La mejora de la productividad en un mundo globalizado es cuestión de supervivencia; y la productividad está íntimamente ligada a la economía, y en particular a la economía de las economías emergentes. Conocer los complejos mecanismos que inciden en la competitividad de las empresas a nivel global, nos ayudará a tomar decisiones en nuestro ámbito local. En este post comentamos un artículo, The tigers that lost their roar, aparecido en “The Economist March 1st 2008”, que nos va a aportar unas jugosas lecciones sobre por qué triunfan unas economías y otras no. Bien, empecemos…
Es fácil olvidar, ahora que China e India están en plena ebullición, que hasta hace diez años las economías del sudeste asiático eran las regiones con el desarrollo económico más rápido del mundo, atrayendo la atención de los inversores de la que ahora disfrutan los dos gigantes. Singapur, Malasia, Filipinas, Tailandia e Indonesia habían cogido el testigo que dejó libre Japón mientras que se hundía en su interminable crisis financiera.
La región se recupera lentamente del infortunio económico que la asoló entre 1997 y 1998. Los tigres asiáticos sufrieron un “hard landing”, demostrando una vez más que los “aterrizajes suaves” no existen más que en la mente de personas que pertenecen a sectores interesados. El boom económico mundial de los últimos años ha propiciado que estas economías hayan disfrutado de un fuerte crecimiento económico. Sin embargo, un hecho demuestra que estas cinco economías no hayan alcanzado el nivel de desarrollo que casi todos esperaban de ellas. En efecto, estas economías se caracterizan por una ausencia casi notable de compañías de las denominadas “world-class”. La región tiene 570 millones de habitantes y ha tenido el mismo arranque económico que el resto de Asia. Sin embargo, ninguna marca comercial ha llegado al nivel de aceptación por el consumidor que han conseguido por ejemplo Sansung y LG en Corea del Sur. ¿Cómo es posible esta diferencia entre economías aparentemente similares? Veremos que la respuesta es muy interesante y debe tenerse en cuenta por economías como la española o las economías latinoamericanas más sólidas. ¿Por qué en estas economías no se han desarrollado modelos como la industria de semiconductores o AU Optronics que han prosperado en el pequeño Taiwan? ¿Dónde encontramos en los cinco “tigres” los equivalentes a Tata Steel, Rambaxy y Wipro que están conquistando el mundo? ¿O donde están los devoradores de mercados similares a los Huawei y Lenovo chinos? Si preguntamos a cualquier inversor en Nueva York o Londres (inversores de los de verdad) que nos citen empresas ubicadas en alguno de los cinco tigres, la respuesta probablemente no vaya mucho más allá de “Singapore Airlines”.
Según un libro reciente, publicado por el periodista Joe Studwell, el problema es que la actividad comercial en la región quedó trasnochada. Las empresas quedaron dirigidas por el patriarca de la familia y se falló en el relevo generacional. Estas firmas dejaron de ser competitivas cuando se agotaron sus íntimos contactos con los gobiernos. Si necesitaban tecnología, simplemente la compraban en el extranjero. Como resultado, no se desarrollaron compañías nativas con capacidad para producir servicios o productos de world-class. India, Corea del Sur y Taiwan, escaparon de la mediocreidad y llegaron a ser competitivas globalmente cuando desarrollaron su propia tecnología. Sólidas iniciativas industriales, como la industria del motor de Tailandia, prosperaron simplemente atrayendo inversión extranjera, pero el riesgo de cambiar de ubicación es muy importante.
¿Encuentran ustedes algún paralelismo con lo que ocurre ahora mismo en España o Latinoamérica?
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