En Todoproductividad somos partidarios de las inversiones innovadoras, pues son las que realmente encuentran los nichos de mercado vacíos, y por tanto son esperables retornos más rápidos. De lo que no somos partidarios es de los chiringuitos financieros (ver “Guía básica para defenderse de “timos” y “pufos” en las inversiones innovadoras”) pues una cosa es que la inversión aborde un producto innovador, y otra bien distinta es que la estrategia de inversión se enmascare bajo una apariencia innovadora. Al respecto decir que normalmente el problema viene provocado por una forma inadecuada de gestionar la inversión, más que por la inversión en sí. Aquí suele estar el fallo, y en ese caso una inversión rentable se convierte en un pufo en toda regla (ver “El escándalo solar y las enseñanzas para el futuro”). Así que lo que recomendamos sobre todo es estudiar la forma de gestionar la inversión en si (ver “Instituciones de inversión colectiva para inversiones en activos no financieros”). Lo más importante de todo es que haya una separación bien clara entre quienes gestionan nuestro dinero, y la propia inversión en sí.
Sin más preámbulos hablamos hoy de otra inversión en bienes tangibles. Ya lo hicimos con el arte (ver “¿La burbuja del arte a punto de estallar?”), el vino (ver “¿Es rentable invertir en vinos?”), y un metal menos convencional como es la plata (ver “Invertir en plata”). Hoy vamos a hablar de las inversiones en madera, un negocio que se tambaleó en España arrastrado por la psicosis del pufo de la filatelia.
El semanario Moneyweek recomienda hoy este tipo de inversiones, y según indica, la inversión en madera supera en rendimiento a otras muchas ofertas. El semanario menciona que estas inversiones son populares en Nueva Zelanda, donde los granjeros están sembrando árboles por todos lados. La plantación de árboles para uso forestal se ha convertido en una forma de ahorro segura que permite obtener recursos para la jubilación. La ventaja de estas inversiones es que están ligadas a la inflación, ya que el precio de la madera suele estar relacionado con la misma. Es una inversión insensible a la volatilidad de los mercados y a la crisis económica. Los granjeros neozelandeses simplemente plantan árboles y esperan.
Según los datos de rendimiento histórico de la madera, este tipo de acciones son muy rentables a largo plazo. Desde 1972 hasta el momento, la inversión en madera ha producido un retorno anual del 11 %. Esto quiere decir que aquel que invirtió 100.000 dólares en madera en 197 tiene ahora madera por un valor de 4,3 millones de dólares.
La madera es una forma excelente de diversificar las inversiones, pues como el oro, la madera tiende a ir mejor cuando bonos y valores están a la baja. En los ciclos inflacionarios, la madera puede producir retornos asombrosos. Por ejemplo, en el mayor ciclo de inflación de la historia moderna de Estados Unidos – entre 193 y 1981 – la madera produjo un impresionante retorno del 22 %.
En Estados Unidos, las dos compañías más grandes que trabajan este tipo de inversiones son Plum Creek Timber (NYSE:PCL) y Rayonier (NYSE:RYN). Estas compañías ofrecen rendimientos del 5,6 % y del 7,1 % respectivamente. En España, la compañía pionera del sector es Árboles Naturales, que aún sobrevive pese a los avatares derivados del colapso de Forum y Afinsa.
Otro de los negocios asociados a la madera es la compra directa, gestionada también por compañías de inversión como Harvard Management Company.
Particularmente somos más partidarios de las inversiones en madera que trabajan con maderas nobles y sobre todo si tienen un enfoque medioambiental correcto, y aportan un sólido soporte documental sobre sus actividades. Por último, hay que tener un cierto cuidado con las importadoras de madera, una actividad de no muy buena reputación en ciertas regiones, e insensibles ante los problemas medioambientales. ¿Voy a confiar mi dinero a alguien que no se preocupa por el medio ambiente?
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