Hace unos días Repsol lanzó una campaña de prensa en la que la compañía se vanagloriaba de su declaración como la empresa petrolífera más sostenible del mundo. A nadie le extrañó lo más mínimo que una compañía cuya principal actividad es la extracción y distribución de un recurso “no sostenible” se muestre ahora como adalid de la sostenibilidad. Finalmente hemos podido comprobar que el galardón obtenido ha sido “Best in Class” en el Climate Leadership Index y obtuvo la máxima valoración en el Índice Dow Jones Sustainability.
Las grandes compañías del sector energético se enfrentaron en los primeros años al movimiento ecologista, pero pronto se dieron cuenta de que era más rentable unirse al propio movimiento ecologista, e incluso superar en valores a los propios ecologistas, si ello era posible. Los que contaminaban percibieron muy pronto lo interesante que era crear sus propios grupos de defensa del medio ambiente, absorber los fondos públicos destinados a proteger el entorno, y de esta forma aletargar al verdadero movimiento ecologista. Esta política, aprendida también por las administraciones públicas, obtuvo resultados inmejorables. Organizaciones de todo tipo crearon sus propias asociaciones ecologistas y de esta forma pudieron “mojar” de los suculentos fondos con los que los programas públicos intentaban estimular la participación de los ciudadanos en las políticas medioambientales. Si entramos en la web de cualquiera de las grandes multinacionales energéticas, veremos que todo es placidez, defensa del medio ambiente, reciclaje, etc, en fin, educar para la sostenibilidad como dice Repsol.
Más recientemente hemos podido ver cómo los que nos “venden” la luz, han credo paradójicamente unos servicios de “eficiencia energética” con los que teóricamente nos enseñan a consumir menos. Algo parecido a que los estancos lanzasen campañas contra el tabaquismo, o los propietarios de bares iniciasen una cruzada contra el alcohol, pero todo parece tan normal.
Desde luego no es momento de analizar el papel del sector energético en la eficiencia energética y la protección del medio ambiente, y de hecho entendemos que ha habido un cambio significativo en los últimos años. Sin embargo, noticias como la que recogemos a continuación nos hace volver a la realidad.
La noticia, que debe difundirse como merece, se refiere a la compañía holandesa Shell, uno de los líderes indiscutibles de la defensa del medio ambiente en el sector petrolífero. La compañía ha sido acusada de limpiar su imagen con un lavado de cara de lo más ecológico. Royal Dutch Shell ha sido acusada de exagerar en el pasado de sus políticas medioambientales, y parece ser que ha vuelto a las andadas. La controversia se debe a una campaña diseñada por Wall Street Journal, que se enfocaba al uso de la tecnología por Shell para obtener petróleo pero dando importancia al papel del ser humano para obtener fuentes alternativas y renovables. Pero una oleada crítica ha denunciado que los pasos emprendidos por Shell en materia de protección de medio ambiente van más hacia atrás que hacia delante.
Según un informe de Greenpeace la compañía está intentando ocultar el hecho de que están usando los fondos para proyectos de energías renovables y los destinan a extraer arenas bituminosas en Canadá. Entre otras perlas lanzadas por la compañía recientemente está la de amenazar con no volver a invertir en Europa si se le forzaba a pagar por los derechos de emisión. Los problemas han surgido cuando se ha verificado que los proyectos de extraer arenas bituminosas en las costas canadienses no son esa maravilla de la sostenibilidad que Shell defendía.
Lo bueno de todo no es que Shell haya utilizado esos fondos de una manera oscura, sino que para colmo la compañía lleva entre sus principales valores la defensa del medio ambiente y del cumplimiento de las disposiciones legales al efecto.
En fin, no sabe uno ya que pensar. Las pocas subvenciones que van quedando son las relativas al medio ambiente y la eficiencia energética, fondos jugosos, y apetitosos que muchos desean obtener.
Por cierto, no olvidemos el símbolo de Shell, lo colocamos bien grande en la foto. Así no lo olvidaremos cada vez que veamos una estación de servicio de la compañía en la carretera.
¡Por favor, divulguen este artículo, la conchita lo merece!
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