Francia gusta de considerarse a sí misma como una excepción. Ocasionalmente hay indicios efímeros de que puede ser cierto. Compárese, por ejemplo, el abatimiento que sobre la economía está barriendo América y otros lugares contrastando con el beneficio estelar de las grandes compañías francesas. En las últimas semanas, compañías de primer nivel como ArcelorMittal, Total, L´Oreal, Suez y PSA Peugeot Citroën han informado de enormes beneficios en 2007 y estupendas perspectivas para este año. ¿Qué ha impulsado sus beneficios? A pesar de la reputación de Francia por la insularidad y el proteccionismo, el entusiasmo de sus grandes compañías viene de la globalización. Su proyección internacional las protege de la desaceleración de algunos mercados.
Algunas firmas francesas están frenando su producción en casa y cambiando la fabricación a lugares más baratos. Michelin (beneficios superiores al 35 %) y ArcelorMittal (superiores al 30 %) planean cerrar factorías francesas para mejorar su posición competitiva internacional. Como vemos, la relación entre competitividad y economías emergentes que tanto mencionamos en el blog tiene aquí otro ejemplo destacado. Lakshmi Mittal, presidente de ArcelorMittal, ha renunciado a las ayudas del gobierno francés para mantener abierta una factoría en la región de la Moselle. ArcelorMittal no desea mantener una planta que no es rentable independientemente de que haya o no ayudas estatales. Esto es lo que ocurre cuando una industria esencial como la del acero cae en manos extranjeras. Michelin también está actuando, pero lo hace más sutilmente. Está consolidando las más pequeñas de sus 32 factorías en Europa occidental (16 de ellas en Francia), pero los planes del simpático fabricante de neumáticos pasan por expandir su producción en un 60 % en México, Brasil, India y China.
Este post es un resumen de “Not so exceptional”, publicado en “The Economist March 1st 2008” y la imagen es una panorámica de la Exposición Universal de 1900 en París.
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