Estos días en los que tantos tumultos estamos viendo en el sistema bancario resulta cada vez más difícil saber dónde colocar los ahorros. El sector inmobiliario se agotó, y ahora los depósitos bancarios tampoco están seguros. Si bien los gobiernos aumentan las garantías, lo cierto es que una reacción en cadena de quiebras bancarias no hay gobierno que la pare. Ya ocurrió en la Gran Depresión, y pese que ahora se están tomando medidas, lo cierto es que el riesgo existe. Es por ello que en esta sección estamos embarcados en la difícil tarea de encontrar posibles alternativas a las inversiones tradicionales, y también a advertir sobre los riesgos de determinadas inversiones. Hablamos en esta ocasión de las inversiones en arte y su situación actual.
¿Qué mejor que invertir en un activo tangible que siempre se revaloriza? Esta es la frase con la que se capta a los que invierten en pisos, sellos, oro, o arte. Parece fácil invertir en algo tangible pues aparentemente su valor crecerá y crecerá. Pero esto no ocurre así, puesto que el problema surge cuando muchos piensan lo mismo y el valor se infla. Ha pasado siempre, y es la base sobre la que se asientan los ciclos económicos.
Is the art bubble a about to pop?
Moneyweek aborda esta semana la situación del mercado del arte, que como el del oro se ha inflado en los últimos años como consecuencia de las incertidumbres surgidas en otras inversiones tradicionales. Van Gogh consiguió vender solamente un cuadro, pero la Vangohmanía de finales del siglo XX y comienzos del actual hizo que se desatase una auténtica fiebre por la obra del artista. Igual que ocurre con otros muchos artistas de prestigio, se extendió la creencia de que sus obras eran un valor seguro, y los inversores privados o corporativos pujaban hasta alcanzarse por sus obras cifras astronómicas.
Los movimientos especulativos sobre los precios de las obras de arte son de tal magnitud, que un hecho acaecido la última semana ha hecho saltar todas las alarmas en este pujante mercado. Los "Campos de trigo" de Van Gogh puestos a la venta por la casa de subastas de arte moderno e impresionista de Sotheby en Nueva York no han encontrado a quien quiera recoger la cosecha. Y lo mismo ha ocurrido con otros lotes. Tan prestigiosa casa de subastas garantiza los precios a los vendedores, por lo que la entidad ha tenido en la operación unas pérdidas de 14 millones de dólares. Pero las acciones de la compañía de subastas se han hundido un 36 %, ante los miedos de los inversores de que la burbuja del arte, que lleva engordando desde hace ocho años, esté a punto de estallar. Y es que Van Gogh es mucho Van Gogh, así que era impensable que los que codician sus cuadros no hayan podido reunir el dinero suficiente para adquirir la obra.
El precio de las acciones de
Sotheby es sin duda una excelente guía para saber hacia dónde se dirige el mercado del arte. En efecto, Sotheby se fundó nada menos que en 1744, y tiene en su haber el obtener la confianza de los que desean subastar las grandes obras maestras, esas que teóricamente no se devalúan nunca. Es también la primera casa de subastas de obras de arte de la red, y sus clientes proceden de todo el mundo. Es muy raro que los jeques árabes o los nuevos millonarios chinos hayan desaprovechado la oportunidad de quedarse con una obra como la que se subastaba.
Los precios del arte contemporáneo han subido y subido de precio en los últimos años, hasta el punto que la burbuja inmobiliaria parecería una burbujita con las cifras que se vienen alcanzando. Sin ir más lejos, este año, el arte contemporáneo de calidad se ha revalorizado un 55 % y el arte moderno un 44 %. Con estas revalorizaciones se ha creado también un gran negocio de invertir a crédito, pues las diferencias de estas revalorizaciones respecto a los tipos de oficial vigentes son abismales. Pero los compradores de arte, con su mirada puesta en el "credit crunch", han decidido que ya es bastante. Los coleccionistas tradicionales, los Thissen-bodermisza de toda la vida, hace ya mucho tiempo que se vieron sobrepasados por el mercado especulativo creado alrededor del arte de calidad, por lo que tampoco parece que puedan ocupar el espacio dejado por los inversores oportunistas.
Un serio indicio sobre hacia donde se dirige el Mercado del arte son las acciones de Sotheby. La cotización de la compañía alcanzó su máximo en 1989, antes de que colapsase al siguiente año junto con el resto del mercado. Este año, con unas revalorizaciones del 44-55 %, y una restricción en los créditos debida al credit crunch, los compradores de arte a largo plazo han decidido que ya es suficiente. El mercado del arte atrae a otro tipo de compradores, pero los interesados en las revalorizaciones rápidas suponen una proporción importante, y ya que invierten con dinero ajeno, su interés desaparece cuando hay sequía de dinero. Hay mucha gente en este mercado que nunca ha estado eh él, y con el credit crunch amenazando la recesión de USA, toda esta nueva sangre puede empezar a preocuparse si los precios del arte empiezan a caer.
Entre 1987 y 1991, en con la burbuja inmobiliaria en plena ebullición, Japón importó 9,000 millones de dólares en arte. Los bajos tipos de interés y el dinero barato originaron una increíble elevación de los precios que permitió a los especuladores invertir en arte. En 1990, Ryoei Saito, el presidente honorífico de Daishowa Paper Manufacturing Co, pagó lo que en ese momento fue el mayor precio que alcanzó una pintura. Compró el retrato del Dr. Gachet de Van Gogh por 82 millones de dólares. Pocos días después, gastó otros 78,1 millones de dólares por Au Moulin de la Galette, de the Renoir. Estas compras fueron la cumbre que alcanzó el mercado.
El Banco de Japón elevó los tipos de interés en 1989 para controlar la inflación. Los tipos subieron al 8 % en 1990 y se acabó la fiesta. La burbuja inmobiliaria detonó con fuerza y el mercado del arte siguió detrás. Muchos coleccionistas de arte entraron en quiebra, ya que el valor de sus obras no cubría lo que debían en préstamos.
Palabras clave: Sotheby's (BID) impressionist and modern art auction in New York
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