de Singapur ha sufrido la mayor contracción trimestral de los últimos 33 años.
La velocidad a la que han caído las economías asiáticas ha sido sorprendentemente rápida, lo cual ha trastocado a los inversores en renta fija y variable, y este efecto ha ayudado a depreciar las monedas. El won es la moneda más depreciada en la región, con unas pérdidas del 9 %. Pero la rupia india no se queda atrás, y acumula ya una caída del 3,8 %. Los gobiernos asiáticos están inyectando dinero con profusión y los bancos centrales relajan los tipos de interés, todo ello para intentar hacer resucitar las economías que sufren de la declinación de la demanda por exportaciones conforme la recesión global se profundiza.
Ocho de las diez monedas más activas de Asia han caído respecto al dólar este mes a la vez que los inversores buscan mercados más seguros que los emergentes.
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